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(…)
En ella aprendí multitud de elementos fundamentales para mí; entre los grandes
pilares rosados de su jardín aprendí lo que son las rosas; en ellas me acerqué al conoci-
miento del inalcanzable misterio de las mujeres; todavía me conmueve el recuerdo de
la desconocida que alzó a medias la cortina de su ventana, sólo para verme pasar frente
a su casa; me colma de alegría traer a mi memoria el contacto del dorso de la mano de
Alma Tiscareño. En el escenario de su teatro soñé con la existencia de la gloria del poeta.
Los maestros que ahí conocí me enseñaron a hacer versos y determinaron con su
generosidad mi destino de escritor. Para ellos, aquí, y de nuevo para la ciudad de Aguas-
calientes, mi eterno reconocimiento.
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El capítulo Aguascalientes en la biografía de Rubén Bonifaz Nuño es conocido por sus
lectores y comentaristas más atentos. Los Juegos Flores de la Feria de San Marcos, en
su largo historial que concluiría en 1967 con el relevo del Premio Nacional de Poesía
Aguascalientes, reconoció trabajos de poetas de varias generaciones, la mayoría con
relevancia local o que no tuvieron la capacidad crítica ni la disciplina literaria para
dar el siguiente paso. Además de los ya mencionados, el certamen de la Feria de San
Marcos lo obtuvieron Roberto Cabral del Hoyo en 1943, Wilberto Cantón en 1953,
Víctor Sandoval en 1959, Abigael Bohórquez en 1962 y 1963, y José Carlos Becerra en
1966, por mencionar a los escritores que sí tuvieron continuidad y desarrollo en sus
obras respectivas.
En la geografía vasta de los juegos florales del país, los de Sahuayo, Michoacán,
merecen también una necesaria documentación. Gracias a la edición
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de una me-
moria publicada por la Asociación Propulsora del Arte nos enteramos de los porme-
nores de la convocatoria de 1954. En esas páginas amarillentas nos enteramos de las
particularidades de la premiación, de los trabajos reconocidos en la justa lírica, del
acta anotada por el jurado, de los patrocinadores del premio, incluso, reproduce las
fotografías de “Su Graciosa Majestad Ana Victoria I, Reina de los Primeros Juegos
Florales Sahuayenses”, así como los de la princesa y las damas de compañía. En el
marco de las fiestas a la Virgen de Guadalupe
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se continúa realizando la ceremonia
de premiación, tal y como ocurrió hace sesenta y un años, cuando Rubén Bonifaz
Nuño acudió a “la capital del sombrero” a recibir una mención de honor, por su
muestra poética titulada, “Sonetos a nuestra señora”.
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11
Op. cit
., pp. 129-130.
12
Primeros Juegos Florales Sahuayenses
.
Memoria
, Asociación Propulsora del Arte, Sahuayo, Michoacán,
1955. La edición fue de 500 ejemplares.
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En recuerdo de los Juegos Florales de Tolosa de 1324, dedicados a la Virgen María, el poeta y escritor
local Alberto Barragán Degollado (1918-1997), cabeza de la organización, propuso este tema mariano
para la convocatoria de 1954, tomando en cuenta que la fiesta mayor del pueblo se lleva a cabo durante
el festejo de la guadalupana.
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A finales del mes de noviembre, Bonifaz Nuño recibió un telegrama en su domicilio Calle Frontera
5, Villa Álvaro Obregón, México 20. Su lema de participación fue “Olvídate de mí si te olvidare”. De