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[Semanario de la UAM | 16•01•2017]

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CIENCIA

La participación ciudadana profundiza la

comprensión del funcionamiento de la estructu-

ra política predominante en la capital del país,

ya que al saber cómo se forma, actúa e impide

o propicia la intervención que, “como hemos vis-

to, ha sido obstaculizada de manera constante”,

revelando los mecanismos de dominación en la

Ciudad de México.

El académico galardonado destacó que en

2010, 2013 y 2016, los comités ciudadanos

fueron asociados “a algo que suena muy bien,

denominado presupuesto participativo”, pero al

mismo tiempo sus atribuciones legales han sido

restringidas y los actores políticos lograron que

los comités electos provengan de las planillas

vinculados a sus grupos de interés.

Entre las modificaciones a la Ley de Parti-

cipación Ciudadana resalta el otorgamiento de

tres por ciento del presupuesto delegacional

para la realización de obras propuestas por los

comités, lo cual no ha funcionado porque los ór-

ganos vecinales manipulados por las autoridades

solicitan proyectos que de cualquier manera se-

rán ejecutados con presupuesto operativo anual.

En los casos en que éstos no están manejados

resulta complicado el desarrollo de las obras, que

son rechazadas con el pretexto de que no cubren

los requisitos técnicos o financieros. Estos hechos

fueron tan graves que el Instituto Electoral del

Distrito Federal –organizador de los comicios ve-

cinales y del presupuesto participativo– pidió que

se modificara la ley para que interviniera la con-

traloría con el propósito de cumplir las peticiones

de los comités que no habían sido atendidas.

Empoderamiento social

En 2013, por ejemplo, 300 órganos de represen-

tación solicitaron camiones de basura, lo cual no

era casual y mostraba el sometimiento a los inte-

reses delegacionales o de la autoridad central, ya

que ocho meses antes el jefe de gobierno había

dicho que faltaban transportes recolectores y

que había que comprarlos.

“No dudo que se requieran esos vehículos,

pero no recuerdo a alguien que haya dicho:

usemos nuestro presupuesto para adquirirlos”,

lo que constituye tan sólo un ejemplo “de la

manipulación de la solicitud del dinero”, apuntó

el investigador.

Uno de los problemas que ha despertado la

protesta de la ciudadanía es el inmobiliario, aun

cuando “los vecinos no tenemos capacidad legal

para incidir en las políticas públicas delegacio-

nales” ni en los contratiempos, es decir, no hay

margen de que la sociedad influya y el concepto

de presupuesto participativo se reduce a opinar y

no a decidir en qué se gastará el dinero, expresó.

El libro

Participación ciudadana y estructura

política en la Ciudad de México

analiza la es-

tructura política en la entidad –dominada hasta

2015 por el PRD y ahora confrontada con una

facción que ha integrado su propio partido

bajo las siglas de Morena– y cómo debiera, en

su caso, propiciar esa práctica en el proceso de

empoderamiento social.

El gobierno perredista se comporta como

hizo el PRI cuando dirigía la capital y como hace

el PAN en la Delegación Benito Juárez, es decir,

“no quieren saber nada de los ciudadanos, más

que para que aplaudan porque arreglaron un

parque y para lo cual reúnen a quienes han reci-

bido algún beneficio del gasto social”.

El doctor Tejera Gaona señaló que la parti-

cipación ciudadana busca impulsar la capacidad

de incidencia de los vecinos en el quehacer gu-

bernamental, pero está legalmente limitada y

obstaculizada para que logre influir. La sociedad

civil puede ser consultada mediante plebiscito,

referéndum o consulta, pero ninguna de estas

figuras legales es vinculatoria.