RECTOR GENERAL

Dr. Luis Mier y Terán Casanueva
(1 de diciembre de 2001 - 30 de noviembre de 2005)

Discurso pronunciado en su toma de posesión

Honorables miembros de la Junta Directiva;
Estimado Ing. Alberto Sánchez Palazuelos Presidente del Patronato;
Estimado Dr. José Luis Gázquez Mateos;
Mtro. Víctor Sosa Godines, Rector de la Unidad Azcapozalco;
Dra. Patricia Aceves Pastrana, Rectora de la Unidad Xochimilco;
Dr. Antonio Aguilar Aguilar, Secretario General;
Distinguidos invitados;
Compañeros universitarios;
Señoras y señores:

Agradezco a la Junta Directiva de la Universidad Autónoma Metropolitana por permitirme el alto honor de servir a la sociedad como rector general de esta institución.

Quiero también hacer un reconocimiento a la comunidad universitaria por su participación entusiasta en el proceso que culmina con esta ceremonia. Una vez más, la UAM vivió la experiencia de pensar en su presente y su futuro. Todos los miembros de la comunidad pudieron expresar sus opiniones y sus preferencias a quienes tienen la misión de designar al rector general. Con ello, nuestra universidad salió fortalecida. Vemos con absoluta confianza los mecanismos de renovación de autoridades, que son parte muy importante de la vida institucional.

A lo largo del proceso que acabamos de vivir, tuve la oportunidad de constatar la riqueza y la vitalidad de nuestra comunidad. La reflexión profunda y razonada en torno a la institución que queremos fue el eje central que le dio vida, confirmándonos que el futuro de la UAM depende de la participación de todos y en todos los ámbitos.

Felicito al Dr. José Luis Gázquez Mateos por el estupendo trabajo realizado. Creo expresar un sentir de la comunidad al decirle que cumplió plenamente con la misión encomendada. Gracias a su labor tenemos una universidad más fuerte para enfrentar los retos que el México contemporáneo plantea a la instituciones de educación superior pública. Sin su labor ejemplar y la de los rectores que ha tenido la UAM a lo largo de sus 27 años de vida, sería impensable el prestigio logrado por nuestra institución, nacional e internacionalmente. Al reconocer la contribución que hicieron al fortalecimiento de la universidad, hago míos los compromisos que cada uno de ellos asumió en un momento como éste.

En particular, me comprometo a consolidad el lugar que tiene la UAM en el sistema de educación superior y a reafirmar los lazos que unen a sus tres unidades, sus nueve divisiones y a los cuarenta departamentos, es decir a todos sus profesores, alumnos y trabajadores que forman la comunidad universitaria. Solo con una institución unida podemos enfrentar los retos actuales para el cumplimiento de nuestras funciones sustantivas.

El futuro de nuestra institución se asienta sobre los pilares que todos hemos construido. Ellos son el fundamento de nuestra comunidad. Mediante el diálogo, la concertación y el reconocimiento de la diferencia podremos emprender los cambios que se requieren para seguir mejorando en la docencia, la investigación y la preservación y difusión de la cultura.

En este camino han tenido y seguirán teniendo un papel fundamental las instancias colegiadas, los órganos unipersonales, los cuerpos académicos (organizados en áreas o en colectivos para la docencia) y los hombres y las mujeres que participan en ellos, con cuyo trabajo se construye diariamente la universidad.

La educación superior en nuestro país.

La educación superior en general y muy especialmente la educación superior pública es un elemento esencial para el desarrollo del país. La educación es ante todo un derecho de los ciudadanos y un factor determinante de cambio, de equidad, de justicia y contribuye de manera fundamental al desarrollo nacional, en lo cultural, lo político y lo económico. Una sociedad que desea construir una democracia sólida debe mantener una educación superior vigorosa, que le permita educar ciudadanos bien informados y convencidos de los valores, las normas y las actitudes esenciales para la vida democrática. Al realizar sus tareas sustantivas, de formación de profesionales e investigadores, de generación y aplicación del conocimiento, de preservación y difusión de la cultura, la educación superior contribuyes a crear prosperidad en un marco de paz, libertad, justicia, democracia y solidaridad.

Uno de los principios básicos sobre los que se asienta la educación es el de la igualdad de oportunidades. En él se enmarca el propósito de incrementar la cobertura de la educación superior del grupo de jóvenes de 19 a 23 años, que actualmente es de 20 por ciento. También en él se inspiran las acciones tendientes a distribuir mejor la oferta educativa, de modo que todas las entidades del país consoliden sus propios sistemas de educación superior. En esa dinámica, la UAM puede jugar un papel destacado, sobre todo a través de la formación de profesores e investigadores.

Otro tema de reflexión recurrente en la educación superior es el correspondiente a los índices de eficiencia terminal. En los últimos años, sólo la mitad de los alumnos de licenciatura y el 40 por ciento, en promedio, de quienes cursan programas de posgrado logran terminar sus estudios. Adicionalmente, los tiempos para alcanzar la titulación son mucho mayores que los registrados en años anteriores, pero siguen siendo totalmente insatisfactorios y por lo tanto, deben ser motivo de atención por parte de todos.

Otra preocupación general, que también compartimos, está relacionada con las insuficiencias académicas que tienen los alumnos de nuevo ingreso. Estas generan una elevada deserción en los primeros años y se reflejan a lo largo de sus estudios y en las fases de egreso y titulación.

Entre todos los desafíos a los que se enfrentan las instituciones de educación superior el del empleo de sus egresados es tal vez el más complejo. El elemento crucial del que depende una buena evolución de la ocupación de los egresados es evidentemente la dinámica de la economía. Mientras el país no alcance un crecimiento económico elevado, sostenido y justo, difícilmente se crearán oportunidades suficientes para el número creciente de profesionistas científicos, humanistas y artistas que forman anualmente el sistema de educación superior. Ante esta situación las universidades tenemos el deber de cuidad la calidad de nuestros procesos educativos, de forma que nuestros alumnos estén bien preparados para integrarse en la sociedad.

La UAM en el Sistema de Educación Superior.

A 27 años de su nacimiento, la UAM es una institución de vanguardia dentro del Sistema de Educación Superior. Lo es por su organización moderna, departamental, en la que destaca la figura del profesor investigador de tiempo completo con alta habilitación y organización en áreas académicas que integran la docencia y la investigación. Lo es también por la presencia destacada de sus profesores investigadores en los medios académicos nacionales e internacionales y por el ejercicio profesional de sus egresados en todos los ámbitos de la vida nacional.

En las tres unidades que conforman la universidad se expresa la diversidad a través de la cual cumplimos la misión que la sociedad nos ha encomendado. Diversidad en los procesos educativos pero unidad en los propósitos. Diversidad en los medios, pero convergencia en los fines. Separación en unidades, divisiones y departamentos, pero constitutivos de una misma comunidad. Esto hace que el modelo de la UAM llame la atención de muchos y sirva de referencia para la modernización de otra instituciones.

La legislación de la UAM es también uno de sus mayores logros. En ella se establecen con mucha claridad los fines, los principios, los valores y las formas de organización, funcionamiento y convivencia. La toma de decisiones mediante un equilibrio entre órganos colegiados y personales, dentro de un régimen de competencias expresas, hace de la universidad una organización fuerte y democrática. Su marco legal y su estructura son vistos por amplios sectores de la sociedad como una alternativa para el futuro de la educación superior pública.

La calidad de sus cuerpos académicos, su organización y su infraestructura, le dan a la UAM los elementos necesarios para enfrentar los retos que le esperan en los próximos años. De nuestra capacidad para adelantarnos a ellos y para hacer los cambios necesarios, manteniendo inalterados los principios que como universidad pública tenemos, dependerá nuestra posibilidad de hacer aportaciones sustantivas al desarrollo de México.

Retos y oportunidades.

Los signos generales de nuestro tiempo no son todos prometedores. Vivimos en un mundo muy competitivo en el que a menudo se olvidan los valores del humanismo, que son también los de la institución universitaria. Los fenómenos de la globalización han permitido algunos avances en el plano económico, pero han causado distorsiones sociales tan grandes que es imposible imaginar los resultados que se tendrán a mediano y largo plazo. La violencia y la guerra parecen ser azotes constantes para la humanidad; la lucha por los recursos económicos será cada vez más difícil. Nuestros egresados tendrán que abrirse paso en ese mundo y nuestra obligación es prepararlos para ello. Quienes reciben una educación universitaria se preparan para la vida y el trabajo. Al egresar se espera que sean ciudadanos informados sobre los problemas de su tiempo y especialistas competentes en el campo del diploma recibido.

El desarrollo armónico de las funciones sustantivas requiere un trabajo académico que integre lo individual y lo colectivo y que distinga lo inmediato de lo mediato. El sistema actual de ingreso promoción y permanencia ha dado prioridad a lo individual y lo inmediato afectando el equilibrio necesario con lo colectivo y lo mediato.

Por ello, la UAM requiere hacer una definición más clara de su carrera académica y expresarla en su sistema de ingreso, promoción y permanencia. Esta definición debe considerar la gran diversidad de trayectorias que conforman a una institución universitaria, estar en completa concordancia con su modelo y ser un marco orientador para construir su futuro como institución pública de educación superior.

Estoy convencido de que, para los profesores, la definición integral de la carrera académica es un punto central, al proporcionarles reglas claras para su desarrollo individual y para su integración a la comunidad. Asimismo la institución contará con una base más sólida para la realización de sus funciones sustantivas. Los cambios deberán partir de la experiencia acumulada por la universidad durante sus 27 años de vida.

Reitero mi compromiso de seguir apoyando las iniciativas que permitan una mejor habilitación de los profesores, un mejor desempeño en sus funciones docentes y de investigación y el fortalecimiento de los cuerpos académicos.

Por lo que se refiere a los alumnos, es importante acercarnos al principio de igualdad de oportunidades, emprender acciones para atraer un mayor número de alumnos con buen potencial educativo, buscar los mecanismos de apoyo que permitan disminuir la deserción en los primeros trimestres y mejorar el desempeño de los alumnos a lo largo de su carrera. En esa dirección serán muy importantes las mejoras en la cantidad y calidad de la infraestructura y los servicios destinados a ellos. Asimismo, fortaleceremos los programas de servicio social más relacionados con los campos de estudio y mas pertinentes para enriquecer su formación.

Para promover la llegada de un mayor número de buenos alumnos reforzaremos la comunicación de la UAM con las instituciones de educación media superior, en cuyas aulas se forman quienes después se convierten en nuestros estudiantes. A este respecto, quiero señalar que algunos de los directores de esas instituciones nos acompañan en este acto. Su presencia enriquece esta ceremonia.

En forma similar la UAM, buscará integrarse más en el contexto de la educación superior del país y del extranjero fortaleciendo la comunicación con otras universidades e instituciones afines.

El mejoramiento de la calidad de nuestros programas educativos será una más de nuestras prioridades. Para ello requerimos tanto la mirada interna, es decir la autoevaluación, como el análisis externo que en algunos casos estará relacionado con los procesos de acreditación.

Por lo que se refiere a los egresados, promoveremos una atención y seguimiento más sistemáticos.

Continuaremos la reflexión, discusión y aplicación de las políticas de docencia aprobadas por el Colegio Académico. Su concreción en la vida cotidiana debe hacer realidad sus propósitos en cada uno de los planes de estudio.

En el ámbito de la investigación, es importante diseñar una política estratégica de largo plazo que nos permita estar presentes en las grandes temáticas nacionales e internacionales del siglo XXI. Esto vincularía a los grupos de investigación de las tres unidades que estén en condiciones para hacerlo y nos hará especialmente fuertes en algunas de esas temáticas.

La universidad debe ser el lugar en donde se educa a seres humanos con una visión integral, crítica e innovadora de su disciplina y se su sociedad. Seres humanos bien informados; individuos de su tiempo. El sentido de comunidad universitaria, el de la asociación de quienes más saben con quienes desean formarse para juntos buscar aprender mas estaría incompleta sin los aspectos humanísticos y culturales.

La preservación y difusión de la cultura es un campo en el que tenemos también grandes retos. Es una tarea estrechamente vinculada a la docencia y a la investigación. Se hace difusión de la cultura en las aulas, al participar en seminarios y congresos o al publicar artículos o libros, por ejemplo. También se hace difusión de la cultura en todos los espacios internos y externos. En los externos la universidad se proyecta. En los internos nuestra vida académica se enriquece con la presencia, en nuestros recintos, de científicos, artistas y humanistas de otros horizontes.

Una buena política de difusión culturas debe equilibrar los ámbitos interno y externo. Es decir, debe dar la oportunidad a la comunidad universitaria de tener un ambiente en donde se realicen actividades artísticas y de divulgación de la ciencia y expresión de la cultura. Al mismo tiempo debe vincular a la universidad con el exterior.

Nuestra relación con la sociedad se fortalece con los proyectos de vinculación. Hasta ahora, la universidad ha registrado logros muy importantes a través de convenios con un número significativo de organizaciones sociales y empresas e instituciones públicas y privadas. Estos proyectos de vinculación deben continuar y crecer en importancia. Su propósito es enriquecer la formación de nuestros alumnos, la investigación y la difusión de la cultura. Los ingresos que en algunas ocasiones se generan, tienen un carácter secundario, aunque siempre son bienvenidos. En otras palabras, lo esencial de los convenios de vinculación es que enriquecen y fortalecen las funciones sustantivas; éstas les dan su sentido y su límite. Lo anterior se aplica también a la educación continua.

Quiero decir que nos acompañan también en esta ceremonia algunos de los representantes de las organizaciones sociales y las instituciones con las que hemos establecido relaciones exitosas de vinculación. Su presencia es muy honrosa para nosotros.

Otro aspecto en donde se presentan retos importantes es en la gestión administrativa. Continuaremos con las acciones de desconcentración funcional, administrativa y financiera. Mantendremos la disciplina presupuestal y haremos los cambios que permitan un mejor apoyo de la administración a las funciones sustantivas.

Refrendo el compromiso con los trabajadores de mantenerlos plenamente integrados al funcionamiento y desarrollo de la institución. A la organización sindical le reitero mi propuesta de diálogo como medio para encontrar, con toda transparencia, los caminos de mejoramiento de las condiciones de trabajo de sus miembros, dentro del marco legal e institucional y contemplando las restricciones presupuestales existentes.

Es importante recordar que los trabajadores y el sindicato son actores centrales en el proyecto de fortalecimiento institucional. Una universidad fuerte necesita la contribución decidida de todos sus miembros.

Quiero manifestar mi convicción de que la autonomía universitaria es la piedra angular que nos permite realizar nuestras tareas sustantivas. En el ejercicio pleno de esa autonomía manifestamos nuestro compromiso con la sociedad. Es ella quien otorga los recursos que necesitamos y ante ella tenemos la obligación de realizar una docencia, una investigación y una difusión de la cultura atentas a sus necesidades presentes y futuras.

Por ello, invito a todos aquellos que con su trabajo están contribuyendo la universidad, a que lo sigan haciendo para que, juntos, logremos fortalecer, aún más, la presencia de la UAM en nuestro país.

Termino este mensaje regresando a mis primeras palabras. Agradezco a la Junta Directiva y a la comunidad universitaria por la confianza que recibo. Comienzo mis funciones de rector general con una gran esperanza, compartida por esta misma comunidad, y que consiste en seguir construyendo una universidad unida, en permanente comunicación consigo misma y con otras instituciones educativas; y siempre atenta a las necesidades de la sociedad.

Muchas Gracias