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a
1. El viajero casual
A principios de 1952 Lawrence
Durrell llega a la isla de Chipre “con
el único propósito de adquirir una casa y vivir allí”; en agosto de 1956 literalmente
toma las de Villadiego y, prácticamente, desaparece del espacio helénico.
En 1957, producto de su última experiencia en ese contexto geográfico, Durrell
publica
Limones amargos
, que es al mismo tiempo una clara advertencia de lo que va
a suceder a los chipriotas, los “revoltosos isleños”,“los cyps”, como eran llamados con
desprecio, además de “patanes”, si continúan con sus reivindicaciones de unificación
con Grecia y de autodeterminación.
Ese mismo año se le concede el premio Duff Cooper y su libro se difunde en
el mundo como la visión más exacta e imparcial de la isla en “los agitados años de
1953-1956”,
1
la época en que los esfuerzos de Chipre por librarse del yugo británico
adquieren expresión armada.
El escritor había ingresado en el espacio helénico por su extremomás occidental,
Corfú, con el argumento de que iba en busca de su paraíso personal, y salía huyendo
para salvar la vida por el conocido bastión oriental del helenismo, en el extremo
contrario, Chipre.
En 1935, el año en que elige Corfú, Grecia podía ofrecer cualquier cosa a un
viajero, menos un paraíso, debido a su inestabilidad política resultado de guerras
continuas y de varios golpes de Estado. Además, el país no tardaría en convertirse en
uno de los escenarios clave de la crisis mundial que produjo la segunda gran guerra.
Respecto de
Limones amargos
, poco importa que muy pronto otras voces se hu-
bieran levantado para combatir los argumentos de Durrell, como la del diplomático
1
Lawrence Durrell,
Limones amargos
[tr. Floreal Mazía], edit. Sudamericana, Buenos Aires, 1968,
270 pp. Todas las citas del presente artículo están tomadas de esta edición.