[Semanario de la UAM | 03•07•2017]
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SOCIEDAD
La aplicación del escudo de la salud
prevendría enfermedades crónicas
Es posible adaptar
esta guía de alimentación
entre los mexicanos
L
a disnutrición –provocada por una ingesta insuficien-
te o incorrecta de alimentos, en interacción con los
genes celulares– arroja secuelas mayores si ocurre en
los primeros mil días de vida a partir de la concepción y, no
obstante, los mexicanos desconocen la trascendencia de
ese desequilibrio, señaló el doctor Adolfo Chávez Villasana,
Doctor
Honoris Causa
por la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM).
En la presentación de su libro
Comer bien para vivir mejor
expuso que el escudo de la salud podría prevenir padeci-
mientos crónicos y sería viable si cada comida incluye dos
porciones de frutas y verduras, una de granos integrales, una
ración moderada de cereales refinados y grasas de cocina, y
pocos productos animales, pollo y pescado, de preferencia.
El jefe del Departamento de Nutrición Aplicada y Edu-
cación Nutricional del Instituto Nacional de Ciencias Médicas
y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) precisó que la des-
nutrición –en sus formas diversas– y muchos otros males
crónicos están considerados en la disnutrición, que tiene
mayores implicaciones para el desarrollo del organismo hu-
mano cuando ocurre por un periodo
indeterminado durante los primeros
mil días de vida desde la fecundación.
En primer grado afecta el genoma
y provoca que se adapte hasta modifi-
carse en poco tiempo en epigenoma,
formado por compuestos y proteínas
o etiquetas químicas que pueden
unirse al ácido desoxirribonucleico y
dirigir la activación o desactivación de
genes y el control de la generación de proteínas en células
específicas, según el Instituto Nacional de Investigación
del Genoma Humano.
Gran cantidad de mexicanos ignora la trascendencia de
la disnutrición o “consideran que sus consecuencias no son
inmediatas” y, por tanto, “no quieren sacrificar el ahora por
un futuro incierto”, sin embargo es posible cambiar de há-
bitos, por ejemplo, disminuir el consumo de carne, huevo y
leche entera o hacerlo en raciones pequeñas o mezclándo-
los con otros alimentos, especificó.
También es necesario aumentar las dosis de granos integra-
les y leguminosas como platos importantes, y el uso de aceite
de canola, soya, cártamo, ajonjolí u oliva, además de realizar
una actividad física con frecuencia, agregó Chávez Villasana
en el acto efectuado en el auditorio Arquitecto Pedro Ramírez
Vázquez de la Rectoría General de esta casa de estudios.
El doctor Abelardo César Ávila Curiel, investigador de la
Dirección de Nutrición del INCMNSZ, dijo que al final del siglo
pasado los especialistas advirtieron el incremento en los índices
de obesidad en la población rural y la necesidad de “ir más allá
del esquema burdo de que pobreza es igual a desnutrición y
carencias, y que ese problema afecta nada más a los ricos”.
La prevalencia del sobrepeso en el ámbito rural supera al
urbano y se manifiesta no sólo en adultos sino también en
niños, mientras que en menos de 30 años la tendencia a la
obesidad –un mal que creció 30 por ciento entre los infantes
desde 2013– y el exceso de peso en mu-
jeres ha rebasado a los hombres.
La acumulación de grasa abdomi-
nal es la manifestación “más patológi-
ca”, por abarcar a 90 por ciento de la
población femenina adulta, añadió en
el acto de presentación de la publica-
ción, moderado por el doctor Salvador
Vega y León, rector general de la UAM
hasta el tres de julio.
La prevalencia del
sobrepeso en el ámbito
rural supera a la urbana
en adultos y niños