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Poco afecto a los deportes violentos, el adolescente Paul gustaba de la natación y
su refugio preferido ante el mundo social era su espíritu, al que llama su“isla”donde
él es “Robinson”, abierto y solitario a la aventura del pensamiento, de la razón, de la
inteligencia. A temprana edad empieza a anotar en un cuaderno el fruto de sus intros-
pecciones, de sus ideas e ideales, de sus interrogaciones, la naturaleza de los enigmas a
desentrañar. Al momento de su muerte sumaba cerca de cuatrocientos el número de
sus cuadernos, que conteníanmás de veintiochomil páginas inéditas. Era su voluntad
que esos escritos no estuvieran disponibles para los lectores hasta pasados cincuenta
años de su muerte. En ellos consignó su actitud lúdica respecto a las fórmulas mate-
máticas y empieza así a interesarle la poesía. De los versos lo que más le atrae es su
arquitectura: la forma en que deben ajustarse a un patrón para generar un sentido. El
rigor en la construcción de un verso sometido a estrictas reglas de fonética y métrica.
El soneto es su fascinación pues se asemeja al de mecanismo de relojería: todas las
piezas deben estar bien ajustadas, si no es así el resultado es un fracaso.
Había tenido una obsesión por desentrañar el lenguaje de las matemáticas,
y sometía al rigor de ellas todos sus pensamientos. Se puso a pensar frente a la
inmensidad del mar. El joven Valéry se sintió ligado a él y adquirió un gran gusto
por el mar y los barcos. Pero fue paradójico que su interés por los números y los
cálculos no haya resultado en un beneficio para convertirse en un profesional ligado
al mar. Luego de presentar los exámenes de ingreso en la Escuela Naval, no obtuvo
una calificación aprobatoria, sus conocimientos de las matemáticas se consideraron
insuficientes. Lejos de desanimarse emprendió un estudio más profundo de ellas.
Y a partir de ese hecho llegó a desarrollar una admiración por la ciencia y los cien-
tíficos que más tarde se plasmó en las notables páginas que dedicó a Leonardo da
Vinci o en su discurso a los cirujanos. Lo interesó la arquitectura por sus aspectos
de composición y armonía y sus contenidos filosóficos.
A los trece años no sólo le interesaba el enigma de la exactitud, también siente
una gran inclinación por la poesía. A esa edad utiliza un cuaderno para transcribir
los versos que más le gustaban y consiguió un diccionario de rimas. En los años de
aprendizaje la escuela simbolista está en su esplendor y le sirve de guía para escri-
bir sus primeros versos. Lee a los poetas parnasianos. Era inevitable la influencia.
La lectura de los poemas de Victor Hugo (fallecido en 1885) le despierta una gran
pasión. Aprende a dibujar y a pintar, aficiones que nunca abandonará. Su hermano
Jules envía a la revista
Revue maritime
de Marsella un poema del joven Paul, “Reve”
(Sueño) que se convierte en su primera aparición pública como poeta. Poco después
da a conocer su primer artículo,
Notes sur la techique littéraire
, en el que dio fe de
un marcado carácter elitista; en dicho artículo, según T. S. Eliot, el autor anunciaba
el credo de una nueva poesía de la que quedaba borrada la presencia del poeta
maldito y anunciaba la llegada del soñador “algebrista”. La amistad lo une a Pierre
Louÿs y André Gide, figuras de la literatura francesa que serían fundamentales en
su formación intelectual. Consigna en sus cuadernos todas sus inquietudes intelec-
tuales y hace planteamientos algebraicos. Las páginas se llenan de una menuda letra