RECTOR DE LA UNIDAD IZTAPALAPA

Dr. Oscar Armando Monroy Hermosillo
(2 de febrero 2006 -

HONORABLE PRESIDIUM

DISTINGUIDOS MIEMBROS DE LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

ESTIMADOS VISITANTES

AMIGOS TODOS

El día de hoy me encuentro frente a ustedes para asumir una nueva responsabilidad que esta comunidad universitaria honrosamente me ha conferido, la de estar al frente durante los próximos cuatro años, de la Rectoría de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa.

Mi nuevo compromiso con esta institución académica refrenda objetivos y anhelos que me han acompañado permanentemente en los diferentes ámbitos de mi quehacer universitario, pero a la vez plantea numerosos desafíos. Nuestra universidad relativamente joven que ha transitado en un entorno caracterizado por un dinámico cambio tecnológico y donde lo viejo y lo nuevo siempre se debaten. En ese contexto, mi gestión asume el compromiso de encabezar el esfuerzo colectivo de los profesores, estudiantes y trabajadores administrativos por repensar nuestra universidad como la institución científica y académica que demanda el país para su desarrollo económico, político y social.

Hace menos de dos años, cuando tomé posesión de la dirección de la siempre empeñosa División de Ciencias Biológicas y de la Salud manifesté que con el esfuerzo coordinado de todos podríamos ofrecer las licenciaturas más demandadas del país. Al poco tiempo me di cuenta que ese era un anhelo compartido por toda la División, pues rápida y entusiastamente nos encontramos trabajando en la planeación y reorganización de las áreas de investigación, en la actualización de las licenciaturas, en la modernización de las prácticas docentes de los profesores, en la formación de tutores y en esmerar el servicio a los estudiantes. Fue a partir de estas tareas que aprendí a construir consensos entre profesores, alumnos y personal administrativo para llevar adelante nuestra voluntad de cambio en un ambiente siempre cordial y placentero. Por esta razón manifiesto a todos mis compañeros de la división mi más grande reconocimiento a su visión y creatividad para llevar la división hasta el punto en que se encuentra y por haber depositado su confianza en mí para coordinar sus voluntades y esfuerzos en estos últimos meses.

Hoy, a treinta y un años de su fundación, la unidad Iztapalapa posee la mayor planta de profesores pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores y los resultados de nuestras investigaciones se publican en las mejores revistas del mundo. Hemos construido un importante sistema de licenciaturas y posgrados basados en las políticas operativas de docencia que tienen el propósito de formar a nuestros estudiantes como profesionistas constructivos y libres al servicio del país. La comunidad a la que pertenezco, siempre ha creído que para formar individuos críticos y ciudadanos éticos, la docencia no debía desvincularse de la investigación. Procuramos avanzar con esta dualidad dialéctica, que ha sido un punto de debate en la comunidad, especialmente desde el año 2000 cuando, a partir de la iniciativa del entonces Rector José Luis Gázquez nos dimos a la tarea de meditar sobre nuestras prácticas docentes, con el propósito de mejorar la calidad de la enseñanza y emprender medidas institucionales que posibilitaran un nivel de excelencia en la docencia tal como se había logrado en la investigación.

Hoy por hoy, tenemos avances importantes. Sin embargo, debemos profundizar este proceso.

No obstante los avances sustantivos de nuestra universidad y de la excelencia lograda en algunas áreas, reconocemos el desafío de trascender las fronteras de la universidad y del ámbito académico, para vincular nuestros esfuerzos a las necesidades que plantea nuestra sociedad y contribuir con el cambio que el país requiere. Reconocemos que no tenemos el impacto social que se espera de profesores con tan altas calificaciones. Nuestras licenciaturas no son las más demandadas de la zona metropolitana y la matrícula está por debajo de nuestras capacidades. Nuestro significativo número de publicaciones no se relaciona con los proyectos de desarrollo, patentes, tecnologías transferidas o servicios. Para trascender a la sociedad y convertirnos en una referencia en la aplicación del conocimiento científico para ayudar a la resolución de los problemas nacionales, debemos volver a visitar el objeto de la UAM estipulado en el artículo 2 de su Ley Orgánica:

I. Impartir educación superior de licenciatura, maestría y doctorado y cursos de actualización y especialización, en sus modalidades escolar y extraescolar, procurando que la formación de profesionales corresponda a las necesidades de la sociedad.

II. Organizar y desarrollar actividades, en investigación humanística y científica en atención y primordialmente, a los problemas nacionales.

III. Preservar y difundir la cultura.

En estas tres actividades sustantivas, la relación con la sociedad se plantea como una constante. En esa lógica la ley orgánica demanda de la comunidad intelectual la creación de conocimiento humanístico, científico y tecnológico concordante con los intereses de la sociedad.

Estoy convencido que, sin descuidar la investigación fundamental, el carácter social de los proyectos que se emprendan hará que las ciencias se complementen unas a otras para la creación de un conocimiento y una tecnología socialmente útil.

En esta complementación, se logra la unificación de la humanidades, de las ciencias sociales y de las ciencias básicas, y con la creación y difusión de las tecnologías socialmente útiles, la actividad académica de la universidad trascenderá hacia la sociedad. Y esta trascendencia se materializa a través de la enseñanza a nuestros alumnos quienes como egresados recrean los conocimientos científicos en todos los ámbitos de la sociedad.

En este marco de reflexión, invito a la comunidad de la UAMI, a que, siendo sensible a los problemas de su entorno, logre fortalecer con creatividad el vínculo de profesores y estudiantes con la sociedad de la que forma parte, a través de la difusión del conocimiento, con proyectos de investigación orientados a la resolución de problemas específicos y desarrollando e impulsando el pensamiento científico.

Considero que la enseñanza y la investigación en la universidad debe ser totalmente congruente con el país y el mundo al que aspiramos. Debemos consolidar una educación integral que promueva valores éticos, armonía con el medio ambiente y que acepte mecanismos de evaluación y autocrítica como muestra de congruencia.

Es necesario que la UAM se comprometa con los problemas que afectan la sustentabilidad del planeta. en un sentido amplio, su participación no deberá restringirse a la formación de los recursos técnicos y profesionales, sino que sería necesario que participara activamente predicando con el ejemplo. La UAM debe proporcionar educación, entrenamiento y motivación ambiental. Debemos adquirir una responsabilidad ambiental expresada, por ejemplo, a través de programas de conservación y reciclamiento de recursos y reducción de basura en el campus, comprometiéndonos a ser, no solo participantes, sino agentes y gestores del cambio. Debemos trabajar en una ética ambiental promoviendo en la comunidad y la sociedad patrones sustentables de consumo y un estilo ecológico de vida.

Aspiro a una UAM en la que los trabajadores administrativos ni se consideren ni sean considerados realizadores de un trabajo mecánico y estéril, sino que reconozca la importantísima labor que desempeñan quienes hacen la organización y el funcionamiento cotidianos de la unidad pues finalmente es esa la cara que mostramos diariamente. Asumamos el reto de que mediante la capacitación y el consenso, los trabajadores administrativos, sean cada vez más, parte orgánica del proceso académico y actores del cambio que la institución necesita.

Invito a los profesores a que fortalezcamos nuestro compromiso con los estudiantes, recuperando, cada día, la mística original de hace treinta y un años, abiertos a las nuevas ideas, los nuevos conocimientos, las nuevas prácticas docentes. Pasemos a segundo plano la búsqueda de status a través de los puntos y las becas, en la que hemos estado absortos y encontremos nuevas formas que nos permitan superar el individualismo, para volver a creer en el magisterio como una profesión excepcional, enriquecedora, trascendente, de gran responsabilidad y retroalimentado por nuestras investigaciones.

Espero que con el trabajo de nuestra comunidad podamos restaurar la confianza de la sociedad en las universidades públicas, Que brindemos a los alumnos confianza en sí mismos, que les infundamos esperanza, seguridad en sus capacidades y sobre todo, la certeza de que la formación que les ofrecemos es de excelencia y de que están capacitados para desempeñarse en cualquier ámbito. Debemos transmitirles que este país y las promesas que encierra son para ellos.

Tendremos que tomar muchas decisiones y las haremos juntos en concordancia con la UAM en su conjunto. Iremos construyendo consensos que nos llevarán a convertir estas propuestas en acciones, pues si no son también las suyas, no prosperarán.

Muchas gracias