RECTOR GENERAL

Dr. Oscar Manuel González Cuevas
(2 de diciembre de 1985 - 30 de noviembre de 1989)

Discurso pronunciado en su toma de posesión.*

Señores Miembros de la Junta Directiva,
Señor Presidente del Patronato,
Físico Sergio Reyes Luján,
Señores Funcionarios y Exfuncionarios de la Universidad Autónoma Metropolitana,
Señores Miembros del Colegio Académico y demás cuerpos colegiados,
Señores invitados, profesores, trabajadores administrativos y alumnos de la universidad:

Siento una gran satisfacción por haber sido designado Rector General de la Universidad Autónoma Metropolitana, institución a cuya creación y desarrollo he contribuido como profesor y funcionario. Continuar la labor del Físico Sergio Reyes Luján y de los otros rectores generales que lo precedieron, y haber sido escogido para este cargo de entre un grupo de distinguidos universitarios, refuerza el compromiso que asumo con el conjunto de la comunidad universitaria.

La UAM ha alcanzado, en sus once años de vida, una presencia significativa en el medio científico y cultural del País. Hemos preparado once mil profesionales aproximadamente: hombres y mujeres con una sólida formación, honestos y con vocación de servicio a la colectividad. Se han consolidado grupos de investigación que han merecido distinciones nacionales e internacionales y que han alcanzado el reconocimiento de los investigadores más destacados en su campos de especialidad por la calidad de sus trabajos. Respecto a la difusión de la cultura se ha realizado una magnífica labor de fomento a las actividades artísticas y de publicaciones académicas.

La Universidad ha consolidado una organización interna que le permite desarrollar sus funciones sustantivas de manera madura y responsable dentro de un clima de respeto, de participación y de pluralidad ideológica. Existe un cuerpo legislativo básico que norma nuestras acciones y que se ha desarrollado gracias a una ardua labor del Colegio Académico.

Se cuenta con una infraestructura amplia y sólida tanto de recursos físicos como humanos, que son los más valiosos, y algunas de nuestras instalaciones se cuentan entre las mejores del País e inclusive de países latinoamericanos.

Sin embargo, el ritmo de crecimiento de nuestra institución se ha visto afectado en los últimos años debido a que el País empezó a transitar por la situación más crítica de su historia posrevolucionaria. La Nación en su conjunto se encuentra afectada y -naturalmente- también la universidad, como parte importante de ella. La crisis se agudiza y no se avizoran soluciones a corto plazo; las raíces son profundas y se originan tanto en desequilibrios e injusticias internas como del sistema económico internacional.

Ante esta situación, no debemos permitir que el desaliento y el inmovilismo nos invadan. Por el contrario tenemos que asumir el reto de contribuir a la transformación de la sociedad nacional y transformarnos como institución educativa y también como individuos. De nada sirve lamentarnos por no haber alcanzado proyectos irrealizables. Debemos de construir otros más realistas y esforzarnos por lograrlos.

No tengo dudas de que los universitarios de la UAM comparten la idea de que la Universidad debe participar en la construcción de una Patria más justa y más libre. La cuestión será definir las mejores formas en que la institución debe hacerlo, por lo que es un imperativo debatir y acordar los caminos para corregir rumbos -si fuera necesario- o para continuarlos con ímpetu renovado.

Como Rector General deseo expresar algunas ideas al respecto. En primer lugar quiero reafirmar el papel de la Universidad como creadora, transmisora y difusora del conocimiento. Para poder ejercer una crítica constructiva es necesario procurar la mayor creación y acopio de conocimiento científico, tecnológico y humanístico que esté a nuestro alcance, con el fin de ponerlo al servicio de la independencia y soberanía de la Nación. Ofrecer respuestas no obvias implica trabajar duramente en nuestros respectivos campos de especialización para proponer alternativas útiles con lo cual consolidaremos nuestra identidad universitaria.

Los recursos deben ser utilizados de la mejor manera posible, ya que ha quedado atrás una época de relativa abundancia. Para ello, los responsables del trabajo universitario buscaremos alternativas de gestión que sean eficientes e imaginativas, dando siempre prioridad al cumplimiento y desarrollo de nuestras funciones sustantivas.

Debemos evitar que la crisis nos lleve a cerrarnos en nosotros mismos. Las instituciones que así lo hacen se burocratizan, pierden su rumbo y dejan de cumplir el objeto para el que han sido creadas. Esto no le ha sucedido a la UAM, pero es un riesgo latente que atenderemos con cuidado. Debemos mantener una vinculación intensa con nuestro entorno, con una actitud receptiva y oferente de soluciones idóneas.

La localización de la Institución en la zona metropolitana del Valle de México acentúa nuestra responsabilidad de contribuir a las soluciones que demanda el grave deterioro ecológico de la región, agravado por la reciente catástrofe que asoló a nuestra ciudad.

Si bien la crisis domina en las reflexiones y en el quehacer de la comunidad universitaria, existen otros elementos de carácter más permanente y fundamental para la institución, que guiarán mis futuras acciones y a los cuales quiero referirme brevemente.

Como objetivo más general y comprensivo de nuestra Universidad propongo una búsqueda permanente de los mayores niveles posibles de excelencia académica en nuestras tres funciones sustantivas, buscando que se desarrollen armónicamente y en forma complementaria.

Se percibe un problema importante en relación a la demanda de ingreso al nivel de educación superior, la cual sigue creciendo, aumentando sustancialmente el número de aspirantes a ingresar a la universidad. Si se desea conservar la calidad de nuestra docencia, creo que no debemos relajar los criterios de aceptación de los alumnos de nuevo ingreso ni sobrepasar los límites de saturación previstos. En cambio, analizaremos otras formas de atención a la demanda y buscaremos una coordinación estrecha con las otras instituciones del área.

Un aspecto fundamental para elevar la calidad académica lo constituye la creación de programas de posgrado. Estos deben planearse en tal forma que se complementen los recursos de las tres Unidades y que se vinculen con los proyectos de investigación más desarrollados.

Creo que en el campo de la investigación es en el que resulta más urgente introducir cambios de tipo cualitativo, ya que es comparativamente la función sustantiva que menos se ha desarrollado en la Universidad y es la que puede permitir que los profesores encuentren nuevamente una fuerte motivación para el trabajo universitario e incluso para mejorar sus remuneraciones.

Si se analiza el desarrollo de esta función, se observa cierta dispersión de esfuerzos en un gran número de proyectos, así como un impacto todavía limitado en ámbitos externos a la Universidad. Es conveniente, por lo tanto, una planeación académica más adecuada de estas actividades y una evaluación más profunda que permita mejorar nuestros resultados.

Por el tamaño y características de la UAM es posible y necesario que realicemos investigaciones básicas, aplicadas y de desarrollo tecnológico. Esto es conveniente, ya que unas apoyan a las otras y da oportunidad a cada profesor de orientarse hacia las que le resultan intelectualmente más llamativas. Creo que es posible conciliar una mejor organización de nuestras actividades de investigación con la libertad que requiere el investigador para desarrollar su creatividad y conservar sus intereses académicos.

Existen limitaciones económicas que dificultan la realización adecuada de las tareas de investigación. Por ello una labor importante de la Rectoría General consistirá en gestionar apoyos económicos. Esto puede hacerse de diversas maneras: tratando de que en el subsidio se incluyan partidas equilibradas para sueldos y gastos complementarios, buscando el patrocinio de proyectos de investigación y estableciendo convenios que permitan obtener ingresos dirigidos especialmente a proyectos de interés para ciertas instituciones o empresas, que encuadren -desde luego- en los programas académicos de la Universidad.

Creo que la UAM realiza una magnífica labor de difusión de la cultura, concentrada principalmente en eventos relacionados con manifestaciones artísticas y con la producción humanística y de las ciencias sociales. Pero debe impulsarse también la difusión del trabajo académico relacionado con las ciencias exactas y las tecnologías. Trataré de que la planeación de las actividades de difusión cultural, que es competencia del Rector General, se realice con la participación activa del sector académico.

Con frecuencia se escucha la queja entre los miembros de la comunidad de que los servicios de apoyo y administrativos no tienen, en muchos casos, la agilidad necesaria para facilitar las tareas académicas. Trataré de que estos servicios sean cada vez mejores, pues de otra manera se corre el riesgo de entorpecer la realización de las funciones sustantivas. También buscaré una simplificación de los sistemas administrativos, especialmente aquellos en los que intervienen las instancias académicas. Se entiende que un jefe de área o departamento deba destinar una buena parte de su tiempo a tareas administrativas, pero éstas no deben restarle disponibilidad para la coordinación de las funciones académicas.

Como institución pública que somos debemos seguir dependiendo en forma principal del subsidio del Gobierno Federal. Pero debe hacerse un gran esfuerzo para obtener recursos económicos complementarios. Además de las fuentes posibles relacionadas con la investigación, existen otras asociadas con programas especiales de docencia y con la difusión cultural. Gestionar fuentes adicionales de ingresos para la Universidad será una acción prioritaria. Vigilaré que bajo ninguna circunstancia la autonomía universitaria se vea afectada por estas razones.

Una Universidad es tan buena como lo es su personal académico. Por ello, la búsqueda de la excelencia académica requiere apoyar decididamente los programas de superación para profesores y el mantenimiento de un ambiente propicio de trabajo. Un factor importante es el de poder ofrecer remuneraciones adecuadas. Sé del deterioro que han sufrido nuestros ingresos en los últimos años y haré un gran esfuerzo por aliviar esta situación.

Las universidades también adquieren sentido y se llenan de vida con la presencia, trabajo y participación de los alumnos. Nuestros actuales estudiantes son los hombres y mujeres maduros del próximo siglo. Como maestros, debemos reforzar nuestra responsabilidad de brindarles la mejor formación posible: una preparación integral que les permita ser magníficos profesionales, buenos mexicanos, comprometidos con las mejores causas de nuestro país. Esperamos que una vez que concluyan sus estudios continúen vinculados con la Universidad que ahora, más que nunca, requiere de su apoyo y colaboración.

Las tareas que llevan a cabo los trabajadores administrativos también son esenciales al quehacer universitario. Solicito de ellos un trabajo responsable que apoye en forma eficaz la realización de las funciones sustantivas. Estos trabajadores, así como el personal académico, están representados por el Sindicato Independiente de Trabajadores de la UAM. Seremos respetuosos con la representación sindical en nuestras relaciones cotidianas y esperamos de ella una reciprocidad en este sentido.

La nuestra es una Universidad plural. En lo académico esta pluralidad implica que no hay predominio de algunos campos del conocimiento sobre otros, ya que pretendemos ser una institución que en su totalidad desarrolle el conjunto de las ciencias y las humanidades y que fomente el trabajo interdisciplinario en tanto ayude a la mejor comprensión y transformación de las realidades circundantes.

También existe pluralidad ideológica en la Institución, manifestada en la coexistencia fructífera de diferentes puntos de vista de los universitarios. Esta diferencia no ha impedido el diálogo respetuoso y la convivencia armónica, particularmente en los diversos cuerpos colegiados que son los espacios previstos para estos fines.

Asimismo la UAM se caracteriza por su pluralidad organizativa. La organización en unidades le otorga un carácter complejo que sin hacerle perder su identidad, le permite experimentar diferentes formas y modelos académicos, todos ellos válidos, que enriquecen al conjunto. Las características innovadoras de algunos proyectos deben mantenerse y en ellos es aún más necesario llevar a cabo rigurosas evaluaciones educativas que permitan introducir las modificaciones que resulten necesarias.

El cambio es inherente a la Universidad. Debemos fomentarlo para evitar el anquilosamiento y para reafirmar el compromiso de todos los universitarios de trabajar tesoneramente en bien de la Institución. Para que los cambios sean aceptados deben contar con un amplio consenso de la comunidad que promoveré mediante un diálogo permanente con profesores, estudiantes y trabajadores administrativos.

La Rectoría General es una instancia muy importante, pero no es la única. Dirige, pero también sirve a la institución, y debe hacerlo en forma ágil y expedita. Proponer caminos, aunar voluntades y coordinar esfuerzos son tareas ineludibles del Rector General que deben orientarse hacia la unidad de todos nosotros para lograr la universidad excelente, solidaria y orgullosa de sí misma que nos planteamos como meta.

*(transcripción tomada del Organo InÓormátivo Universidad Autónoma Metropolitana, Vol. X, no.13 , 03/12/85)