RECTOR DE LA UNIDAD IZTAPALAPA

Dr. José Luis Gázquez Mateos
(26 de abril de 1994 - 30 de noviembre de 1997)

Discurso pronunciado en su toma de posesión.*

Con este acto culmina un intenso y largo proceso de renovación institucional, en el que se han debatido propuestas y proyectos sobre el futuro de nuestra Unidad. La intensidad del debate refleja la vitalidad de nuestra vida académica.Cada uno de los candidatos estableció un horizonte de acción y propuso una agenda de prioridades. El debate y la discusión que hemos vivido ha enriquecido el espacio de comprensión que tenemos de la Unidad y de sus posibilidades de desarrollo.

Deseo que mis primeras palabras como Rector de Unidad sean de reconocimiento para los brillantes académicos que participaron como candidatos en el proceso de elección del Rector de la Unidad Iztapalapa. Quisiera que con mi desempeño y esfuerzo pueda ganar su adhesión y colaboración con las labores que todos los miembros de la comunidad tenemos que desarrollar para el beneficio de la Unidad en el futuro inmediato.

En la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana, a lo largo de casi 20 años, se ha forjado una tradición de trabajo académico cuyos resultados empezamos a distinguir, pero que debemos cuidar y fortalecer. Nuestra Unidad es el producto del trabajo y compromiso común de un sin número de personas que han ofrecido a la Institución lo mejor de sí mismos, convencidos de que el proyecto académico de la Universidad es valioso y representa una contribución significativa en el horizonte de la educación superior del país. El estado que hoy guardan los asuntos de nuestra Unidad es fruto de su trabajo multiplicado. Este empeño colectivo constituye un patrimonio de gran valor que nos obliga a todos los miembros de la comunidad a preservar lo construido y avanzar en el desarrollo de este proyecto académico que compartimos.

En estos años la Unidad ha gozado de una rara prerrogativa en el panorama de la educación superior en México, sus rectores han sido académicos reconocidos por su trabajo en las aulas y los laboratorios, con una posición consolidada en sus disciplinas. Esto nos ha permitido construir formas de liderazgo de carácter académico que han dotado de una clara direccionalidad al desenvolvimiento de nuestras actividades. Con ellos hemos sido capaces de alcanzar objetivos compartidos y certidumbre sobre el futuro. En mi calidad de Rector de Unidad espero contar con el consejo y apoyo de este distinguido grupo de académicos que han servido a la Universidad en los puestos de dirección.

Hoy iniciamos una nueva etapa en la vida de la Unidad. En esta etapa habremos de ser fieles a nuestras tradiciones y reconocer el legado institucional que hemos recibido. Tenemos también nuevos desafíos y nos enfrentamos a problemas que son inéditos, tanto en lo que toca a la vida académica como a las condiciones nacionales e internacionales en que se ha de desarrollar nuestra vida institucional. Ciertamente nos toca vivir tiempos difíciles, contamos con una Universidad fuerte, con tradiciones sólidas y capacidad para participar en la solución de los problemas. Habremos de enfrentar los desafíos con responsabilidad, coherentes con nuestros objetivos fundamentales como Universidad Pública y sensibles a las nuevas demandas que nos hace la sociedad. En la actual coyuntura es prioritario defender nuestro proyecto académico, afirmar nuestra capacidad de respuesta a los problemas sociales y ser capaces de adaptarnos a las condiciones cambiantes de nuestro entorno .

Como académicos comprometidos con la Universidad Pública, nos preocupa la grave situación del país. Nos alarma la violencia que se presenta como signo ominoso y amenazante de una sociedad que no ha podido establecer bases sólidas para organizar su convivencia política de forma civilizada.

En el contexto de la violencia es necesario reiterar que frente a la sin razón de las armas a los universitarios nos corresponde afirmar la razón, el diálogo y la tolerancia como valores fundamentales que deben orientar la vida social.

Son muchos los factores que hoy conspiran contra el desarrollo democrático de México. Tenemos que contribuir en la contención de las actitudes autoritarias de todo signo y colaborar con nuestro esfuerzo para que la sociedad mexicana siga teniendo la oportunidad de participar en la organización de la vida política. Este es un compromiso que va más allá de las militancias partidista y que corresponde a nuestras obligaciones con la sociedad, como institución pública centrada en la promoción del hombre y sus valores, y que está orientada por las más altas manifestaciones de la cultura. Frente a esta situación ofrezcamos a la sociedad la certidumbre y seguridad de una institución sólida, comprometida con el futuro del país.

La inestabilidad política recientemente genera efectos económicos y el entorno financiero del país parece entrar en un período de dificultades. Como Institución tenemos la obligación de responder a esta situación con una actitud productiva y afirmativa de la capacidad del país para lograr un crecimiento económico sólido y autosustentado. En lo interno es necesario redoblar esfuerzos en nuestras políticas de disciplina presupuestal y control del gasto, de modo que la volatilidad coyuntural de los mercados financieros no ponga en riesgo el desarrollo de nuestros proyectos académicos. En esta materia debemos ser muy cuidadosos y mantenernos alerta.

Es en momentos de crisis cuando es necesario tener muy claro el sentido y compromiso de la Universidad Pública en México. La Universidad es el resultado más refinado de la inteligencia del hombre, en ella se han agotado las máximas expresiones del saber humano y uno de sus objetivos fundamentales es la formación de la persona en los distintos campos del conocimiento. Constituimos una institución de alta cultura, cuya tarea está centrada en el ser humano, en todas sus dimensiones. Nuestra vocación académica se realiza en la formación de profesionistas cultos, que participan del amplio horizonte de valores de nuestro acervo científico y humanístico; en la producción y recreación del conocimiento que se concreta en las tareas de investigación y en la preservación y difusión de nuestra cultura. De este modo, entiendo la Universidad como una gran empresa humanística, que alcanza su culminación en los frutos de la ciencia y de las diversas disciplinas que conforman nuestro horizonte civilizatorio.

Tenemos claros nuestros objetivos, somos capaces de definir con autonomía nuestro rumbo institucional, contamos con el legado de nuestras tradiciones y con la fuerza de nuestro trabajo académico. Nos enfrentamos a grandes retos que habremos de superar con imaginación y capacidad de cambio.

Hoy iniciamos una nueva etapa en la vida de nuestra institución, no sólo por la necesaria renovación de los cuadros directivos, sino fundamentalmente porque las condiciones nos exigen adelantarnos a los cambios y transformar nuestra capacidad de respuesta a las necesidades de la sociedad.

En la actual situación son al menos cuatro los retos fundamentales que la Universidad debe encarar.

1. La sociedad requiere de nuestro compromiso con la construcción de mejores formas de relación social, en las que la tolerancia, el diálogo y la razón, sean los vínculos para organizar la convivencia de forma más justa y civilizada. En este plano es fundamental contribuir en la generación de mejores condiciones para el desarrollo político.

2. El futuro del país demanda de nuestro compromiso en la definición de estrategias que hagan viable el desarrollo nacional en el contexto de la globalización y la internacionalización de las relaciones económicas, sociales y políticas.

3. Es urgente promover el desarrollo de la capacidad científica y tecnológica, para organizar bases sólidas en las que se sustente la planta productiva y la vida económica.

4. La promoción, preservación y difusión de los valores de la cultura mexicana, es una tarea prioritaria, a la que debemos dedicar nuestro mayor esfuerzo en especial en el espacio en que realizamos nuestro quehacer, la Ciudad de México.

Estos son desafíos de gran magnitud que corresponden al conjunto de la sociedad y podrá parecer grandilocuente o demagógico afirmar que la Universidad ha de contribuir en su definición. Sin embargo, estoy convencido de que la Universidad Pública tiene la responsabilidad de hacer suyos los problemas de la sociedad y que tenemos la capacidad para hacer contribuciones modestas pero significativas en la construcción del futuro de México.

Los actuales desafíos nos obligan a establecer nuevas prioridades para el futuro de la Unidad. Desde mi punto de vista nuestra primera prioridad ha de ser la docencia. En mi evaluación de la Unidad Iztapalapa el principal problema que enfrentamos es el de elevar la calidad de nuestra docencia. Pero estoy convencido de que debemos enfrentar los problemas de la docencia con un doble propósito: superar nuestras carencias y dar respuesta a la necesidad urgente de la sociedad de más y mejores profesionistas.

La única manera en que México puede lograr resolver sus problemas inmediatos y establecer bases para un sano desarrollo, es que seamos capaces de formar profesionistas de mejor calidad, que colaboren en la construcción de nuevas formas de convivencia, que participen en los procesos de renovación y cambio tecnológico, que con su creatividad y responsabilidad social fortalezcan la cultura mexicana, especialmente frente a los actuales conflictos y los procesos de globalización.

En la Unidad Iztapalapa hemos descuidado el equilibrio entre la docencia y la investigación. Parecería que hemos olvidado que el principal objetivo de la Universidad es la docencia. Ciertamente la investigación es una actividad importante por sí misma, pero en la Universidad tiene sentido en cuanto beneficia y enriquece a las actividades docentes.

Mediante la investigación se promueve una actitud crítica en los estudiantes, se alienta el cuestionamiento del mundo que nos rodea, de las ideas y del conocimiento establecido.

La investigación ligada a la docencia implica la transmisión de un conocimiento actualizado y el fomento de una actitud de indagación y de duda. En el contacto entre los estudiantes y los investigadores, los alumnos aprenden como se construyen objetos de investigación y se familiarizan con los hábitos y las habilidades asociados a los procesos de creación y recreación del conocimiento.

Esto nos permite formar profesionistas más cultos, más creativos y mejor preparados para resolver problemas.

Para mejorar la docencia es importante atender a la formación pedagógica de nuestros profesores. Su entrenamiento en las técnicas básicas de enseñanza es muy relevante, sin embargo, el profesor se hace dando clases, en contacto cotidiano con los alumnos y sus problemas. Y es esta la tarea que debemos reforzar.

Una de las estrategias para mejorar la docencia consiste en lograr el compromiso de grupos selectos de profesores dentro de la estructura divisional para realizar tareas de análisis, evaluación y seguimiento, tanto de los planes y programas de estudio como del desarrollo de los estudiantes y la actuación de los profesores.

En materia de los planes y programas de estudio es necesaria su permanente evaluación y actualización, para generar los nuevos perfiles que demanda tanto el desarrollo de cada disciplina como las necesidades de la sociedad. La actualización de los programas en su dimensión básica ha de contemplar la constante revisión de las bibliografías y de los contenidos temáticos. En esta materia es necesario que podamos aprovechar la experiencia que está generando en las tres unidades especialmente entre aquellas carreras similares y afines.

Para la evaluación efectiva de nuestra actividad docente, es indispensable realizar acciones de seguimiento de desertores, análisis de la reprobación, así como encuestas de empleadores. Con ello podremos recabar la información necesaria para organizar mejor las currícula académicas y las actividades de enseñanza -aprendizaje.

En apoyo a los estudiantes es necesario desarrollar programas de tutoría, asesoría y elaboración de material didáctico. No es posible que nuestros estudiantes deban asumirse en la pirática como autodidacta cuando la porción de profesores de tiempo completo nos debería permitir contar con capacidad de atención adecuada. Es necesario ofrecer a los estudiantes orientación y apoyo especializado de acuerdo con las características de cada profesión.

Nuestros estudiantes de posgrado han de encontrar en la Universidad un ambiente adecuado para su mejor formación. En este sentido es necesario que les reconozcamos su posición especial, que podemos situar entre los estudiantes de licenciatura y los profesores. Esta posición ha de significar facilidades específicas en los servicios y apoyos que los estudiantes reciban.

En este sentido nos preocupa que los estudiantes de posgrado en ciencias sociales no cuenten con mecanismos adecuados de apoyo para el desarrollo de sus tareas de investigación. Es necesario la definición de protocolos apropiados que permitan que las investigaciones de tesis reciban el soporte necesario para su realización.

La evaluación y seguimiento del desempeño docente de los profesores es una tarea que nos permitirá perfeccionar el desenvolvimiento de las actividades en las aulas y laboratorios. Esto colaborará también a que los profesores enriquezcan y mejoren su labor y a que se cuente con instrumentos institucionales para prevenir problemas y corregir las deficiencias de nuestros planes y programas.

La beca a la carrera docente es un instrumento que nos puede ser muy útil en las tareas de evaluación de las actividades de enseñanza, tanto por ser un instrumento que permite conocer la opinión de los alumnos como por el informe de actividades del profesor.

Disminuir nuestros niveles de deserción y reprobación, así como incrementar la calidad de nuestra enseñanza son objetivos que habremos de compartir.

Un factor importante en el logro de estos objetivos es la revisión del examen de admisión como un instrumento que nos permite seleccionar el perfil de los alumnos de acuerdo con las características de nuestros planes y programas y así garantizar que los estudiantes que aceptamos en la Universidad tengan mejores probabilidad de éxito académico. De otra forma estamos alentando falsas expectativas y generando una oferta que la Universidad por sus características no puede cumplir.

Un espacio idóneo, que no hemos explorado para fortalecer nuestros procesos de selección y admisión, se encuentra en mayor vinculación con los sistemas de educación media del país.

No debemos olvidar que los universitarios tenemos una responsabilidad con el sistema de educación media superior. Nos liga un compromiso histórico, el origen de las universidades modernas en México se encuentra en la Escuela Nacional Preparatoria y en los Colegios de Ciencias y Artes.

La vinculación con la educación media superior no sólo ha de orientarse por el objetivo de reclutar mejores estudiantes, sino también por el propósito de mejorar la calidad de la educación. En este sentido instrumentos tales como los libros de texto y los cursos de actualización para profesores son importantes para desarrollar una labor significativa. En esta como en otras áreas las divisiones de las tres unidades pueden desarrollar una actividad coordinada que haga más eficaces nuestros esfuerzos.

En materia de docencia creo que no debemos olvidar que el principal vínculo entre la Universidad y la sociedad son los egresados. Profundizar nuestros nexos y mantener una relación permanente con ellos debe ser objeto de nuestra mayor dedicación.

Creo que la principal función de los órganos personales de la Universidad es colaborar en la construcción de espacios académicos que garanticen a los profesores las mejores condiciones para la realización de sus tareas. En este sentidos debemos empezar por cuidar los aspectos básicos de las características de nuestros espacios físicos.

Los espacios físicos constituyen una condición indispensable para el trabajo. Es indudable que contar con infraestructura adecuada e instrumentos de trabajo idóneos permiten el desarrollo efectivo de nuestras actividades. Para enfrentar con seriedad el tema de los espacios físicos es necesario identificar los recursos mínimos indispensables que requiere nuestra labor y garantizar tanto a los profesores como a los alumnos que estos recursos estarán a su disposición.

Para los alumnos es básico contar con salones de clase y laboratorios adecuadamente equipados, un lugar apropiado en la biblioteca donde se encuentren la bibliografía de sus cursos, equipo de cómputo, así como condiciones que les permitan el desarrollo pleno de sus capacidades de aprendizaje, sin sujetarlos a obstáculos superfluos o a la necesidad de recurrir a mecanismos improvisados para el cumplimiento de sus actividades.

Los profesores requieren de cubículos adecuados, apoyo secretaria eficiente, acceso eficaz al teléfono y oportuno a la red de computo y si fuera posible a una computadora personal en su lugar de trabajo.

Los esfuerzos que se hagan en materia de fortalecimiento de la infraestructura física han de verse acompañados de una permanente labor de mantenimiento que impida la duplicación innecesaria de los recursos destinados a este objeto.

Es fundamental en materia de infraestructura física, la Unidad carezca a partir de la satisfacción de las necesidades mínimas y no a costa de ellas.

Es también importante contar con espacios de reflexión, donde los profesores puedan intercambiar experiencias, discutir sus proyectos de investigación y encontrarse con profesores de otras disciplinas. Esto es lo que realmente constituye un ambiente universitario. En este sentido es importante fomentar los seminarios departamentales, los seminarios abiertos y en general los lugares de encuentro entre los académicos.

Además es necesario construir espacios para que los académicos participen sustantivamente en la toma de decisiones sobre el futuro de la Unidad. En este sentido los procesos de planeación han de desarrollarse a partir de las opiniones y prioridades de los profesores. En este campo se ha logrado algún avance que debemos profundizar y consolidar. Estoy convencido de que los profesores tienen la capacidad para participar y comprometerse con objetivos institucionales de largo plazo y aún sacrificar sus prioridades en favor de la construcción de mejores condiciones para el conjunto de la Universidad.

Por esta razón creo que para la satisfacción de las necesidades mínimas señaladas antes, podemos contar con la participación de los profesores a partir de la formulación de los consensos que permitan lograr la convergencia de la comunidad alrededor de objetivos comunes.

Es necesario también asegurar en la Unidad espacios para la difusión de la cultura y el conocimiento. Hacen falta más espacios para difundir en la sociedad el conocimiento que se produce en las divisiones. La Unidad requiere de áreas para disfrutar de las manifestaciones de las artes. Esto enriquece el horizonte de nuestros estudiantes y profesores, pero también es una oferta cultural para la comunidad que habita las zonas vecinas de la Unidad.

Debemos tener presente que la delegación Iztapalapa no tiene teatros, tiene un cine y no tiene museos. Es por esto que las acciones que podamos desarrollar en los espacios de la universidad revisten la mayor importancia. Debemos profundizar la relación entre la Unidad y la comunidad circundante, es necesario continuar con las tareas en curso y ampliar nuestra agenda de colaboración con la población de Iztapalapa.

El objetivo fundamental de mi gestión como Rector de Unidad es el de identificar, promover y consolidar los grupos de trabajo académico. Son los académicos, comprometidos con las tareas de docencia, investigación y preservación y difusión de la cultura, los actores fundamentales de la Universidad.

Para cumplir este objetivo es que resulta indispensable la satisfacción de sus necesidades básicas, la organización de los procesos de planeación centrados en las prioridades de los profesores, la profesionalización del personal académico, la reestructuración de la administración para garantizar mejores servicios de apoyo y la definición de un nuevo modelo de carrera académica que les ofrezca seguridad y certidumbre.

El fortalecimiento de los grupos académicos depende de que la Universidad sea capaz de diseñar una verdadera carrera académica que reconozca la diversidad disciplinaria y las diferentes trayectorias académicas de los profesores. El modelo de carrera académica de la Universidad debe ofrecer seguridad y certidumbre para que nuestros profesores cuenten con los elementos para concentrarse en el trabajo académico y tengan garantizada una vida digna y un efectivo desarrollo profesional.

La formación del personal académico es un factor importante, así como también lo es la identificación y promoción de los liderazgos académicos, para favorecer el trabajo de las áreas de investigación como lugares naturales de desarrollo de los grupos de profesores.

Debemos continuar el proceso de fortalecimiento de nuestras áreas de investigación, es necesario proseguir la evaluación de su funcionamiento para establecer políticas específicas de apoyo y fomento. En este sentido buscaré un contacto permanente con los profesores, mecanismos como las visitas a las áreas de investigación y la organización de los procesos de planeación han de servir a este propósito.

En los próximos meses, de acuerdo con el consenso de la comunidad, imprimiremos una nueva direccionalidad de desarrollo de las actividades de la Unidad. En este proceso será necesario recuperar las experiencias de pasados esfuerzos de planeación, revisar con cuidado sus carencias y aprovechar las condiciones cambiantes de nuestro entorno y avanzar firmemente en la construcción de una nueva etapa de desarrollo institucional.

Esta nueva direccionalidad habrá de fundarse en procesos de planeación transparentes, que sean capaces de convencer a la comunidad de sus alcances y compromisos y que por ello generen credibilidad. Alcanzar mayor transparencia y credibilidad en nuestros procesos de planeación, permitirá incrementar la participación de los profesores y lograr un mayor compromiso con los objetivos institucionales y una mejor asignación de los recursos. Esto es especialmente necesario en un contexto de incertidumbre en el que debemos redoblar la disciplina presupuestal y cuidar rigurosamente el uso de nuestros fondos.

Transparencia, disciplina y uso cuidadoso de los recursos constituyen una base de una estrategia financiera que tiene por objetivo, mantener la viabilidad de nuestro modelo institucional, garantizar el desarrollo de las actividades sustantivas y promover la realización de nuestras prioridades.

En materia de financiamiento tenemos el reto de mantener los montos que se han logrado para el desarrollo de los proyectos de investigación. Para ello será necesario buscar nuevas fuentes de recursos y fomentar mejores relaciones con las agencias financiadoras nacionales e internacionales.

En el ámbito nacional es prioritario mantener una estrecha vinculación con las agencias financiadoras gubernamentales, ellas han aportado una buena parte de nuestros recursos externos y es importante consolidar estas fuentes. En este ámbito debemos buscar que las actividades de docencia de alta calidad dirigidas a la formación de profesionistas, especialmente en el posgrado, sea reconocida como una actividad fundamental para el desarrollo tecnológico, que debe recibir apoyo adecuado. En esta línea es nuestra tarea revisar los planes y programas y fomentar este tipo de posgrados que son importantes para el desarrollo de la planta productiva del país.

En muchas áreas disciplinarias no hemos logrado establecer mecanismos adecuados de comunicación entre los académicos y las agencias financieras, es fundamental lograr que las políticas de financiamiento reconozcan las características y peculiaridades de este tipo de trabajo académico, al tiempo que debemos hacer un esfuerzo para ampliar nuestra capacidad de comunicación y adecuarnos a los protocolos establecidos.

Con el sector productivo es importante buscar nuevos vínculos que amplíen las relaciones entre nuestra docencia y sus necesidades, cuidado de afirmar nuestra autonomía y de mantener intocados los propósitos muy objetivos de nuestra institución como Universidad Pública.

En el terreno del financiamiento internacional el campo se ha ampliado significativamente en los últimos años. Nos hacen falta políticas institucionales que organicen de un modo eficiente las formas como la Universidad ha de participar en los procesos de internacionalización para consolidar nuestro quehacer en el nuevo entorno y aprovechar las circunstancias de acuerdo con nuestros objetivos académicos.

El ingreso de México a la OCDE y la firma del Tratado de Libre Comercio representa oportunidades importantes para organizar nuevos canales de financiamiento de la investigación y participar en redes de investigación y desarrollo a nivel global. En esta línea debemos buscar las áreas en que tenemos mayor capacidad y hemos alcanzado cierta madurez, así como aquellas en donde por nuestras características tenemos ventajas comparativas.

En materia de financiamiento un tema que permanece pendiente es el de las cuotas por servicios. A este respecto el Colegio Académico habrá de fijar las políticas ha seguir en la Institución. Es importante que alcancemos un modelo capaz de permitir que los estudiantes de menores recursos tengan garantizado su lugar en las aulas, así también es necesario que no se otorgue un subsidio indebido a aquellos que cuentan con los recursos para financiar su educación. Es un principio de justicia básico en un país como el nuestro que quienes cuentan con las ventajas para lograr un título profesional colaboren directamente en el mantenimiento de las instituciones públicas.

El posgrado es clave para el desarrollo del país y de la Universidad.

Los posgrados son importantes para la Universidad . En ellos se da plenamente la convergencia entre la docencia y la investigación. A través de ellos se puede llevar a cabo la formación y renovación de cuadros académicos para la educación superior. En este sentido con el posgrado podemos cumplir con la responsabilidad que tenemos de colaborar con el desarrollo de la educación superior en los Estados de la República.

La Unidad Iztapalapa está cercana al punto de saturación de su matrícula, es el momento de reflexionar sobre su composición y establecer nuevos objetivos de acuerdo con la dirección que deseamos para las actividades académicas de la Unidad.

Sería deseable incrementar la matrícula de posgrado y que ésta alcance porcentajes significativos con relación a la matrícula total. Sin embargo habremos de ser cuidadosos, debemos vigilar nuestra capacidad para ofrecer los servicios de mayor calidad y dotar a los programas de la infraestructura y el equipo necesario.

Los posgrados que ofrecemos son responsabilidad de toda la Universidad y no sólo de cada división. Es importante considerar las opciones de desarrollo de posgrados compartidos, como es el caso del doctorado en Ciencias Biológicas que se encuentra en proceso de aprobación. También el desarrollo de programas de posgrado en colaboración y la formulación de programas de posgrado de convergencia disciplinaria son opciones importantes que debemos explorar.

Uno de los retos del desarrollo de la investigación en la Unidad es la organización de programas de convergencia disciplinaria. En este sentido es necesario retomar las convocatorias para el desarrollo de este tipo de proyectos y proponernos el fomento del intercambio académico entre los departamentos y las divisiones.

En materia de investigación tenemos el reto de consolidar desde una perspectiva interdivisional el uso y aprovechamiento de nuestros recursos de cómputo, informática y comunicaciones, en especial del centro de instrumentos que pronto entrará en funciones. En principio debemos buscar la utilización en común del incremento en la capacidad de procesamiento masivo de datos y hacer un uso más eficiente de los grandes equipos que ahí se concentrarán. Ello ameritará el diseño de proyectos específicos de investigación y el desarrollo de nuestros programas de posgrado para alcanzar su más amplio rendimiento.

La Universidad Autónoma Metropolitana se encuentra en un momento crucial de su desarrollo, en la Unidad Iztapalapa tenemos la misión urgente de consolidar nuestro trabajo académico, elevar la calidad de la docencia, asegurar a todos los miembros de la comunidad los elementos mínimos necesarios para la realización de sus actividades, reordenar la administración para alcanzar mejores niveles de eficiencia en los servicios de apoyo al trabajo académico y afianzar la viabilidad financiera de nuestros proyectos. Son estas las prioridades del futuro inmediato, son estos los compromisos que asumo como Rector de la Unidad. Pero son estás también las tareas a las que convoco a la comunidad universitaria.

Todos tenemos un importante papel que desempeñar en el logro de los objetivos de nuestra institución; ante los signos de dificultades debemos actuar unidos en torno a los objetivos que compartimos como académicos comprometidos con la Universidad Pública. Defender nuestro proyecto académico, promover sus objetivos y concretar nuestra amplia capacidad de servicio son los imperativos del momento.

Habremos de enfrentar una época de grandes demandas como mexicanos a las que los invito a responder desde la rica perspectiva del quehacer universitario. Estoy convencido de que tenemos la capacidad para contribuir en la construcción de una sociedad más justa y más democrática.

El tiempo mexicano hace grandes demandas a la Universidad; como institución pública estamos obligados a responder con oportunidad y eficacia a las necesidades del país. Los convoco a realizar está tarea no desde el acto heroico que se consume en sí mismo, sino desde el trabajo continuado y la contribución modesta pero significativa que se materializa en las actividades académicas de nuestra vida cotidiana.

MUCHAS GRACIAS

*(transcripción tomada del Órgano Informativo Universidad Autónoma Metropolitana, Vol.18, No.27, 02/05/94)