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Actualmente hay un renacimiento completo de Stalin

Svetlana Aleksándrovna, yo planteo esta pregunta a muchos de mis interlocutores: ¿qué es

lo que ocurre ahora en Rusia?

¿Y qué queríamos nosotros, los pregoneros de la

Perestroika

? Todos nos lo

imaginábamos muy romántico —mañana será la libertad—. Y no conocíamos ni a

nuestro pueblo. Hablábamos uno con el otro en las cocinas, y no teníamos la menor

idea de que el pueblo estaba callado. Y siempre nos asombrábamos —¿por qué está

callado?—. De repente Putin habló en su propio lenguaje y ellos ya no están calla-

dos, lo respaldan. De pronto alcanzamos a comprender que la gente no esperaba

para nada la democracia. No estaba lista. Y hasta el día de hoy no sabe qué es eso

y, en principio, ni les es necesaria a la mayoría, desafortunadamente. Ya que para

la libertad se necesita otro ser humano: el preparado interiormente para trabajar.

Creo que lo que ocurre actualmente es la reacción al hecho de haber comenzado la

Perestroika

sin tener ningún programa. Sólo eran buenas intenciones. Pensábamos

que con sólo demoler esta muralla del Kremlin comenzaría una vida completamente

diferente.Ni

los economistas tenían un programa, ni los políticos lo tenían, ni Yeltsin

lo tenía. Ni siquiera Gorbachov lo tenía, aunque él, al menos, movió este ladrillo.

Un gran personaje. Y eso se acabó.

No me gusta la palabra

sovok

, porque mi relación con los padres son complejas.

Ellos eran maestros rurales. Papá falleció hace poco, tenía casi 90 años, había pedido

que pusiéramos en el ataúd su credencial de miembro del Partido Comunista. Había

ingresado al Partido Comunista durante la batalla de Stalingrado. Pienso que en la

aldea lo querían, era una persona decente. Sabe, el socialismo no es una idea simple.

Contenía mucha pureza y fe, pero, ya que todo esto seguramente

fue prematuro, terminó con tantísima sangre. Y, a pesar de todo,

la gente va a regresar a esto.

¿Qué piensa usted de Putin?

Pienso que es un hombre ordinario. Por supuesto, es una

mediocridad. Él no piensa así de sí mismo. Se considera salvador

de la patria. Pienso que, por supuesto, él no es Václav Havel.

Aunque en un país con tantas transiciones hacía falta un Václav

Havel, no un Yeltsin, ni un Putin. Cuando Putin comienza a ha-

blar se nota que es una persona mediocre. Siempre me surge una

perplejidad y una asociación: el mundo contemporáneo, enormes

trenes rápidos, y parece que junto alguien transita a caballo. Lo

asombroso es que en Bielorrusia es del todo igual. Pero esperemos

que en Ucrania algo cambie. Nazarbáiev es una versión mucho

más inteligente. Ahora él se comporta de manera muy razonable. Sabe que ya se

tiene que retirar. En general, trata de dejar al país con posibilidades de continuar.