RECTOR DE LA UNIDAD IZTAPALAPA

Dr. Julio Rubio Oca
(20 de marzo de 1990 - 30 de noviembre de 1993)

Discurso pronunciado en su toma de posesión.*

Estimados miembros de la Junta Directiva de la Universidad Autónoma Metropolitana,
Sr. Rector General,
Distinguidos Invitados,
Compañeros Universitarios:

Hoy culmina un proceso universitario que se ha caracterizado por el respeto, la pluralidad y la participación. Mis primeras palabras como Rector quiero que sean de reconocimiento a los distinguidos universitarios que participaron dignamente en este proceso. Espero contar con su consejo y ganar con mi trabajo su adhesión. De ellos recibí importantes enseñanzas que me sirivieron para enriquecer mi modelo de la Unidad.

Hace aproximadamente seis años tuve el honor de incorporarme de tiempo completo al personal académico de la Universidad Autónoma Metropolitana. Desde antes, la academia centró todas mis ocupaciones. Este día inició una nueva etapa y mi compromiso es explícito y consistente con el trabajo que hasta hoy he realizado en la Universidad; la promoción de la vida académica.

La oportunidad es ahora de servir a apoyar a la comunidad, que como yo, ha comprometido su vida con la Universidad Autónoma Metropolitana y con sus objetivos. En esta tarea, mi decisión es que la rectoría sea un puente para la organización de los consensos en la Unidad.

La Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa representa un modelo de vida universitaria y de desarrollo académico, que se sustenta en la articulación de la investigación y la docencia, en un sistema departamental cuyo eje está centrado en la vida colegiada, lo que da garantía de una efectiva autonomía universitaria.

Asumo el cargo de rector unitario consciente de la problemática que actualmente enfrenta la Educación Superior en nuestro país. Del intenso cuestionamiento que existe acerca de la utilidad de las Instituciones Públicas de Educación Superior en la problemática nacional, de la calidad de sus egresados y de la congruencia entre las funciones que le son propias a las Universidades y a las necesidades y problemas de nuestra sociedad. Pocas veces a lo largo de la Historia de nuestro país, la Universidad Pública ha sido tan seriamente puesta en cuestión, como en el transcurso de los últimos meses. Es evidente que las Universidades Públicas tienen problemas internos de diversa naturaleza. Sin embargo, éstos no han sido el producto de situaciones azarosas sino de varios factores, entre ellos; la crisis económica que el país enfrenta desde 1982 y el que desgraciadamente éstas hayan dejado de ser una prioridad nacional desde hace ya algún tiempo. Hay que reconocer también que las Universidades Públicas y los que laboramos en ellas hemos propiciado de una forma u otra este intenso cuestionamiento. En particular, al no haber podido generar mecanismos de evaluación y retroalimentación permanentes y claros que nos permitan conocer con precisión nuestros problemas, para orientar nuestras decisiones y corregir los errores, antes de que éstos adquieran una gran magnitud, es a mi parecer uno de los grandes errores que hemos cometido. Asimismo, no hemos sido capaces de dar a conocer con precisión el trabajo científico y humanístico tan valioso que se lleva a cabo en el interior de nuestras Universidades Públicas y sin esto no es posible pretender la estima de nuestra sociedad. Este aspecto es fundamental pues la sociedad es la que mejor puede contribuir a la promoción de la vida y el desarrollo de las Universidades.

Los que laboramos en las Universidades Públicas hemos sufrido un considerable deterioro en nuestras condiciones de vida y trabajo. Indudablemente no hemos sido los únicos que experimentan la grave crisis económica pero pocos sectores como el nuestro han visto no sólo un estancamiento sino una alarmante contracción en la inversión. Como consecuencia de esta contracción, el sistema de educación del país ha sufrido un estancamiento, falta de renovación de cuadros, descapitalización, fuga de talentos a otros países o actividades y una profunda desmoralización de muestra comunidad universitaria. En nuestra Unidad esta crisis entre otras cosas, ha empujado a nuestros profesores a la búsqueda de nuevas formas de realización profesional fuera de la vida académica y por consecuencia el desmoronamiento de algunos grupos de investigación. Con esto se ha puesto en peligro nuestra capacidad de formar profesionistas e investigadores de alto nivel.

A pesar de las condiciones adversas que enfrentamos como comunidad resulta impresionante el esfuerzo permanente y de calidad de un grupo todavía numeroso de profesores-investigadores de nuestra Unidad que han apostado definitivamente en favor de la educación de sus compatriotas impartiendo docencia de calidad, formando profesionistas calificados, realizando investigación de excelencia y tratando de incidir con su labor, y en la medida de sus posibilidades, en los problemas de su entorno. Todo esto en un momento tan crítico como el actual, en el cual, como en ningún otro, puede ponerse en duda el valor de su empeño.

Nuestra Unidad sufre problemas de desarticulación. A su interior no ha explorado de manera suficiente las diversas posibilidades de integración del trabajo de las áreas, los esfuerzos de investigación se encuentran disgregados y en la docencia no se emplean todos los beneficios del sistema departamental. La dimensión multidisciplinaria que es natural en nuestro modelo ha sido escasamente desarrollada. Con esto acumulamos un grave costo, pues no hemos aprovechado las ventajas que nuestro modelo de Universidad tiene frente a otras instituciones de educación superior.

La desarticulación de la Unidad Iztapalapa con el exterior debe ser también objeto de preocupación. En nuestro entorno inmediato la institución no aparece plenamente identificada con la vida de su colonia y su vecindario. Con todo esto no pretendo negar los esfuerzos que hasta ahora se han realizado. Solo pretendo señalar que hay mucho que hacer al respecto y que debemos ser más sistemáticos en esta tarea.

La Unidad Iztapalapa ha sido formada con la colaboración y el compromiso colectivo de una comunidad preocupada por México y es necesario reconocer sus logros y éxitos. Sólo quiero enfatizar aquí algunos aspectos de la Unidad que considero sobresalientes: contamos con grupos de investigación de primera calidad, competitivos tanto nacional como internacionalmente. Hemos sido capaces de generarlos y consolidarlos. Nuestros egresados tienen una amplia aceptación en la sociedad y en los programas de posgrado tanto nacionales como extranjeros. También han incidido de manera importante en la formación de los cuerpos profesorales de otras instituciones de educación, media y superior tanto públicas como privadas. Es fundamental señalar que el modelo de profesor-investigador es una de nuestras características distintivas, que da una mayor contribución a las formas de desarrollo de la vida académica de México.

La Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana tiene la fuerza y la capacidad para enfrentar y resolver sus problemas; esta es su cualidad más importante. Es mi opinión que la articulación de las diversas esferas de la vida universitaria nos ofrecería la oportunidad de caminar en la construcción de una Universidad mejor.

Convoco a toda la comunidad universitaria a realizar un esfuerzo por la integración de las actividades de la Unidad y dar un cabal cumplimiento al modelo de institución que representamos. Nuestro modelo académico es un ejemplo a seguir para otras instituciones y representa para nosotros una ventaja estratégica que debemos aprovechar, especialmente en este momento de crisis.

El esfuerzo de articular las actividades se refiere a distintas esferas tanto académicas como administrativas. Así, es necesario relacionar eficientemente los servicios de la biblioteca con las necesidades de la docencia y la investigación. Fundamental es la formación de líneas de investigación de convergencia entre las áreas, los departamentos y las divisiones.

Es mi compromiso promover iniciativas en los órganos colegiados, para que en el mediano y largo plazo se estructuren institucionalmente la investigación multidisciplinaria. Es necesario crear los espacios adecuados para la integración de grupos de investigación de las diversas disciplinas que se cultivan en la Unidad en un ambiente académico estimulante. Pretendemos así propiciar la colaboración entre los departamentos de una división y entre las mismas divisiones aprovechando al máximo nuestro potencial y los recursos tanto humanos como materiales con los que contamos. Debemos buscar una mayor articulación entre los proyectos de investigación de las divisiones con el fin de generar otros de mayor envergadura que den una muestra palpable de la participación ambiciosa que nuestra Unidad debe tener en el desarrollo del país. Para lograr todo esto es fundamental el compromiso y la participación convencida de nuestro personal académico.

Es necesario que la Universidad Autónoma Metropolitana reconozca su pertenencia al conjunto de las instituciones de educación en México y en consecuencia establezca mecanismos de interacción con las diversas esferas del desarrollo de la educación.

Así la vinculación con las instancias de educación media superior ha de ser explorada con el fin de establecer vínculos estrechos de colaboración que permitan dar una mayor coherencia a la secuencia educacional que une a los estudios de licenciatura con los de bachillerato. Esta relación tiene múltiples vertientes; desde la preparación de material de apoyo a la docencia, pasando por textos y coloquios especializados, hasta la formación de programas de posgrado dedicados a la docencia donde el eje motor debe ser la investigación educativa. Esta relación podría permitirnos establecer mejores mecanismos de selección de aspirantes a nuestros programas de licenciatura y empezar a resolver de fondo la problemática de los altos niveles de deserción y reprobación en los primeros trimestres de las carreras.

En esta misma línea resulta importante estrechar nuestros lazos con otros instituciones de educación superior. El compartir proyectos de investigación ha resultado benéfico para ambas partes y debemos profundizar en estos esfuerzos. Podemos ahora, explorar nuevas fórmulas para vincularnos en aspectos de la docencia, especialmente en las áreas de posgrado. Tenemos capacidad para intercambiar profesores y capacitar docentes en áreas específicas. Contamos con los recursos para preparar los cuadros académicos de otros posgrados y apoyar su diseño y desarrollo. En este sentido la Universidad Autónoma Metropolitana puede participar en el Sistema Nacional de Posgrado con un alto grado de liderazgo académico y colaborar en la descentralización efectiva de la educación superior en México.

La articulación con la sociedad debe ser una de nuestras preocupaciones principales. Este es un aspecto que podemos encarar con distintas estrategias complementarias, con el fin de mejorar sustancialmente la evaluación que la sociedad hace de nuestras actividades.

Es prioritario dar una mejor difusión a nuestros trabajos científicos y humanísticos, apoyar su publicación y darles una eficiente distribución. Con esto debemos buscar que la sociedad reconozca la importante contribución que nuestra Unidad realiza cotidianamente al cumplir con sus funciones sustantivas. Las tareas de difusión cultural deben partir de la obligación de difundir las funciones sustantivas de la Universidad.

Articular nuestras acciones con la sociedad significa preocuparnos por los problemas de nuestro entorno inmediato y del país. Tenemos capacidad para apoyar los esfuerzos de las distintas regiones de México, en los diversos quehaceres de su desarrollo; desde el apoyo a la formación de eficientes administradores municipales, hasta la solución de problemas productivos y de conservación de recursos naturales.

Es imperativo que nos relacionemos más estrechamente con los habitantes de la Delegación Iztapalapa. En un principio podemos convertirnos en un centro de difusión de la cultura y las artes. En el mediano y largo plazo podemos contribuir al desarrollo de diversas áreas de la comunidad donde nuestra participación pueda elevar la calidad de vida de la población.

Acercar a la Universidad con los problemas del sector productivo es un reto complejo, pues esta relación debe darse bajo la concertación de intereses de diversa índole. La participación de la Universidad debe darse desde los proyectos académicos y con una clara visión del modelo de institución que representamos. Al sector productivo podemos ofrecerle conocimientos, asesoría técnica, capacitación de sus recursos humanos y formación de profesionistas altamente calificados que pueden incidir en el desarrollo de la industria nacional.

Necesitamos ser una universidad más articulada con la sociedad que sirva a sus objetivos y que simultáneamente pueda atraer recursos adicionales, para redistribuirlos de acuerdo con las prioridades que fije en ejercicio de su autonomía. Todo esto con la intención inmediata, de que los ingresos adicionales beneficien directamente las condiciones de trabajo y la calidad de vida del personal académico y así buscar su permanencia en nuestra Institución.

Debemos buscar incansablemente todas aquellas estrategias que nos permitan apoyar y consolidar definitivamente a nuestros grupos de investigación reconociendo que la investigación es el medio para lograr los objetivos de la Universidad.

La vida académica ha de tener prioridad sobre la administración y no puede sufrir ni el control ni el burocratismo que han estorbado su desenvolvimiento . Una administración más eficiente al servicio de la academia, será mi preocupación constante.

Habremos de transformar la administración para que las iniciativas de desconcentración administrativa de nuestro Rector General no nos tomen desprevenidos. Para ello es necesario promover la profesionalización y el desarrollo del personal administrativo. La administración de la Unidad debe lograr el reconocimiento de la comunidad.

Los estudiantes constituyen la sangre viva de la Institución y por lo tanto es un sector al que debemos dedicar gran atención. Es mi compromiso mantener una relación constante con la representación estudiantil y mantener abierto el diálogo con ella. La concertación de proyectos académicos estudiantiles es una labor que es importante promover. Por otro lado, es importante generar eventos que apoyen su desenvolvimiento escolar así como su formación plena como profesionistas y universitarios.

Es importante que la representanción estudiantil junto con la administración realice una evaluación permanente de los servicios que reciben los alumnos, para adecuarlos a sus necesidades.

Con el sindicato tengo el firme propósito de establecer una relación cordial, serena y sin conflictos. Siempre debe estar regida por la concertación respetuosa, donde el interés de la comunidad guíe nuestra acción.

El principal actor de la vida de una institución de educación superior es la comunidad universitaria. Es en su esfera, con su compromiso y participación como se logra la realización de los objetivos de la Universidad. En la Unidad Iztapalapa tenemos una tradición de participación, de diálogo amplio y respetuoso. Esta tradición debemos profundizarla y acrecentarla.

Con estas palabras he querido expresar las líneas generales de acción que desde hace alrededor de dos meses he venido proponiendo a la comunidad como un proyecto de lo que podemos hacer para construir el futuro de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa.

Es ahora el momento de discutir estas y otras acciones, enriquecerlas y encontrar las fórmulas que nos permitan avanzar en el consenso con pluralidad y tolerancia, en el desarrollo de nuestra Unidad. Sólo así, podremos contribuir efectivamente a la construcción de la Universidad que el país necesita y merece.

En este momento de crisis es fundamental que tomemos conciencia cabal de la difícil situación por la que atraviesa nuestra Universidad como Institución Pública de educación superior y adoptemos una actitud imaginativa en su promoción y defensa. Este es el momento en que debemos demostrar nuestro alto grado de compromiso institucional en el cual no pueden ni deben tener cabida la pasividad y el desinterés por encontrar una solución a nuestros problemas. Debemos enfatizar que la Universidad Pública tiene un papel de servicio fundamental al desarrollo de México en el que los modelos privados por su naturaleza no pueden tener el mismo grado de incidencia.

Finalmente quiero agradecer a todos aquellos que me brindaron su apoyo en el proceso que culminó con mi nombramiento como Rector de esta Unidad; para quienes sugirieron mi nombre ante el Consejo Académico, para el Rector General que formuló la terna y para la Junta Directiva, que después de la labor de auscultación, decidió nombrarme. Para el buen cumplimiento de esta gran responsabilidad pondré mi mayor esfuerzo, dedicación y compromiso institucional.

*(transcripción tomada del Órgano Informativo Universidad Autónoma Metropolitana, Vol.14, No.28, 26/03/90)