La vida cotidiana es un jugo de naranja
Entrevista con Carmen Villoro

*Javier Solórzano Herrera

Escribir sobre objetos comunes como un clip, un semáforo o un jugo de naranja es detenerse en lo cotidiano y hacer que una situación sin importancia provoque algún tipo de sentimiento. "El interés por describir lo simple lo he encontrado en todos estos años que he trabajado con la literatura", asegura Carmen Villoro, escritora nacida en la ciudad de México y avencidada en Guadalajara, quien recientemente presentó su nueva obra, Jugo de naranja.

En este trabajo Carmen Villoro rescata elementos de la vida cotidiana por medio de una prosa poética fresca y simple, que nos permite intuir cierta armonía en todas las cosas, por pequeñas que éstas sean. Los objetos, pensamientos y sensaciones que nos acompañan a diario son captados con detalle y delicadeza en su obra.

En entrevista, la autora se refiere a diversos aspectos de su libro, su punto de vista sobre la situación de la actividad artística en el interior del país, la supuesta falta de espacios para las mujeres en el ámbito literario y el nulo apoyo a los artistas radicados en los diversos estados de la república, entre otros temas.

Carmen, ¿por qué Jugo de naranja?

Jugo de naranja es el título de una serie de textos que aparecieron por primera vez en algunos diarios de Guadalajara. La intención era hacer una prosa fresca, breve, que acompañara por la mañana la lectura del periódico y preparara al lector para recibir el día en un estado de optimismo y de placer, que es la función que tiene el jugo de naranja. Después, los textos fueron revisados, corregidos y preparados, pensando ya en un libro.

¿Qué te motivó a escribir sobre cuestiones relacionadas con la vida cotidiana?

Es una intención por resignificar el mundo de lo aparentemente trivial y cotidiano, con el propósito de darle una dimensión distinta, que no es forzada sino que es, de alguna manera, detenernos a percibir lo profundamente trascendentes que son los objetos o las situaciones por las que pasamos a lo largo de la jornada.

¿Cómo logras captar en tu trabajo los objetos, pensamientos y sensaciones que nos acompañan a diario y cómo se los presentas al lector?

Creo que es una mirada que se detiene en lo cotidiano y la manera de acercar al lector es jugar con las imágenes y las metáforas, relacionar lo material con lo sentimental y hacer que una situación sin importancia provoque algún tipo de sentimiento.

Uno de tus textos hace alusión a situaciones emotivas como "hacer piojito". ¿Quées lo que pretendes expresar con esto?

El objetivo no es hablar de las cosas de manera directa, sino referirse a una sensación como las caricias con palabras que se refieren a diversos sucesos, que bien pueden ser paisajes o un cuadro puntillista. Es como emplear palabras de otro campo semántico para describir una situación de manera más original y darle otra dimensión.

En tus textos se respira un aire de libertad, a través de la armonía que hay en todas las cosas que describes, por pequeñas que sean...

 
 
Más que un sentimiento de libertad es un sentimiento de placer y gozo ante cualquier actividad o percepción que uno tenga en la vida. Tal vez se perciba esta libertad si pensamos que el placer nos libera, aunque más bien hay una sensación de expansión y de juego con lo que nos rodea.

¿Hay alguna razón para volcar tu prosa hacia los temas de la vida cotidiana?

No, es algo que se ha dado de manera natural a lo largo de mis trabajos, porque soy una persona más en contacto con sus sentidos. Este interés por lo simple lo he encontrado en todos estos años que he trabajado con la literatura. Me parece, además, que la poesía debe decirle algo muy concreto al lector. No me gusta la que trabaja sólo con el lenguaje y que crea figuras muy barrocas. Soy partidaria de la poesía comprensible, sencilla y que se refiera a aspectos que todos conocemos por nuestra experiencia humana.

¿Tu trabajo se enmarca en alguna corriente literaria o está influido por algún escritor?

Me identifico con escritores de mi generación o anteriores, cuya poética es buscar el trazo sencillo y tocar lo emotivo, como Antonio del Toro, Fabio Morabito o Alicia García Bergua. Es una corriente literaria que va al rescate de lo concreto y lo cercano, que concibe la poesía o la narrativa como asunto de lo cotidiano.

¿Qué tanto influye en un artista el contexto en que vive, sobre todo en un mundo cada vez más contradictorio y violento?

Influye mucho el contexto social, pero más el personal. Creo que mi trabajo ha estado condicionado por mi situación de mujer, madre, ama de casa, de habitante de una ciudad. Mi poesía, en general, es urbana, pero habla también de los espacios íntimos, cerrados y de los objetos con los que a diario me topo, como pueden ser un clip, un semáforo o una lonchera.

¿Requieres de un momento de inspiración para escribir?

Más bien requiero de tiempo, es decir, necesito de un espacio para poder escribir. En cuanto al lugar, he escrito notas en mi estudio, en el café o en un camión urbano. Considero que el oficio de escritor es un oficio tan formal como el de un artesano o cualquier trabajador. Uno se pone a trabajar, pues si se limita a los momentos de inspiración la producción es mínima. Además, uno siempre está dispuesto a echarle la culpa a la falta de sucesos espectaculares para no escribir. Pienso que el trabajo debe ser regular, disciplinado y constante para poder darle forma a tus escritos; si no, todo se queda en destellos de inspiración que no aterrizan en un trabajo concreto.

¿Qué tan difícil ha sido para ti, como mujer, dar a conocer tu trabajo y que éste sea publicado?

No ha sido nada difícil. No estoy de acuerdo con las mujeres que se autocompadecen por ser tales y que reclaman espacios que no se han ganado. Pienso que tanto hombres como mujeres deben ser disciplinados y rigurosos con su trabajo para ganarse un lugar, pues hay las mismas oportunidades para ambos. Es un mito que, en lugar de conseguir más espacios para nosotras, nos lleva a no cuestionar o criticar nuestro trabajo y a quedarnos con un discurso de marginación.

En los últimos años muchas escritoras han logrado sobresalir...

Por eso creo que no es cierto que las mujeres no tienen espacios.

Aunque gente del medio literario considera que el éxito de algunas escritoras responde más a una especie de moda que al valor de su trabajo.

Estos casos tienen que ver más con la mercadotecnia que con una moda. Lo importante es observar cuáles de estas mujeres que han tenido apoyo de las editoriales permanecen aún y si la calidad de su literatura sobresale del aparato publicitario que se ha armado alrededor de su trabajo. No dudo que haya escritoras con mucho talento que permanecerán, pero habrá otras que seguramente desaparecerán.

¿Estás en contra de la mercadotecnia?

No. Me encantaría que mi trabajo fuera bien promocionado y difundido; lo que no me gustaría es que el éxito de mi labor fuera sólo resultado de un apoyo mercadotécnico y no tuviera la solidez literaria para sostenerse por sí mismo.

Como becaria del Fonca, ¿cuál es tu opinión de este tipo de apoyos que ofrece el gobierno, sobre todo cuando muchos artistas se quejan del sistema de adjudicación de las becas?

Las becas que otorga el fondo me parecen positivas. No cuestionaría el hecho de que existan, sobre todo si éstas se ofrecen a escritores que están produciendo y que lo hacen con seriedad. Me parece que son cuestionables cuando se otorgan de manera vitalicia a personajes que ya tienen una obra realizada y su vida resuelta. En cambio, las que se entregan a personas en pleno proceso de producción son fabulosas porque permiten que el artista dedique su tiempo y energía a la creación. En lo que se refiere a los criterios empleados para otorgar estas becas, creo que no siempre son los más justos. Además, muchos artistas de provincia quedan fuera de los apoyos y creo que hay mucho trabajo que permanece en el desconocimiento.

 
 
   
¿Cómo calificas la actividad artística que se realiza en el interior del país, sobre todo ante el centralismo que aún prevalece?

Es una labor interesante la que se lleva a cabo en los diversos rincones del país y es sorprendente la creatividad de las propuestas. Sin embargo, hay falta de apoyos y recursos para los artistas que no tienen acceso a los suplementos y revistas culturales de la ciudad de México. En este sentido, el centralismo que prevalece es muy doloroso para los artistas de provincia.  ¿Consideras que éste es un asunto estatal o nacional?

Creo que es un problema en ambos niveles. Generalmente, los gobiernos de los estados dedican un porcentaje ínfimo de sus recursos a la promoción y apoyo de la cultura. Ésta sigue siendo el "patito feo" del desarrollo de cualquier región, lo que es una lástima porque no se le ha dado la importancia que requiere, aun cuando existe gran actividad cultural en provincia. Las instituciones aún no están a la altura de la creatividad de los artistas y no han dado respuesta a toda esa efervescencia de trabajo que hay en las diferentes ciudades de nuestro país.

Finalmente, ¿cómo calificas la actividad periodística que desarrollas en diarios de Guadalajara?

Ha sido una experiencia regocijante, porque en el periódico he encontrado una respuesta inmediata del lector que no se tiene en la producción de libros. Mediante la prensa es posible situarse y entrar más en contacto con un público dinámico y amplio. También me ha permitido soltar la pluma y la excesiva exigencia en la pureza.

*Javier Solórzano Herrera es reportero de El Semanario de la UAM, órgano de difusión de nuestra universidad.

Carmen Villoro, Jugo de naranja, México, Trilce Ediciones/Público, 2000, 116 pp.

Carmen Villoro (ciudad de México, 1958) ha publicado nueve libros, entre los que destacan Barcos de papel, Delfín desde el principio, La media luna, El oficio del mar y El habitante. Actualmente es becaria del Sistema Nacional de Creadores del Fonca.