[Semanario de la UAM | 14•11•2016]
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SOCIEDAD
La ética pública, instrumento poderoso
para el control de la corrupción
Noventa por ciento
de los funcionarios ocupa
el puesto por asignación
T
al como Hércules venció a la hidra de
Lerna, monstruo acuático policéfalo: le sur-
gían dos cabezas por cada una que le era
cercenada, de acuerdo con la mitología griega,
son necesarios servidores públicos con valores,
principios, tenacidad, fortaleza y disposición a
enfrentar al enorme engendro de la corrupción,
expresó el politólogo Óscar Diego Bautista.
En la
3ra. Jornada de ética pública, preven-
ción de la corrupción y ciudadanía
–efectuada
el 26 de octubre en la Unidad Iztapalapa de la
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)– el
autor de
Ética para corruptos y Ética
para gober-
nar
señaló que pese al escepticismo de muchos,
el “monstruo de la corrupción” sería vencido si se
comprendieran las dimensiones del fenómeno,
pues tiene vertientes numerosas y, por lo tanto,
son necesarios enfoques multidisciplinarios.
El profesor del Centro de Investigación
en Ciencias Sociales y Humanidades de la
Universidad Autónoma del Estado de México
subrayó que la ética pública es un instrumento
poderoso para el control de la corrupción; sin
embargo prevalece un “enorme desconocimien-
to o ignorancia” sobre éste y otros conceptos
inherentes a la filosofía y la política.
Desde la Antigüedad, Aristóteles sistematizó el
conocimiento sobre la ética y dejó en claro que
“no podemos arribar a la política sin ella”, porque
los individuos con poder y sin moral “harán bes-
tialidades”. Son personas arrogantes, prepotentes
y presumidas que al ocupar un puesto de mando
son capaces de afectar la cultura de un país.
El doctor por la Universidad Complutense de
Madrid puntualizó que tal descomposición se da
a nivel global, pero hay países que adolecen de
ese mal más que otros; aquellos que han logrado
paliar la corrupción cuentan “con instrumentos
éticos de aplicación práctica”.
Cuando un servidor público ocupa el cargo
es omitido un perfil básico y, al no contar con las
características idóneas y las capacidades necesa-
rias, los resultados suelen ser catastróficos.
No se trata de saber edad, grado de estudios,
profesión o rasgos psicológicos, pues “un perfil
ético significa que la persona que aspira a un car-
go público debe conocer y poseer los valores del
servicio público”.
Si éste conoce e interioriza dichos valores
logrará tener lo que en la Antigüedad se deno-
minaba “el bien interno”, que es “el espíritu de
servir a la comunidad política”, agregó
El doctor Edgar Espinosa Betanzo, investiga-
dor de la Universidad Nacional Autónoma de
México, recordó que Transparencia Internacional
sitúa a México como el país más corrupto de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos, por lo que urgió a fortalecer el ser-
vicio profesional de carrera.
El docente precisó que más de 90 por ciento
de los funcionarios de la administración públi-
ca ocupa el puesto por asignación, por lo que
no se garantiza el cumplimiento adecuado de
las funciones. En otras naciones, un barrende-
ro, por ejemplo, accede a un puesto mediante
oposición.
El servidor público
debe interiorizar
valores para servir
a la comunidad.