La Universidad Autónoma Metropolitana
tiene el honor de invitar a usted a la  exposición:


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Grado cero
Instalación , video y fotografía 

de Ambra Polidori 
 
 

Medellín 28, Colonia Roma,
México, D.F.

Abierto de lunes a viernes
de  10:00 a 18:00 hrs.

Croquis de localización


GRADO CERO
 

Las escalofriantes realidades que transitan en la obra de Ambra Polidori, nos obligan a una nueva toma de conciencia acerca de las sutilezas y los obstáculos imperceptibles para algunos, en la confrontación de la violencia y la paz, la vida y la muerte, la memoria y el olvido, la indiferencia y el compromiso.

Su insistencia en la reformulación de actitudes, conceptos y parámetros para, a través del arte, enfrentarnos con esta cruda realidad que incumbe a todos, desenmascara los turbios maquillajes que opacan la transparencia o la elocuencia de los sucesos difundidos por noticieros.  Nuestras aproximaciones a los significados o a la valoración de sus obras dependen de qué tan conscientes estamos del contexto en el que tienen vigencia y con qué creatividad facilitamos su discernimiento y su mayor expresividad. Ambra revela con sus intervenciones estratégicas, los secretos y las evidencias que ocultan el exceso y el abuso que de manera abrumadora, acaparan hasta el tope, el escenario bélico y las ruinas de las utopías de siglo XX. Ella teje afinidades ubicadas de manera sutil en las asociaciones de imágenes, aforismos, fragmentos, signos y otros recursos técnicos que reconfiguran hechos reales en reclamos originales. De sus temas surgen interpretaciones mas concentradas en lo que artísticamente se desprende de su insoslayable verdad.

De esta manera, se manifiesta el derecho nuestro de cuestionar las actitudes frente a las tragedias que empañan lo que nos ha prometido el modelo de progreso para así reconsiderar a partir de nuestra propia experiencia, la resistencia y la vulnerabilidad del testimonio que nos procura intuiciones cautivantes en esta secuencia que nos propone la exposición. 
 



GRADO CERO

                                                                                                            Ery Camara 
                                                                                                            Enero 2001

Punto y aparte es el título de una de sus obras ¿Que hay aparte del punto? Hacia allá nos lleva esta exposición de Ambra Polidori. La exploración inteligente de la vasta red simbólica que constituye el lenguaje artístico, abre itinerarios cuyas fronteras desaparecen cuando la necesidad de un auténtico diálogo  se hace sentir. En su lugar, el pensamiento creativo y la sensibilidad se hacen presentes y promueven transformaciones en la naturaleza como en lo más profundo de los seres humanos. Las escalofriantes realidades que mudan en la obra de Ambra, nos obligan a una nueva toma de conciencia acerca de las sutilezas y los obstáculos situados por imperceptibles que sean, en la confrontación de la violencia y la paz, la vida y la muerte, la memoria y el olvido, la indiferencia y el compromiso.

Su insistencia en la reformulación y la transgresión de actitudes, conceptos y parámetros para, a través del arte, adentrarnos en esta cruda realidad que incumbe a todos, desenmascara los turbios maquillajes que opacan la fluidez de la elocuencia de los sucesos. La configuración   del espacio que ella explora como medio de expresión, representa una simbolización de nuestras relaciones con signos, objetos, hechos y mitos que pueden llegar a colmar nuestras ausencias o nos sirven de pautas de valoración. Nuestras aproximaciones a sus significados dependen de qué tan conscientes estamos del contexto en el que tienen vigencia y con qué creatividad facilitamos su discernimiento y su mayor expresividad a través del arte.

  A nadie conviene ser el heredero o el testigo pasivo de una memoria impuesta, por eso, transitando por esta exposición, cabe preguntarse ¿Desde que referencias o enfoque interpretamos los mapas, las ideas recibidas, las guías, las estructuras institucionales y las noticias que nos informan acerca de los sucesos locales o de los fenómenos globales? Importa mucho saber desde donde y quien emite los contenidos y cuales son los intereses que motivan a notificar los hechos. Con el monopolio de la información en una sociedad de consumo como el nuestro, la sofisticación mercadotécnica, desecha lo que la artista recupera y trastoca para alumbrar las huellas catastróficas que despiertan perplejas paradojas ante los ideales, las utopías y las contradicciones. En sus obras, las yuxtaposiciones y los contrastes son grietas o márgenes cuyo substrato estimula confrontaciones que evidencian la vulnerabilidad, la brutalidad, la fragilidad de la supuesta racionalidad que nos distingue o la atrocidad de tantos padecimientos. El peligro que representa  la parálisis de la sucesión vertiginosa de hechos y acontecimientos o la fosilización que no pasa desapercibida por negar el porvenir y los sueños, aparece frecuentemente en este recorrido.

No seria atrevido de mi parte comparar la belleza de estas imágenes con el despertar de una conciencia o el destello de una satisfacción. Ambra revela  con  sus intervenciones estratégicas, los secretos que ocultan el exceso y el abuso que de manera abrumadora, acaparan  hasta el tope el escenario bélico, el soporte de muchas represiones y las fronteras del deterioro. Ella teje afinidades ubicadas de manera sutil en las asociaciones de imágenes, aforismos, fragmentos, signos y otros recursos que reconfiguran hechos reales en reclamos originales. De esta manera, se nos manifiesta el derecho de cuestionar las actitudes frente a tragedias que empañan lo que nos ha prometido el modelo de progreso y así poder reconsiderar a partir de estas intervenciones e interacciones, la resistencia y la vulnerabilidad del testimonio que nos procura intuiciones e indagaciones cautivantes en esta secuencia que nos propone la exposición. 

El impulso de las libertades artísticas siempre ha subvertido muchas formas de percepción, lo cual ha permitido mutaciones de relaciones y espacios prefigurados antaño por ideas heredadas, expropiaciones arbitrarias, medidas hoy caducas o por sabias reflexiones no fácilmente neutralizables que inducen las revisiones ineludibles. A su vez la tecnología ha permitido a los medios masivos la posibilidad de explotar las imágenes, valiéndose a menudo de los recursos artísticos más vanguardistas. El sentido opuesto también ocurre  en las técnicas que han adoptado los artistas para contrarrestar la anestesia del aburrimiento o del mal gusto.

¿Hasta donde llegaremos con la mediatización y la estetización de los hechos o la espectacularización del drama humano en su forma más violenta que presencian con indiferencia millones de seres gracias al maquillaje?  La disolución de fronteras entre la ficción y la realidad hace que la saturación obstruya la percepción sensible de lo que revelan estas imágenes. Entrampado entre la intimidación y la glorificación, el modelo modela la cultura solo a favor del consumo. ¿Y quien dicta este modelo? Una ínfima minoría que se reparte el botín de las masacres perpetrados, mientras la mayoría acumula tristeza y frustaciones dolorosas. 

¿Cómo reciclar las noticias para rescatar  de la saturación lo que asociado con una máxima o sin más, y a partir de una recontextualización, desate una interacción con quien las restaure conceptualmente? Las delimitaciones provocadas por las manipulaciones especulativas, trivializan o simplemente disfrazan la crudeza de situaciones agobiantes. Provocar y combatir la incertidumbre en estas circunstancias, es sacudir violentamente con crudeza inigualable una realidad mediatizada, notificada en las pantallas o en las primeras planas o en los discos. Esta operación permite cruzar obstáculos y permanecer integro y comprometido en la experiencia que vivimos. Nos motiva a superar sentimentalismos para ubicarnos en el terreno de muchos cuestionamientos que acompañan nuestro encuentro con la obra de Ambra polidori. 

  Perder la oportunidad de restaurar el orden, la paz y el bienestar social, aniquila crecientemente nuestra capacidad de detenernos ante la singularidad que no se generaliza, ni se agota como un hecho consumado. Al someter la reproducción del sonido o de la imagen a lecturas que trasciendan lo circunstancial de sus detalles, arranca en el espacio de la exposición, un proceso creativo contagioso que invita a reubicar lo percibido en un registro consciente que plantea otras medidas ante lo terriblemente presente. Punto aparte no es una sentencia radical, ni es lo absoluto, es la evidencia de hondas discrepancias ante el modo de transcurrir de los hechos que  archivan las agencias noticieras. 

Los reacondicionamientos que elabora Ambra tienen el privilegio de exhibirse en una galería, un catálogo o un CD rom, esta situación trae a la discusión esta red o encrucijada de versiones que discuten los procesos o los espacios de legitimación del arte y las polémicas en torno al lugar  especifico que ocupa, no importa de que lado de la frontera impuesta. Son temas que incursionan en el discurso del arte contemporáneo con la conquista de una atención más concentrada en lo que artísticamente se desprende de su insoslayable realidad. Sacuden los prejuicios que pretenden inhibir la libre circulación de las ideas.

Entre la percepción y la interpretación, se articulan traslapes que se recorren en este intercambio atento a un constante cuestionamiento que atraviesa la sala irrumpiendo por las obras. ¿Quién une el sentido de tantas coyunturas? ¿Son suficientes las grietas resanadas, las cicatrices resarcidas o las huellas recogidas? ¿Cómo se repara el accidente? ¿A poco restituye este intento lo perdido? Asomarnos al abismo que desentrañan los abortos de todo tipo y los aciertos que los resaltan, libera de la enajenación avasallante. Descender al grado cero, al filo de un peligro desbordante que acecha la vida en la tierra. La insatisfacción no da la espalda, al contrario se evidencia. Su presencia no muestra ni color ni forma, las convierte en el clamor de los reclamos silenciosos pero no quietos, sabe distanciarse de las noticias para volverse un espacio de transmutación, un proceso que cataliza reinterpretaciones centrífugas.  Concurren en ella, aspiraciones  que se diseñan en circunstancias contrastadas por las sugerencias propias más que por las atmósferas de estos escenarios. 

Pero cuando la inestabilidad y la intolerancia nos cambian el patrón de vida, nuestra realidad adquiere una nueva geometría, cuyos linderos improvisados o espontáneos, rompen esquemas e innovan estrategias que sacuden los usos y costumbres superados. Perseguidos, refugiados y emigrantes son cicatrices que difícilmente la cirugía globalizadora o la red cibernética pueden restañarle a la humanidad, La urgencia de soluciones menos drásticas en cambio, nos evitaría tanto suplicio. ¿Cuantos reclamos de los que aquí oscilan en el halo de estas miradas víctimas, siempre amenazadas por la explotación, podrían haberse evitado sin derramar tanta sangre?

Lo árido y estéril de rastros y ríos surcados por seres abatidos por la impunidad  de tantas dictaduras blandas o rígidas, enmarca seres vivos con ensueños cuyo pulso apenas late en la duda. Las víctimas amputadas, desplazadas o humilladas en sus migraciones forzadas, generan mapas ignorados por la voracidad de ciertos globalizadores. Despojos, huérfanos con vidas truncas a quienes ninguna respuesta resucitará los padres o los hermanos inquietan nuestra tranquilidad y confianza ¿Por qué todo esto? La reverberación de los círculos concéntricos no es el blanco que no hemos atinado sino la mirada inocente de los niños a quienes no hemos podido contestar acerca del carácter beligerante de nuestra civilización.

Al fomentar una cultura de resistencia frente a las tentaciones perversas o la ceguera virtual a la  que nos acostumbramos peligrosamente, la exposición se desenmarca  al igual que las obras y su autora, para establecer correspondencias en el exilio de estas vivencias. La energía traslúcida que anima su recorrido arroja propuestas irresistibles al intelecto y a la sensibilidad. Espero que al final, nadie pueda justificar las limpiezas étnicas, los genocidios, la guerra, la pobreza creciente de la mayoría de la población planetaria y el poder de la violencia que niega paz y bienestar social a todos.


La Crónica
25 de marzo de 2001

Punto y aparte
Miriam Mabel Martínez

Grado cero es un llamado de atención. Es, también, un cuestionamiento sobre la postura del observador que vive cotidianamente la violencia sin percatarse de ella o quizá asumiéndola como un sino natural —sin entrever cómo el manejo de ésta oscila entre los límites de la realidad y la ficción. Los medios de comunicación, en buena parte, se han encargado de convertir muchos acontecimientos en espectáculo. Esta exposición es la respuesta de la artista Ambra Polidori a la banalización creciente de los hechos sociales. ¿Qué sabemos de cierto de los conflictos bélicos? ¿Cómo diferenciar el juego de la tragedia? 

 Esta muestra está montada de una manera tal que rodea (o abraza) al espectador. No se puede huir, una vez adentro no queda más que continuar. Aquí es imposible accionar el control remoto y cambiar de canal. No queda más remedio que la confrontación. 

La primera parada es una invitación a escuchar. Del techo penden audífonos y ahí empieza parte de la historia. El audio es una plática entre unos periodistas y unos soldados (“¿Sólo lo interrogará, verdad?”). En esta sala, los sentidos empiezan a afilarse, ¿quiénes son los protagonistas? ¿A qué le temen?

La siguiente parada es la proyección de un video (Punto y aparte) dividido en dos. Al principio aparecen imágenes de una pelea de box con unos subtítulos fuera de lo común. Le sucede una secuencia sin sonido: un rehén, unos soldados y unos periodistas... La violencia invade la mirada y entonces el espectador conecta estas dos primeras paradas en una misma vivencia.

Después, fotografías digitalizadas que retoman escenas de acontecimientos brutales (en especial retoma las matanzas de Bosnia y Chechenia) y arma rompecabezas y hace unas especies de analogías o contraposiciones con la cotidianidad y con referencias literarias (particularmente de Jean Baudrillard, Charles Baudelaire y Víctor Hugo). Los brazos de una mujer convertidos en troncos... Lo más interesante de esta parte de la exhibición, no es la técnica, ni los aciertos formales en la composición, ni en el uso de la tecnología, sino el equilibrio entre lo emotivo y lo conceptual, y la precisión de la imagen que existe justo en el borde de lo real y lo ficticio. El espectador es quien finalmente decide qué creer. Las piezas denuncian situaciones concretas pero también hacen una alegoría a la mediatización. ¿Cómo reconocer la verdad?

En la actualidad, la realidad virtual, la globalización, la mediatización de estrategias, afectan directamente el concepto de verosimilitud. Hemos logrado que cualquier suceso sea simultáneamente posible e imposible, como si la vida se hubiera convertido en una cita perpetua de Ángel González: “Yo sé que existes porque tú me imaginas”... De la misma manera pareciera los conflictos, los brotes de violencia, las guerras, fueran simplemente parte de un show.

Grado cero es un desafío, es una crónica de lo indecible, una crítica a la actitud de los medios de comunicación y del espectador, hace evidente la relación simbiótica enfermiza entre éstos. Recurre a los mismos vehículos informativos (fotografía, video, audio) para darle un enfoque que toque más que el morbo, la sensibilidad. Esta muestra es fuerte, golpea al espectador que no puede dejar de ver ni oír lo que está ahí. La realidad montada en una enorme instalación para conocimiento de los que la niegan, y dividida (para la digestión visual) en la instalación sonora Este lado, la videoinstalación Cuatro milímetros, 33 segundos, el video Punto y aparte y diez fotografías digitalizadas en gran formato. Además, Grado cero también podrá consultarse en un CD-ROM realizado ex profeso.

Para Ery Camara, el curador de la muestra, una de las búsquedas fue el conseguir “una secuencia que modulara y dosificara las intensidades... Grado cero no es un laberinto con un sentido unilateral o unívoco. El visitante podrá experimentar una ‘inmersión total’ que lo lleve a dilucidar sobre el contenido de las imágenes”..