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rempleando métodos sucios: propaganda negra, sabotaje y subversión tras las líneas

enemigas.”Hacia el final de la segunda guerra mundial el soe se había extendido por

todo el mundo y había contratado y entrenado a más de nueve mil agentes. Muchos

de ellos famosos intelectuales, investigadores y escritores.

La supuesta nueva personalidad del “amigo inglés de la otra guerra” —como

llamaba a Durrell Giorgos Seferis, refiriéndose a su relación durante los años de la

segunda guerra, primero en Atenas y después en El Cairo, donde se había establecido

el gobierno griego en el exilio, en los años bajo la ocupación alemana— representaba

para Seferis al intelectual que se incorpora al servicio de diversos organismos con el

fin de penetrar y esclavizar conciencias.

Y este solo hecho los mantuvo de ahí en adelante alejados. Pero, ¿hasta qué

grado este cambio en la conducta de Durrell fue tan súbito?

En carta a Henry Miller desde Inglaterra a principios de 1939, al mismo tiempo

en que planea cuál es la mejor manera de pasar juntos su periodo vacacional via-

jando en yate por todos los puertos baratos “como los de España, los de Grecia, los

de Turquía”, Durrell expresa su preocupación porque las cosas no parecen marchar

nada bien: “Simplemente, no sé qué hacer. ¿Regresar a Corfú con los italianos frente

a nuestra puerta? […] o ir a américa. [...]”. En mayo le comunica su decisión de

volver a Corfú, porque “Probablemente no estallará la guerra”.

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Y un año después, en marzo de 1940, de nuevo a su amigo Miller: “[…] las cosas

han cambiado mucho aquí desde que te fuiste, nuevos y más numerosos enemigos a

la vista, el sistema aprieta, hasta el grado en que debo agotar hasta el último gramo

de anonimato para evitar que me corran del Consejo. Todo ha dejado de ser perso-

nal: en todas partes censura, las cartas las retienen y las canalizan al gobierno, etc.

[…] Por lo tanto, querido H, debes ser precavido, porque sólo Dios sabe qué podrías

haber dicho sobre mí que pudiera ser malinterpretado por los

perreros

oficiales. Es

sencillamente un asunto de tacto [...]”. Y menciona a Chipre como un lugar alter-

nativo de residencia en caso de necesidad, algo que, al parecer, conservó en mente

desde entonces.

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The Durrell-Miller Letters

, 1935-1980: “The sum in francs you mentioned is roughly 500 pounds is

it not? For that you could get a fine little singlehanded boat to live on for the summer. We are held up

flankly; because at the moment there is such a restriction on travel by yacht. We figured on spending

a year in ship ports, as Spain, Greece, Turkey. At the moment things look so bad I simply don

t know

what to do. Return to Corfu with the Italians outside our house? Spend the summer in Cornwall? OR

go to america. It would mean a big uprooting, a big turn in the meridian: but I have a sort of feeling

that sooner I shall take the jump: whether to do so now don

t know.” Además: “I shall be back in Corfu

by May […] things look brighter in the Mediterranean. Probably no war.”

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Marzo de 1940, Anagnostopoulou 40, Atenas: “[…] things have changed so much here since

you left, new and more powerful enemies on the horizon, the system closing in, that I must use every

ounce of anonymity to avoid being thrown out of the Council. Nothing in private any more: censors

everywhere, letters being stopped and forwarded to the government etc. One breath of criticism and the

apple-cart is overturned. […] Therefore, dear H, be circumspect, because heaven only knows what you

might say about me that could be wrongly construed by the official dogcatchers. It

s purely a question

of tact; as to the question of

fact

, that

s another and literary business […]. / [P. S.] leaving for Cyprus in