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Durrel fue parte activa de los acontecimientos políticos que afectaron al helenis-
mo en su totalidad a partir de los años agitados de la segunda gran guerra. Fue uno
más de los intelectuales británicos reclutados por el Foreign Office y sus servicios de
inteligencia —probablemente por la Junta de Operaciones Especiales (soe), como
anotamos—, gracias a los conocimientos adquiridos desde su llegada a Corfú sobre
una zona de importancia estratégica para el imperio británico, como era y sigue
siendo el Mediterráneo oriental.
Este intelectual recopiló información, participó en acciones de espionaje, fue
eje de la llamada “propaganda negra”o desinformación de cara a la opinión pública;
prestó invaluables servicios protegido por los puestos que desempeñó, relacionados
con prensa, información y relaciones públicas, gracias a sus actividades como escritor,
periodista, conferenciante o profesor de idioma, en embajadas o consulados británicos,
oficinas públicas y sedes del Consejo Británico. En su recorrido formó parte de una
red de informantes que se extiende desde Yugoslavia hasta Egipto y del Heptaneso
a Turquía (también estuvo en Argentina un breve tiempo).
Su papel en el contexto heleno incluye su contribución activa y consciente en:
•
la imposición de un gobierno de derechas en Grecia, afín a los intereses britá-
nicos, desde Egipto, primero, donde el gobierno griego se hallaba en el exilio
a raíz de la ocupación alemana, y desde el Dodecaneso, después, durante la
guerra civil griega;
•
la socavación de las operaciones del Frente de Liberación Nacional (eam) y
del Ejército Popular Griego de Liberación (elas), desde Creta, al principio, y
después desde Rodas, con el fin de lograr que las actividades de la Resistencia
resultaran a la larga contraproducentes e impedir que los comunistas —que
habían tenido a su cargo el combate contra el nazismo— pudieran formar
gobierno después de la liberación;
•
el estancamiento del Acuerdo Balcánico, desde Yugoslavia;
•
el fracaso del movimiento de Unión conGrecia-Autodeterminación, en Chipre.
Tuvo mucho que ver, también, con los intentos de desestabilización de Albania y de
las regiones de Tracia y de Macedonia. Durrell mismo confiesa todo esto sin tapujos
en
Limones amargos
.
El escritor desembarcó en Limasol y sin detenerse se dirigió hacia el Norte, a
Kyrenia, con el claro objetivo de establecerse en esa ciudad-puerto. Todos los pasos
posteriores demuestran que llegó con una idea concreta de la isla —la cual tenía
perfectamente cartografiada en mente— y que poco a poco fue afianzando su es-
trategia sobre el terreno.
Según su testimonio y gracias al argumento de que enfrentaba serios proble-
mas económicos, logró ser hospedado por una de las personas más respetables de
la ciudad, “el profesor Panos” [en realidad: Nikos Chiotelis], de quien supo extraer
todo tipo de enseñanzas e informaciones útiles para él; protegido por su figura