EPOCA PREHISPANICA
Tiempos inmemoriales
Para las primeras
civilizaciones la belleza poseía un carácter sagrado, reflejaba
la presencia de las deidades en la tierra. Creían que la materia
y, sobretodo los minerales, habían sido creados por una inteligencia
superior, por una entidad divina. Hacia el año 4000 a.c., ya se
extraían la plata y el plomo, y mil años después,
se lograba conseguir bronce fundiendo minerales de estaño. Asombrados
por la naturaleza, los hombres buscaban el oro en el lecho de los ríos,
en la arena de los torrentes, o bien, después de la lluvia, en las
laderas de las montañas, brillando ante el sol como tesoros. Los
herreros de la antigüedad trabajaron con temperaturas sumamente elevadas,
al licuar los metales, podían vertirlos en moldes. En nuestros días
es posible contemplar piezas de fabricación egipcia, o extraordinarias
obras de artesanía en metal hechas en la India o en China.
Los hombres de la Grecia clásica consideraban que los metales
eran ocupados por genios volcánicos, los cuales tenían nombres.
Crisón, el oro; Argirón, la plata; Calcón, era el
dios oculto en el espíritu del bronce. Por su parte los chinos conceptualizaban
al cielo como principio masculino, a la tierra como el principio femenino
y, como enlace supremo, Venus era la estrella regidora de los metales.
En los primeros años de la humanidad, ésta no conoció
más que ocho metales: el oro, la plata, el cobre, el hierro, el
estaño, el plomo, el bismuto y el zinc. El mercurio, único
metal líquido a la temperatura ambiente, fue descubierto 300 años
a.C. En la actualidad, se encuentran clasificados como metales, en la Tabla
Periódica, aproximadamente el 67 por ciento de la totalidad de los
elementos.
La América precortesiana
El oro es un sol enterrado en la tierra. Para los hombres de Mesoamérica,
hablar con los dioses, era hablar con el mundo. Como la piel del cielo,
la piel del jaguar estaba cubierta de estrellas. Atraídos por un
imán irresistible, la luna y el sol se devoran la una al otro para
crear la noche y el día. La ascensión de la pirámide
era la ascensión hacia las divinidades. En el corazón del
planeta latía cada metal y la belleza no connotaba un carácter
utilitario. El Cinabrio (protosulfuro de mercurio) era el color para que
las pirámides brillaran ante la mirada de los dioses; extraerlo
era recibir los dones de la naturaleza, descender para buscarlo con Azadas,
Anzuelos, Hachas o Punzones implicaba el conocimiento de los tesoros que
guardaba la tierra.
La naturaleza hablaba. Al pasar, el río contaba sus secretos,
y los hombres lavaban las arenas para hallar el oro en forma de granos
solares, como doradas gotas caídas del cielo. Al repujar (labrar
con martillo) Penachos, Orejeras, Cascabeles, los antiguos mexicanos honraban
a las inteligencias supremas. Trabajar los metales implicaba la realización
de una ceremonia. Al adornarse de joyas, el sacerdote y la doncella adquirían
los poderes para representar a los dioses en la tierra. Lo sagrado no tenía
una vida secreta y la plata y el oro, el cobre y el estaño eran
excrecencias del cielo y de la tierra. Los hombres, en lugar de servirse
de ella, eran como los mayordomos de la tierra. Los metales eran tesoros
extraídos de las entrañas de un cuerpo vivo, es decir, siempre
eran preciosos, estaban cargados de religiosidad.
Por ejemplo, en las costas del Perú y en la parte norte del Ecuador,
hay datos que permiten aseverar que 500 años antes de nuestra era,
el oro ya se manejaba en el Perú y, por lo que respecta al Ecuador,
puede afirmarse que los metales se trataban y conocían desde el
siglo I de nuestra era. Las iniciales técnicas metalúrgicas
tocaron a Mesoamérica a través de las costas de Oaxaca, y
ampliaron sus ondas de influencia en lo que hoy conocemos como las regiones
de Guerrero y Michoacán.
Con antelación a la era cristiana, ya existían explotaciones
mineras en lo que actualmente se denomina distrito minero de Soyatal, en
la Sierra de Querétaro. Antiguos habitantes de esta tierra obtenían
allí la calcita (carbonato cálcico), el ya citado cinabrio
(protosulfuro de mercurio), además de la inquietante fluorita, la
plata y el plomo. Con denuedo, y apenas instrumentos de piedra, se excavaron
grandes socavones e inmensas galerías. Algunos de estos trabajos
se llevaron a cabo, con mucha intensidad, a partir del siglo IV a.C. con
una duración de casi 2000 años. América y Europa no
se habían encontrado, y aquí ya existían minas abiertas
en la región del Balsas ¿qué instrumentos se utilizaban
para tales trabajos en aquellos lejanos años? Se pueden mencionar
entre otros, los martillos de diorita o de andesita, con mangos de madera,
o bien se empleaban huesos excepcional y finamente afilados para extraer,
actividad sumamente minuciosa, los minerales más puros de las fisuras
de las rocas. También se inventaron y se aplicaron en la minería
precortesiana cucharas de barro, obsidiana en forma de navaja y resistentes
cuñas de madera para así romper la roca.
Es una aventura penetrar en las entrañas de la tierra. Nuestros
más viejos ancestros iluminaban los socavones, por medio de teas
de ocote y fibras vegetales untadas con resina. Trabajos casi heroicos
que requerían, para llevar los minerales a la superficie, de canastas,
cuerdas y bateas de barro. Dado el perfil ritual de estas sociedades, su
sentido religioso, su inclinación a intensas ceremonias, los metales
servían para crear joyas, colorantes, afeites y utensilios de uso
diario. Si la deidad principal era el sol en el centro del cielo, para
estos hombres, el oro era un fruto luminoso y un legado de la tierra. La
pasión por trabajar el oro fue una particularidad de los estados
que actualmente conforman Guerrero, Oaxaca y Michoacán. Si fue muy
arraigada la pasión por los metales, fueron múltiples las
técnicas para tratar con ellos: rebaje, abierto, corte, relleno
y torrefacción. Al que conocía los secretos para manipular
el oro y la plata era denominado teucuitlahua “el que tiene en su poder
la genuina excrecencia” y teucuitlapitzqui, “el que hace fundición
de la genuina excrecencia”.
EPOCA NUEVA ESPAÑA
Los aventureros
Al descubrirnos,
se descubrieron. Antes de ser tocada, América había sido
imaginada. Soñar es un privilegio de los hombres. Al cruzar la línea
invisible que separaba el Mare Nostrum del Mare Ignotum,
Cristóbal Colón se toparía con quienes jamás
había pensado: Los Otros hombres. El y sus marineros llegarían
en pos de las especias y de la Fuente de la Eterna Juventud, pero también
encontrarían El Dorado, es decir, los grandes yacimientos de plata
y oro que América ofrecía.
Tierras de la abundancia
Al descubrir América, los hombres que habían soñado
con las tierras de la abundancia, o que habían escuchado hablar,
en los distintos pueblos del Mediterráneo, de lugares tan fabulosos
como Cipango y Catay, alguna vez descritos por Marco Polo, se asombraron
de la extraordinaria potencialidad del Nuevo Mundo. La riqueza de lo que
más tarde sería México, y de otros lugares de América,
cambio el rostro de Europa. No fue fácil extraer tales riquezas,
requirió, en múltiples ocasiones, de gestas heroicas y otras
de actitudes arbitrarias. Mil años antes del encuentro con los europeos,
los antiguos mexicanos ya manejaban con sabiduría los metales preciosos
con los que establecieron una actitud simbólica. La conquista de
la Nueva España trajo, entre otras cosas, una avidez, en ocasiones
enfermiza, por el oro. Así, Hernán Cortés, sus huestes
y quienes les siguieron, expandieron su presencia por los territorios donde
había yacimientos mineros, especialmente los de plata y oro. Bástenos
recordar que el suplicio de Cuauhtémoc es producto de la fiebre
por los metales. Las primeras minas descubiertas se localizaron en
Zacatecas, en 1546, es a partir de ello que la minería se
vuelve el pilar económico de mayor importancia en la Nueva España.
En la Nueva España
Aunar voluntades, crear un tejido de relaciones productivas en torno
a un centro: la producción minera, fue el punto estratégico
de todo el periodo virreinal. En Nueva España, del siglo XVI, hasta
los años nodales de los siglos XVII y XVIII, el territorio de lo
que hoy es México se lleno de hombres dispuestos no sólo
a explorar las profundidades del subsuelo, sino a manejar bueyes y mulas.
Había que generar movimiento, que estos animales fueran la fuerza
motriz de molinos y trituradoras. También, bajo el sol o la lluvia,
a lo largo de llanuras, de bosques o escarpadas pendientes, servirían
para transportar víveres y materias primas. En medio de los valles,
junto a los ríos, surgirían regiones agrícolas y campos
de trigo para abastecer centros mineros. Hay que imaginar la laboriosidad
para extraer el carbón vegetal, imprescindible para mantener en
funcionamiento los hornos y así fundir el cobre y el estaño.
Nacerían, entonces, las haciendas, esenciales para la economía
del siglo XVIII, y antes, entre los años 1610 y 1630, fueron las
minas de Zacatecas las que alcanzaron los más elevados índices
de producción. El oro y la plata se acuñaron en monedas y
el empleo de la pólvora hizo aún más eficiente la
extracción de minerales. Había gambusinos, que no nada más
buscaban la sal, excelente substituto del azogue en la generación
de plata, que llegaba a ser casi 100% pura. Para 1777 se habría
de fundar el Real Tribunal de Minería que, a pocos meses de ser
instituido, prestó al rey de España la cantidad de 300,000
pesos para la fabricación de dos navíos de guerra. Federico
Sonneschmid, a la sazón el más prestigioso minero alemán,
escribiría en su Tratado de Amalgamación en Nueva España:
“Vine a enseñar y salí aprendiéndo”.
Las primeras exploraciones mineras
Las primeras exploraciones mineras en México datan del siglo
XVI, con el empleo de métodos basados en el conocimiento y las técnicas
que entonces eran corrientes en Europa. De llegar a topar con una veta,
explotaban la mina hasta que se agotaba y entonces la abandonaban, pues
nadie sabía si en las regiones vecinas podrían o no existir
nuevos depósitos que bastarán para compensar las erogaciones
requeridas para cavar al azar nuevos tiros, o para prolongar galerías
ya existentes. Quienes se arriesgaban a hacerlo, lo hacían pensando
que participaban en una lotería, jugando a la cual habían
visto ganar grandes premios: el Conde de Valenciana dio con la mina de
plata más rica que ha llegado a existir en el mundo (la famosa mina
La Valenciana), el Conde de Regla vio coronadas sus expectativas por el
éxito de las exploraciones emprendidas en la región de Pachuca
y Don José de Laborda se topó con un rico filón en
una abandonada mina zacatecana.
Desde el Imperio
Carlos III trazó un vasto plan para llevar técnicos y
expertos que promovieran la minería en la Nueva España. Así
pues, el 1 de julio de 1776, se originó una Real Cédula por
medio de la cual se ordenó la erección en México de
un Real Tribunal General de la Minería, autorizado para crear
un banco de avíos cuyos fondos deberían ser aplicados al
fomento de las minas y el sostenimiento de un Colegio Metálico.
Pioneros
Fue el importante jurisconsulto don Francisco Javier de Gamboa (1717-1794)
quien comprendió que era necesaria una revisión del estado
en que se hallaba la industria minera de la Nueva España, desde
el punto de vista histórico, científico, legal y jurídico.
Este importante personaje escribió sus Comentarios a las Ordenanzas
de Minas (1761) que son un verdadero tratado histórico y técnico
de la minería y del beneficio de los metales. Ello permitió
que, para 1774, los propietarios de minas de la Nueva España solicitaran,
para su mejor organización, que se creará un Tribunal
de Minería. Pidieron, además, que se fundará en
la ciudad de México un Colegio o Seminario Metálico con el
propósito de preparar individuos para el laboreo de las minas, así
como el beneficio de los metales, sobre todo para que los minerales pobres
que de ordinario eran desechados, pudiesen ser aprovechados y que, en el
beneficio de la plata, el empleo de mejores métodos, disminuyese
su desperdicio.
EPOCA VIRREYNATO
El siglo XVIII, auge intelectual y auge minero
Difícil
y lleno de retos, a caballo entre dos sugestivos hitos del pensamiento
occidental, dando un salto de la alquimia a la química, llevando
como herencia, del siglo anterior la monumental soberanía de Sor
Juana Inés de la Cruz o el afán de ilustración y altura
renacentista de Don Carlos de Sigüenza y Góngora, y las aventuras
de un pionero de la literatura dramática mexicana, Don Juan Ruiz
de Alarcón, el siglo XVIII marca el gran progreso de la minería
y las actividades agrícolas, el carácter luminario de la
corte, en Nueva España, y el abandono de las poblaciones lejanas
a la capital. El siglo XVIII, en el que la filosofía y la ciencia
estuvieron en el centro de las preocupaciones intelectuales; Francia influiría
en los estilos de sentir y de vestir. La aristocracia peninsular acentuaría
su dominio sobre los criollos, se perfeccionaría la acuñación
de monedas y la platería iba a pasar por un período de excepcional
progreso. Más de 3,000 minas, sólo en Zacatecas, se hallarían
en plena producción. Se pondrían en marcha otros usos para
los metales, piénsese en la petrolería, en la herrería
y en la fabricación de campanas. Minas de azogue serían halladas
en Guadalajara y San Luis Potosí. Carlos III promovería reformas
que reactivarían la industria minera y, sobre todo, Nueva España
contaría con la presencia de intelectuales y hombres de ciencia
de la estatura de Fausto de Elhuyar, en primer término e, inmediatamente
después, con Don Andrés Manuel del Río. De rara inteligencia,
con un claro sentido del desarrollo americano y europeo en lo tocante a
la minería y, más que nada, un hombre profundamente estudioso,
y con una excelente percepción de los requerimientos de la minería
mexicana durante el siglo XVIII. Habiendo estudiado en París, Fausto
de Elhuyar, quién nació en Logroño, España,
y antes de cumplir los 20 años ya dictaba cátedra de minería
en el Seminario de Vergara, en su país natal, viajó a Friburgo,
ciudad que en aquel entonces era fundamental para la minería del
continente europeo. Fue el propio gobierno de España quien le envió
a recorrer las principales poblaciones de Europa, con el propósito
de que Elhuyar aprendiera lo más posible de las novedosas técnicas
de amalgamación. No había cumplido los 30 años, cuando
Elhuyar obtuvo gracias a sus intensos estudios y trabajos, el ácido
wolfrámico en estado de pureza (wolframio es el nombre técnico
del tungesteno). Apenas contrajo matrimonio, Fausto de Elhuyar recibió
el nombramiento de director general del Real Cuerpo de Minería de
México. Entre sus obras cabe destacar Indagaciones sobre la amonedación
en Nueva España. Otro contemporáneo de Elhuyar y que,
junto a él, formaría generaciones de científicos mexicanos
sería Don Andrés Manuel del Río, personaje de norme
interés y que descubrió el vanadio (extraño elemento
que puede encontrarse mezclado con algunos minerales, como la banadinita
y la tescloizita, y el cual es reducido a un polvo gris-blanco y metálico).
El siglo XVIII intelectual, científico y técnico, auge de
ideas y auge material. La mina de la Valenciana produciría más
que todas las minas de Bolivia y del Perú. Siglo de concentración
de la riqueza, y que traería esplendor a las ciudades, en Guanajuato
se levantarían los templos de San Diego y La Valenciana. En Taxco,
Santa Prisca sería erigida por mandato de José de la Borda,
un rico minero, quien patrocino dicha edificación, ejemplo mayor
del estilo churrigueresco (los retablos del interior se cubrieron totalmente
de fina hoja de oro). Paradójicamente, en el horizonte político
y social aparecerían los primeros signos del movimiento de independencia.
EPOCA INVERSION EXTRANJERA
La independencia
Año de
convulsiones, 1821, es el fin de unos tiempos, y el comienzo de otros.
Búsqueda de un modelo original para un país que regresaba
a sus orígenes para entrar en el universo de nuevas instituciones.
El combate no sólo era entre fracciones distintas sino entre ideas
distintas. Primero la lucha entre monárquicos y republicanos, después
entre centralistas y federalistas. La economía habría de
atravesar por un largo vacío que, como es de suponerse, incluía
a la minería. Si bien, los objetos de metal no iban a manufacturarse
en tierras de la joven nación, cientos de casas se llenarían
de preciosidades en metal traídas de los más curiosos lugares
del orbe. Suntuarias, conmemorativas, o sencillamente caprichosas, las
preciosidades del metal forman ya una parte inevitable de nuestro pasado,
y de nuestro presente. La metalurgia despertaría de este letargo
hacia mediados del siglo XIX.
El Porfiriato, la Revolución, y el principio de la modernidad
La revolución fue el descubrimiento de un país que, incluso
para los propios mexicanos, era desconocido. Vasto y diverso, rico en diferencias
y culturas y, al mismo tiempo lleno de semejanzas. A lo largo de los 30
años de paz porfiriana, la industria minera cambio de rostros, fue
del centro al extremo norte: Mulegé, Cananea, Monclova, etc. En
1910, la producción de plata impuso una cifra excepcional: 2,300,000
kgs. Unos años antes la fundidora de hierro y acero de Monterrey
llegaba a las 300 toneladas de fierro. Anécdota relevante: creyendo
encontrar la ruta de la plata, Vázquez del Mercado, descubridor
del cerro del Mercado padecería una frustración gravísima
al percatarse de que su magnifico cerro era, diríase literalmente
de puro hierro. Al avanzar la industrialización, en el porfiriato,
a la tradicional productividad de oro y de plata, se añadiría
la de plomo, carbón, mercurio, zinc, antimonio, etc. A pesar del
crecimiento minero el país padecía grandes contradicciones
de carácter social y las huelgas de 1906, de Cananea, en el ramo
minero, y la de Río Blanco, en la industria textil, serían
dos avisos de la inminente revuelta. Multitud de mineros se unirían
al estallido y se provocaría una evidente disminución de
la productividad minera. El regimen de Don Porfirio Díaz, de perfil
liberalista, convoco a la inversión privada y extranjera, mayoritariamente
francesa, norteamericana e inglesa. Con el advenimiento de la Constitución
de 1917, habría un cambio de rumbo: el artículo 27 pondría
el énfasis en que “corresponde a la nación el dominio directo
de todos los minerales o substancias que en vetas, mantos, masas o yacimientos
cuya naturaleza sea distinta de los componentes de los terrenos”. La Constitución
de 1917 generaría nerviosismo entre los inversionistas extranjeros
que eran mayoritarios en los rubros de la minería y del petróleo.
Sin embargo, para 1923, se llevaron a efecto las Conferencias de Bucareli,
entre México y Estados Unidos, en ellas se estableció el
acuerdo de que no habría retroactividad en el artículo 27;
se realizaron las negociaciones para atender reclamaciones e indemnizaciones.
Por su parte, el gobierno de México adquirió reconocimiento
internacional y, obviamente, estuvo en condiciones de iniciar la reconstrucción
económica. Bajo las leyes fundadas en 1917, la actividad fue muy
intensa en lo tocante al beneficio de la plata, el cobre y el plomo. Empero,
por efectos de la gran depresión de 1928, en la industria de la
plata hubo cierres y despidos. En el gobierno del General Lázaro
Cárdenas se ofrecieron garantías adecuadas para el inversionista
nacional, y sería 1935 el año de fundación de la Compañía
Nacional Financiera y de Crédito Minero, S.A. Si bien la nacionalización
de la industria petrolera traería como consecuencia el bloqueo internacional,
ello también sentaría las bases de un desarrollo más
pleno. ¿Cuál sería, entre otros rasgos, lo esencial
de tal desarrollo? Estimular las exportaciones mineras, petroleras, agrícolas.
Pese a los problemas del mercado mundial, la minería y el petróleo
vendrían a ser claves para la nación. En 1961 se extendería,
haciendo más atractiva la inversión extranjera, una nueva
ley minera. Todo cambio, toda transición comprende duplicar y clarificar
esfuerzos, del Porfiriato a los regímenes posrevolucionarios, México
dio un salto cualitativo.
EPOCA CONTEMPORANEA
Nuestros días
Los países
son el resultado del esfuerzo y del ejercicio pleno y consciente de sus
potencialidades. Hoy se sabe que el liderazgo comienza por casa y, al abrirse
el panorama del siglo XXI, México está en una posición
privilegiada para regresar, por la inteligencia y el esfuerzo de su gente,
a los primerísimos planos de la minería y de la metalurgia
a escala mundial. Es imprescindible aprovechar la coyuntura, apenas el
20% del potencial minero del país ha sido explotado. Los documentos
permiten llegar a la afirmación: solamente la quinta parte de la
población del mundo, y que habita en los países más
avanzados, aprovecha las maravillas de los minerales. Algunos países
de Europa padecen ciertos problemas respecto a sus reservas. En Asia, el
Japón importa casi todos los minerales y metales que, hoy por hoy,
emplea. Por otra parte, la mayoría de las reservas en minerales
pueden hallarse en los países que, como México, se han colocado
en el arranque de un desarrollo sostenido. Seguido por los Estados Unidos,
México es el principal productor de plata en el orbe.
A partir del inicio de los años 90, las inversiones en la minería
mexicana alcanzaron los 2,100 millones de pesos. Entre canadienses, mexicanos
y norteamericanos, durante la misma década, se manifestó
un interés para proyectar en México más de 100 empresas
dedicadas a la minería. Nuevas inversiones han incrementado la producción
de hierro, fosfato, potasio y sulfuro. Para 1995, México había
subido de la posición número 19 a la posición 17 en
lo que se refiere a la producción de oro, siendo los estados de
Sonora, Durango, Guanajuato y Baja California quienes detentan el liderazgo
en producción, sin dejar de lado el ascenso que ha mostrado la producción
de plata.
Ya existe el Programa Nacional de la Modernización de la Minería
de 1990-1994, con el cual se han pretendido lograr los siguientes puntos:
seguridad jurídica, desregulación económica y simplificación
administrativa. En un marco de retso, el principio de milenio puede convertirse
en el principio de una nueva abundancia gracias a la explotación
razonada de los minerales y metales.
Modesto Bargalló: un pionero del siglo XX
El mundo es para los pioneros, para los hombres que, tomando un riesgo,
en cualquier orden de la vida, se atreven a pensar por sí mismos.
Aventurero científico e intelectual Modesto Bargalló nacido
en Cataluña, España, en 1894, y muerto en la ciudad de México
81 años después, fue un químico, físico y naturalista
de sólido prestigio. Sin duda Modesto Bargalló ha sido uno
de los más grandes estudiosos de la minería y de la metalurgia.
Hombre de experiencia vital y libresca, publicó libros de gran importancia.
La minería y la metalurgia en la América española
durante la época colonial (1955), Las ferrerías en
los primeros años del México independiente (1965), Andrés
Manuel del Río y su obra científica (1966). Fue un excepcional
maestro y en la hora actual sus viejos alumnos del Instituto Politécnico
Nacional, lo recuerdan por su providad moral e intelectual.
La América argentífera
Se estimaba
que en el siglo XVI, en toda Europa había, no más de 87,000
kg. De oro y 30,150 mil de kg. De plata. El descubrimiento de la gran América
y sus venas argentíferas sorprendieron al mundo y giraron la moneda
de al suerte. Para el siglo XVI, el Nuevo Mundo ofrendaba a sus conquistadores
casi 700 millones de onzas de plata, aproximadamente la quinta parte de
la producción histórica mundial de plata.
Hablando en plata
México ha producido entre los siglos XIX y XX, 6,966 millones
de onzas de plata, cantidad mayor a toda la producción mundial hasta
el siglo XV. Sólo hasta 1991, produjo el 23.7 por ciento de toda
la producción histórica universal, colocándose así
en el primer productor de plata. Hidalgo del Parral, Chihuahua y Mineral
de Pachuca, en Hidalgo, han sobrepasado la producción de un billón
de onzas Troy.
DEL REAL SEMINARIO DE MINERIA
El Plan Original
Don Joaquín
Velázquez Cárdenas y Don Juan Lucas de Lasaga fueron quienes
prepararon un primer proyecto para la organización de un colegio
que debería ser dirigido por un hombre sabio en las matemáticas
y en la física experimental. En tal colegio se enseñarían
aritmética, geometría, trigonometría y álgebra,
así como hidrostática e hidráulica, areometría
(ventilación de las minas) y pirotecnia (manejo de los explosivos
en las minas). También se impartirían cursos de química,
mineralogía y metalurgia, es decir, lo relacionado al azogue, propio
de nuestra América. También se incluirían lecciones
de dibujo.
Desde Europa: Nuevas actitudes científicas
En el continente europeo, los filósofos sostenían que
el adelanto en las ciencias debía ser buscado por el camino del
experimento. Las matemáticas, la mecánica, la física
y la electricidad, hacía el siglo XVIII, habían progresado
muchísimo. Los hombres de saber llegaban a la conclusión
de que las ciencias naturales y la filosofía natural eran las partes
más substanciales del conocimiento. Newton y Darwin le habían
dado al hombre un novedoso lugar en el universo, haciéndole sentir
que la mente humana era independiente de cualquier autoridad, y que los
hombres podrían, por su esfuerzo propio ser capaces de progresar,
de perfeccionarse y de ser dueños de sus destinos. Llegaba la hora
del poder de la razón.
La Enciclopedia, de Denis Diderot, publicada entre 1751 y 1777,
configuró una nueva actitud frente al pensamiento filosófico
y científico. Los lugares de enseñanza, como el Real Seminario
de Minería, en la ciudad de México estarían sustentados
en una educación menos metafísica y escolástica, y
más positiva, con base observacional y experimental. Además,
las nuevas ciencias cultivaban la economía política. El propósito:
averiguar cuáles eran las causas y los obstáculos que se
oponían al aumento de la riqueza material. El Real Seminario de
Minería formaría parte de una política de fomento
a la instrucción popular, basada en las más modernas concepciones
científicas y filosóficas de la época.
El Real Seminario de Minería
El 1 de enero de 1792 es una fecha significativa para la industria minera
de nuestro país, dado que se funda el Real Seminario de Minería,
Colegio Metálico, o Colegio de Minería, cuya misión
consistía en formar técnicos facultativos de la minería
y de la metalurgia, fomentando así la industria minera de la Nueva
España. En 1867, la mencionada institución fue transformada
en Escuela de Ingenieros. Allí, además de las antiguas carreras
de minero y metalurgista, se empezaron a impartir las de ingeniero, con
las designaciones de mecánico, civil, topógrafo, hidromensor,
geógrafo e hidrógrafo.
El Colegio de Minería tenía 25 lugares para hijos de mineros
españoles pobres, o de indios caciques, también daba instrucción
gratuita a cuantos jóvenes la solicitasen. El Colegio tenía
montadas máquinas de las usadas para las operaciones de la minería,
destinadas a que los estudiantes se ejercitarán en su manejo. Los
colegiales eran llevados por sus maestros a las minas para que se ejercitaran
en ellas. Después de terminar su carrera, la cual era de 2 años,
debían pasar igual tiempo en las minas para hacer en ellas su práctica.
De resultar satisfactoria, se hacían acreedores al título
de Peritos Facultativos de Minas Beneficiadoras de Metales.
El Famoso Método de Patio
De origen sevillano,
hombre sorprendido por las maravillas de un continente apenas descubierto,
Bartolomé de Medina, de extraordinaria inteligencia, capaz de transformar
las circunstancias adversas y darles un rumbo positivo, fue el precursor,
en 1555, del Método de Patio, un sistema de amalgamación
cuyas raíces se remontaban a la alquimia medieval y a las formas
de explotación minera acostumbradas por griegos y romanos. El Método
de Patio, iniciado por Medina en la antigua ciudad de Pachuca, redujo
considerablemente los costos y, a su vez, aplicándolo se lograban
beneficios de metales de ley media o baja.
Extraído el metal, se transportaba a las haciendas, las cuales
se encontraban, por lo común, cerca de abundantes corrientes de
agua, lo que permitía la puesta en marcha de molinos propulsores.
En su extraordinario libro México de oro y plata, el catedrático
José de Ruiz esparza nos habla de que, “en términos actuales
se puede decir que el sistema de patio consiste en moliendas de las menas
de plata con mazos o morteros y completando la pulverización en
molinos o arrastres, amasada con los pies o por las bestias, la masa molida,
humedecida, en mezcla con sal, mercurio y generalmente pintas de cobre
(magistral) que actuaban como catalizador en tortas extendidas sobre el
piso de patio abierto o de cobertizo; lavado con agua en tinas provistas
de molinillo agitador para separar la amalgama de plata por calentamiento;
y por último, desazogando o destilación de la amalgama, generalmente
en aparatos llamados capellinas, con el propósito de liberar la
plata y recuperar parte del mercurio.” Es notorio que, para su éxito
total, el Método de patio dependía de condiciones
favorables por lo que al clima respecta. El proceso podía llevar
de dos semanas a dos meses. Una desventaja del importante sistema arriba
descrito, era su natural necesidad de azogue, que era traído por
barcos a nuestro continente. Tales barcos eran con frecuencia asaltados,
en mitad del océano, por piratas.
Mineros: Hombres iluminando las profundidades de la tierra
Anónimos, individuos que se arriesgaban por alcanzar la riqueza,
a veces trabajando hasta 18 horas diarias, o con el agua hasta la cintura,
sufriendo la “ponzoña mercurial”, enfermedad que atacaba las articulaciones
de los mineros que tenían un excesivo contacto con el mercurio.
Los primeros mineros mexicanos descendían a los yacimientos y llevaban
a cabo la extracción al mismo tiempo que desaguaban las minas. Aquél,
no era tan sólo un trabajo manual, dado que las técnicas
eran rudimentarias (no se acudía a la geometría, ni se consideraba
el uso de la brújula) la intuición era preponderante
y aquéllos mineros mexicanos seleccionaban los metales y los transportaban
hacia la superficie. En múltiples ocasiones, después de los
100 metros de profundidad, a causa de las inundaciones era obligado abandonar
las minas. Por ejemplo, en la ciudad de Pachuca, los iniciales trabajos
mineros se realizaron a cielo abierto. Fuertes y decididos, en Taxco, nuestros
precursores de la minería abrieron el socavón de Cortés;
corría el siglo XVI, y hay testimonios de que alcanzaba los 90 metros
de largo, y un hombre, montado en su caballo podía penetrar en él.
En ese siglo, el sueldo de los mineros mexicanos era tres veces superior
al de los mineros de España. Los más expertos en el dominio
de su trabajo eran conocidos como barreteros, dado que empleaban
barretas para extraer los metales, y ellos mismos, ayudados por peones
que iluminaban el interior de las minas y les llevaban el alimento, eran
los que abrían otros túneles, otras conexiones. Estos mineros
trabajaban a muy altas temperaturas, excesivos el calor y el frío
y, en infinidad de ocasiones, bajaban y subían escaleras de mil
o más peldaños.
De re metallica, de Georgii Agrícola
Publicado en
1621, este valioso libro, uno de los primeros tratados escritos sobre metalurgia,
contiene varias dedicatorias a varios príncipes alemanes y versos
laudatorios de Jorge Fabricio que preceden al texto fechados en los años
1550 y 1551 respectivamente. Esto es importante señalarlo porque
precisamente por esos años comenzaba la explotación minera
en la Nueva España, razón por la cual las descripciones de
Agrícola sobre las técnicas y procedimientos de metalurgia
influyeron en la minería del Nuevo Mundo, acrecentando el valor
documental del De Re Metallica.
En el prólogo, redactado en un elegantísimo latín,
el autor comenta las ventajas de la minería para acrecentar las
riquezas de los príncipes a quienes dedica la obra, asegura que
todavía en sus tiempos hay más riquezas escondidas bajo la
tierra que las que se pueden crear o encontrar sobre la tierra. Compuesto
por doce libros o secciones, en el primer libro refuta algunas opiniones
contrarias a los metales o a la industria metalúrgica; en el segundo
y tercero, Agrícola informa al metalúrgico ampliamente sobre
cómo encontrar las venas o filones y de sus ramificaciones; el cuarto
da razón del método para medirlas y describe las principales
tareas del metalúrgico; el quinto señala la técnica
para la excavación de las venas y la técnica empleada para
medirlas; el sexto describe los instrumentos y máquinas propias
de la metalurgia; el séptimo habla acerca de las pruebas a las venas;
el libro décimo instruye a los interesados en la metalurgia sobre
el método para separar el oro de la plata y el plomo; el onceavo
señala los procedimientos para separar el oro del hierro o del bronce,
y, por último, el doceavo libro, describe los pasos para hacer sal,
nitro, azufre, betún, tinturas para calzado, vidrio, etcétera.
¿Qué son los minerales?
Hay que afirmar
que son cuerpos formados a través de largos y complejos procesos
inórgánicos de la naturaleza. Poseen una composición
química extraordinariamente definida, si se han formado en condiciones
apropiadas tendrán siempre una estructura molecular característica,
la cual puede notarse dado sus tonos cristalinos, así como otras
propiedades físicas. Si pensamos en los minerales, resulta muy propio
comprender que un mineral es aquella substancia inorgánica y susceptible
de ser extraida de la tierra para su utilización. Piénsese
en las rocas, en cualesquiera de los metales, el carbón, el petróleo
y el gas. Como es claro, los minerales deben tener una composición
que sea expresable por medio de una fórmula química.
¿Qué son los metales?
Sin duda alguna, podemos decir que son substancias evidentemente opacas
y fusibles; hay que advertir que resultan muy buenos conductores de electricidad
y que se caracterizan por un brillo metálico. Casi todos vienen
a ser maleables y pesados. Absolutamente todos, salvo el mercurio, son
sólidos si se encuentran a temperaturas ordinarias.
La metalurgia
Ciencia inmemorial y arte insustituible de preparar, para su empleo,
a los metales que provienen de las minas, haciendo la separación
de su composición química o de sus mezclas mecánicas.
Como su nombre lo indica, la metalurgia implica los diversos procesos de
fundición, amalgamación, refinación, electrolítica,
etc. Es básico señalar que la metalurgia es una actividad
que se ocupa de la producción de materiales metálicos crudos.
La metalurgia y sus procesos
La historia del hombre, es la historia de quien aprende a transformarse
a sí mismo y busca una relación responsable con la naturaleza.
Desde los tiempos iniciales, el hombre ha establecido con los metales un
camino de búsqueda y de encuentro, de ciencia, arte, trabajo y perseverancia.
Así, ha inventado procesos y técnicas para conquistar la
riqueza del subsuelo. La voluntad y la imaginación han sido vitales
para hallar procesos adecuados en el beneficio de cada metal. Por citar
sólo cuatro ejemplos, sin embargo esenciales, el hombre ha creado
La Amalgamación, que es el procedimiento según el
cual se recuperan el oro y la plata contenidos en un mineral molido, a
partir de su aleación con mercurio, para después separarla
por sublimación. Otro importante ejemplo vendría a ser La
Electrólisis, que es el acto o proceso de descomposición
química por efecto de una corriente eléctrica; o La Refinación,
que en la metalurgia significa deshacerse de las impurezas de los materiales.
No podemos dejar de citar La Fundición, que es el
establecimiento donde los metales son fundidos.
La revolución tecnológica trajo consigo aportaciones que,
en la actualidad, han transformado y hecho eficientes los procedimientos
metalúrgicos más diversos. Pongamos el caso de La Cianuración,
que se aplica en la extracción del oro y de la plata que se encuentran
altamente concentrados en diversos minerales, o bien finamente molidos.
Se ponen, entonces, soluciones en extremo equilibradas de cianuro de sodio,
o de potasio. Ya disueltos, la plata y el oro se depositan sobre tiras
o polvo de zinc metálico. Después se lavan y funden produciendo
las hermosas barras Doré. Otro procedimiento es La Clasificación,
su nombre lo indica, es clasificar, por diferentes tamaños, mineral
molido. Vayamos adelante y hablemos de La Sedimentación,
ésta hace referencia al material de roca que no se ha consolidado,
o que se encuentra fragmentado. Tal material viene a ser transportado y
depositado, de manera muy fina, en capas, o en las llamadas estratificaciones.
Otro proceso extraordinariamente puntual es La Molienda, por ella
debe entenderse el grado de conminución del mineral ya molido. Por
lo común, se expresa en el porcentaje que pasa por determinadas
mallas en términos de pulgadas cuadradas. Y, por último,
porque no hablar de La Flotación, ésta se basa en
los principios de tensión química y coloidal, y otros relacionados,
para separar minerales de la ganga que los contiene, haciéndolos
flotar en burbujas de aire hasta derramarlos como concentrados para su
realización.

Ofelia Murrieta: Ritos antiguos, señales del pasado
La presente exposición se trabajo a partir de fotografías
y otros materiales gráficos de distintos sitios con pinturas rupestres
del estado de Sonora y de Baja California. De estos lugares se tomaron
imágenes representativas y, con ellas, se realizaron pequeñas
piezas de plata montadas dentro de vitrinas que reproducen de manera libre
y, en una reinterpretación lúdica, el entorno de donde fueron
tomadas. Las piezas corresponden a figuras humanas, otras tantas a representaciones
zoomórficas y algunas más presentan motivos abstractos, astronómicos
y fitomorfos.
Platera, poeta y artista; Ofelia Murrieta nace en Sonora y radica en
México, D.F. desde 1967. Sus raíces provienen de la naturaleza,
del dialogo que se establece entre el viento y los trigales del valle del
Yaqui, lugar de chamanes donde aprende a amar la soledad, por mano de sus
abuelos. La búsqueda de Ofelia Murrieta, tanto en los materiales,
como en los temas se encuentra ligada a la pregunta de ¿Cómo
se construye la identidad?
Los metales: arte y artesanía
La civilización
no podría existir si perdiera el sentido de lo bello, porque la
belleza es una de las más altas formas de la inteligencia. En la
historia de México, los metales han estado ligados al espíritu
de nuestra cultura, es decir, a nuestro temperamento y visión del
mundo. Los metales forman parte esencial de los eventos sociales y los
estilos de vida; en la indumentaria y en los accesorios para el arreglo
personal: alhajeros, charolas de plata repujada, medallas troqueladas,
o vestidos con bordados de hilo metálico. Combinando la fuerza con
la sutileza, la hermosura con la funcionalidad, La Filigrana es
la intensa, pero fecunda manera de unir, en un tejido único y esplendoroso,
los hilos de oro y de plata. Es una técnica que tuvo su origen en
la ancestral sociedad china y tocó las playas de nuestro país
a través de la formidable Nao de China. Fueron también orfebres
chinos quienes la enseñaron a orfebres mexicanos. Esa fínisima
técnica alcanzó su mayor auge en el siglo XVIII. Ha sido
tal su influencia que en Oaxaca y Chiapas se practica con indudable destreza
y resulta asombrosa para propios y extraños.
La técnica, palabra cuyas raíces se remontan a la antigua
Grecia, Techné, significa la búsqueda y conquista de la perfección.
En México, país de artistas y artesanos, además de
la filigrana, se ha empleado El Dorado, que se basa en cubrir la
superficie de los objetos de metal, de porcelana o de madera, con una capa
de oro y así darles mayor realce y luzcan ante las miradas. Curiosamente,
la plata es el metal que se dora con más facilidad. Son variados
los métodos para dorar: Por aplicación, como su nombre
lo indica, se basa en aplicar hojas de oro sobre la pieza o piezas seleccionadas.
Este método es muy frecuente para dorar esculturas, barandales o
marcos de madera. El Dorado a Fuego, resulta en extremo útil
para dorar condecoraciones, se aplica en México desde principios
del siglo pasado. Es la mezcla de oro, mercurio y cianuro, se adhiere por
medio de intenso calor y se enfría al vacío, con una
campana de cristal impidiendo la entrada del aire. El Dorado por Inmersión,
se conseguía al sumergir las piezas en diluciones salúricas
de oro, cianuro y amoníaco. En la actualidad es excelente para dorar
el interior de los objetos. El Dorado por Electrólisis, la pieza
o piezas son sumergidas en una tina de peltre, cuyo contenido es una dilución
de oro, cianuro y agua. Para que el oro se adhiera se emplea, en directo,
energía eléctrica.
Otras técnicas también fueron desarrolladas por nuestros
artesanos entre las que cabe resaltar El Repujado,el cual se ejecuta con
martillo y cincel, con tales instrumentos se golpean planchas metálicas.
El propósito: lograr figuras en relieve. Este procedimiento es muy
adecuado en un metal como la plata, de hecho, hay extraordinarios ejemplos
de este tipo de trabajo. Otra técnica es El Troquelado, idóneo
en la acuñación de monedas, ¿cómo funciona?
Se emplea un molde de acero, conocido como troquel, en el que previamente
se han grabado perfiles, dibujos o leyendas. Acto seguido, se utiliza una
máquina que funciona como una prensa. Así, tales perfile,
leyendas y dibujos quedan impresos en una lámina metálica.
Dado su carácter de producción en serie, no sólo se
aplica a las monedas, con este sistema es posible hacer bandejas, cubiertos
y otros objetos de metal. Dos técnicas con las que se pueden obtener
objetos útiles y, al mismo tiempo, ornamentales son El Forjado,
el cual es un sistema para el trabajo con los metales cuya función
es moldearlos a partir del martilleo, así como de sucesivos y periódicos
enfriamientos y calentamientos. Las planchas y las armaduras se logran
empleando esta técnica. Por su parte El Calado puede aplicarse
no sólo a los metales, también a la madera. Consiste para
los primeros, en penetrarlo y cortarlos con troqueles, cinceles y barrenas,
de tal manera que, a base de oquedades, van dibujándose en el metal
figuras de la más diversa índole: pájaros, águilas,
felinos, o bien, elementos de carácter vegetal. Así se realizaban,
en Nueva España, los famosos estribos de cruz, de uso tan común
en la etapa Virreinal.
La riqueza como resultado del esfuerzo
La riqueza de la naturaleza no es algo que sólo se encuentra,
es imprescindible crear los medios tecnológicos para explotarla
con racionalidad. México ha sido un país privilegiado en
cuanto a su dotación de recursos naturales. En el siglo XVI, no
pasaron más de 30 años desde la llegada de los españoles
para que se emprendiera la explotación minera. Es y fue inusitada
la riqueza de México en lo que se refiere a oro, plata y cobre.
Las primeras minas que se trabajaron fueron las de Pachuca, Taxco y, más
adelante, las de Zacatecas y Guanajuato. Sin embargo, es conveniente recordar
que el hierro, el cobre, el plomo y el estaño no se explotaron con
precisión y sistemáticamente porque el país carecía
de una tecnología adecuada. Los metales requeridos para la elaboración
de piezas que no fueran de oro o de plata eran importadas de España.
Fue hasta el siglo XIX cuando México principió una faceta
de industrialización y un crecimiento importante en lo que
respecta al beneficio de los metales, aún cuando ya había
sido descubierto el cerro del Mercado, en el estado de Durango, con una
indudable riqueza de hierro.
A lo largo del gobierno del general Porfirio Díaz, y a través
de capitales franceses y norteamericanos, se llevó a cabo la explotación
de las minas de cobre de Mulegé, en Baja California, así
como en Nacozari y Cananea, todo lo cual habría de satisfacer las
necesidades de la industria eléctrica.
Los metales y el trabajo
Para crear el mundo es imprescindible, en primer término, imaginarlo.
El desarrollo es producto de un esfuerzo, equilibrado, constante. El hombre
inventó el trabajo y, a su vez, el trabajo ha transformado la condición
humana. La historia de México está íntimamente ligada
al empleo de instrumentos de metal. Por ejemplo, en las tareas del campo
es común el uso de azadones, machetes, arados y tractores. En nuestro
país, una tradición arraigada a las faenas rurales es la
charrería. Son notorios los trajes y sombreros bordados, las botonaduras
de plata y las espuelas de acero o hierro forjado. La silla de montar está
elaborada con múltiples elementos metálicos que forman parte
del estribo, la brida y, por ejemplo, la cabezada. La manga, como los estribos
en cruz, se fabrican a base de hierro forjado y calado.
Casa de Moneda
Los grandes
acontecimientos de la historia comienzan cuando los hombres se reconocen
e intercambian sus respectivas formas de vivir y reinventar, todos los
días, sus estilos de pensar, de sentir y de crear sus sociedades.
En un principio, no había monedas con un valor fijo y el intercambio
de enseres y mercancías se llevaba a cabo por medio del trueque.
Más adelante, al ensancharse el mundo con el contacto de las diversas
y ricas culturas de nuestro planeta fue imprescindible establecer valores
fijos. En Asia y Europa, con el propósito de realizar transacciones
comerciales se emplearon cereales. En la América prehispánica
se extendió el uso del cacao y de los granos de oro, las piezas
de estaño, e incluso de telas de algodón. Al encontrarse
América y Europa, en el comercio se utilizaron tejos de oro y plata,
los cuales se distinguían por llevar el sello real. El 11 de mayo
de 1535, doña Juana de Castilla -conocida popularmente como Juana
la “loca” por su desproporcionado y ferviente amor a su marido, Felipe
el “hermoso”- decretó la fundación de la Casa de Moneda de
la Nueva España. Se le conocía como la Fundición
y se encontraba al poniente de lo que hoy es el Zócalo. Ligadas
al florecimiento de la minería, las casas de Moneda de México
y Perú pasaron por un largo período de auge. En Nueva España
llegaron a acuñarse más de dos millones de pesos en monedas
de oro y plata. Para la época, la cifra es indudablemente extraordinaria.
En el año de 1536 se emite la primera moneda mexicana, en los ambientes
populares se la llamaba “Carlos y Juana” por Carlos V y Juana la “loca”.
En los siglos XVI y XVII, a golpe de martillos, a veces certeros, en condiciones
técnicas bastante irregulares, se fabricaban las “macuquinas”, hermosas
monedas redondeadas con imperfección pero con sabiduría artesanal.
Siglo de vaivenes, al mismo tiempo que de fértil actividad intelectual
y científica, el XVIII verá el nacimiento en Europa de la
prensa de “Tornillo”, de tal manera que en México se hizo realidad
la acuñación de una moneda con valor universal y extremadamente
bella. La gente la bautizo como “columnaria”, por llevar, en uno de sus
lados, uniendo al viejo y al nuevo mundo, las columnas de Hércules.
Para 1732 en la entonces ciudad de los Palacios, se inauguraría,
en la que fuera la calle del Arzobispado, una nueva Casa de Moneda. Esa
magnifica obra de arquitectura es hoy el Museo Nacional de las Culturas.
Respaldadas por su pujanza, las monedas acuñadas en México
en los siglos XVIII y XIX tuvieron gran éxito en los países
de oriente como la India, China y Japón. Consumada la victoria del
ejercito trigarante, en el umbral de una década, en 1823 aparece
en las monedas –abriendo las alas en señal de victoria-, el águila
republicana, símbolo de un México colocado en un parteaguas,
en el fin de un tiempo histórico y el principio de una era más
joven y, por ende, cargada de esperanza.
El acero: Símbolo de pujanza
Buscando erigir
ciudades, construir puentes y barcos, tender vías de ferrocarril,
hacer escaleras y ascensores, el hombre creó el acero, un excelente
metal cuya obtención se realiza a partir del hierro, el cual se
encuentra en abundancia y su beneficio es realmente sencillo. Los expertos
consideran acero al hierro con un contenido entre 0.03 y 2.5 por ciento
de carbono. El acero es símbolo de una economía pujante.
Con acero se fabrican multiplicidad de objetos: una complicada plataforma
petrolera, armas de fuego, instrumental quirúrgico, e incluso broches
para vestidos. Para hacer el acero se usan altos hornos, los cuales alcanzan
hasta 35 metros de altura, equivalentes a un edificio de más de
10 pisos, con temperaturas de 1400 grados centígrados. Para los
fabricantes de acero “chatarra” no es un término peyorativo, dado
que con este material es posible lograr aceros especiales y de muy estimable
calidad. De larga historia, en Europa, desde el siglo XIV se usaban los
altos hornos, aunque mucho más pequeños que los actuales,
apenas tenían 8 metros de altura.
INGENIERÍA METALÚRGICA
A través
de la Historia de la Humanidad, la Metalurgia aparece como actividad inherente
a la evolución del hombre. Actualmente la experiencia diaria nos
muestra que vivimos en un Mundo de Metal.
“…en un mundo de metal existen estaciones orbitales, satélites,
monedas, aviones, ferrocarriles, barcos, estructuras, automóviles,
submarinos, máquinas, utensilios, herramientas, plataformas, válvulas…“
La Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana
es una Institución que ofrece la Licenciatura de Ingeniería
Metalúrgica con un enfoque moderno en un ambiente óptimo
para el estudio y desarrollo de los integrantes de la Comunidad Universitaria.
La UAM Azcapotzalco cuenta con servicios de calidad para un excelente
desenvolvimiento del alumno, tales como biblioteca, hemeroteca, servicio
médico, servicio de cómputo, cafetería, orientación
profesional e instalaciones deportivas y culturales.
DEFINICIÓN DE LA CARRERA EN LA UAM AZCAPOTZALCO
La Ingeniería Metalúrgica es la actividad enfocada
a la selección y operación de los procesos de manufactura,
que comprenden las áreas de conocimiento de metalurgia extractiva,
- no ferrosa y siderúrgica - , metalurgia química,
metalurgia física, los procesos de refinación por electrólisis
, la fundición , la soldadura y la metalurgia
de polvos; el establecimiento y operación de métodos de control
de calidad de materia prima , procesos y productos terminados; la protección
de estructuras y partes contra la corrosión y oxidación por
medio de la aplicación de técnicas de protección electrolítica
y por medio de recubrimientos metálicos ; la selección de
materiales y el análisis de fallas.
METALOGRAFÍA
Diversos materiales son usados en la vida diaria: en el vestido, la
vivienda, el transporte, las comunicaciones, etc. La elección apropiada
de los materiales es importante para garantizar que los objetos sean seguros,
razonables, de buen aspecto y que funcionen correctamente. La tecnología
y los nuevos productos necesitan de nuevos materiales y mejores maneras
de procesarlos. El ingeniero tiene la responsabilidad de seleccionar los
materiales apropiados, diseñar nuevos materiales y desarrollar procesos
nuevos.
Los metales importantes en ingeniería incluyen el acero, fundición
de hierro, aluminio, cobre y otros. Los cerámicos son materiales
tales como el vidrio, concreto, ladrillo, etc. Los polímeros incluyen
materiales tales como los plásticos. Otros materiales tales como
las telas naturales.
El estudio de las características microestructurales o de constitución
de los materiales ingenieriles es muy importante debido a que estas se
relacionan con sus propiedades físicas y mecánicas. Para
ello se utiliza la metalografía.
La Metalografía es la técnica de observar las microestructuras
de los metales. El procedimiento depende de la aleación, la manera
en que fue procesada y lo que uno desea ver. Sin embargo, la idea general
consiste en seleccionar una área particular de la pieza del metal
a observar, y limpiar dicha superficie metálica por medio de lijado
y pulido. Se usan ácidos sobre la superficie del metal para mostrar
más claramente los aspectos microestructurales tales como los cristales
y las fases. Finalmente se usa un microscopio metalográfico para
observar los detalles de la microestructura. |