RECUERDO
DE MIGUEL PRIETO
por FERNANDO
BENÍTEZ
Miguel Prieto
fue uno de los exiliados republicanos españoles que enriquecieron
la cultura de nuestro país. Lo recuerdo con emoción. Era
un joven muy apuesto, de pequeño estatura, vivaz y de gran simpatía;
un pintor nada desdeñable pero sobre todo un diseñador genial
desde los primeros años de su estancia en México. Él
diseñó el formato de la inolvidable revista Romance,
el Canto general de Pablo Neruda, hoy convertido en una joya bibliográfica
muy difícil de obtener, las ediciones del primer Instituto Nacional
de Bellas Artes y también hizo hermosos dibujos para La Celestina.
Cuando se me
dio la oportunidad de hacer el suplemento México en la Cultura
del diario Novedades, el primer as que saqué de mi manga
fue Miguel Prieto. Su formato estaba de tal manera fuera de los cánones
que la imprenta del diario debió adaptarse con dificultad a su diseño.
Ya desde el primer número llarnó la atención de un
vasto público. Se trataba de un formato de gran elegancia, ligeramente
barroco.
Miguel se movía
en los talleres como un pez en el agua. Lo veo inclinado sobre las mesas
de plomo, corrigiendo las cabezas, las ilustraciones y textos. Muchas veces
él sugería los temas y cada número, durante más
de cinco años, causaba un efecto estético apreciado de los
lectores.
Por desgracia
enfermó de un cáncer generalizado. Su agonía fue lenta
y dolorosa, y nunca a pesar de las evidencias se creyó afectado
de cáncer.
Vaya este breve
apunte como un póstumo y tardío hornenaje a la memoria de
Miguel Prieto, iniciador del moderno diseño gráfico mexicano,
ahora que numerosos ejemplos de su obra tipográfica se resumen en
un libro.
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