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Presentación
Kurt Vonnegut, Jr. "La muerte empieza como un sueño, lleno de objetos y la carcajada de mi hermana", dice Anne Sexton en otro de sus libros. "Somos jóvenes", continúa, "y vamos caminando y recogiendo arándanos salvajes durante todo el recorrido a Damariscotta". Dios la ame. Una vez le pregunté a un amigo poeta qué es lo que hacen los poetas. Lo pensó por un momento y me respondió: "Extienden el lenguaje". Pensé que esto era hermoso, pero en el fondo eso no me hizo sentirme agradecido de corazón con los poetas. A los extendedores del lenguaje podía tomarlos o dejarlos solos. Anne Sexton me hizo un enorme
favor: ella domesticó mi terror, lo examinó y lo describió,
enseñándome algunos trucos que me divertirían, después
dejó que galopara en mi bosque una vez más.
Me imagino que esto lo hizo también para ella misma. Bien por ella. No la conocí muy bien.
La encontré en una fiesta para Dan Wakefield, un amigo en común.
Dan acababa de publicar una novela sobre la obsesiva y expuesta vida amorosa
de un joven en Indianápolis después de la guerra de Corea.
Yo sabía que ella había escrito muchos poemas de amor. Uno
de ellos empezaba así:
Esta es la llave para eso.
Por otro lado, Indianápolis es la ciudad más grande que no se encuentra en las cartas de navegación.
Así que traté de ser agradable con Anne Sexton, y un amante de la vida (lo cual no soy), y dibujé para ella este diagrama de la historia de Cenicienta: "G" era buena suerte. "I" era mala suerte. "B" era el principio. "E" era el final. Cenicienta era lenta al comienzo. Ella reaccionó lentamente, incluso cuando sus corrompidas hermanastras se fueron a la fiesta y ella se quedó en casa. Entonces su hada madrina apareció, le dio un vestido y zapatillas de cristal y una carroza y todo eso. Los escalones en mi diagrama representan esos regalos de gran valor. Cenicienta fue a la fiesta y bailó con el príncipe. Todo se rompió a medianoche, pero ella ya no era tan lenta como solía serlo —puesto que recordaba la fiesta. Entonces la zapatilla le ajustó, y se casó con el príncipe. Ella se volvió infinitamente feliz para siempre —lo que incluye ahora. Y acabo de aprender ahora de una enciclopedia, que mi esposa compró volumen por volumen en el supermercado, que hice la gráfica a partir de la versión en inglés de la historia, que fue traducida de la versión de Charles Perrault en francés. Aprendí algo más de la enciclopedia y podría haber encantado a Anne Sexton y a todos en la fiesta con ello, si hubiera sabido esto: en el proceso de traducción, la palabra vair se había mal entendido por verre y así las zapatillas de piel de Cenicienta se volvieron de cristal. Demasiado para la fortuna poética. Anne Sexton encontró sorprendente que quisiera hablarle de Cenicienta, puesto que ella estaba absorbida por una oscura y singular versión de dicha historia —de los hermanos Grimm. De hecho, ella estaba rehaciendo en poesía varios de los cuentos de hadas de los Grimm. Y aquí están. Demasiado para la telepatía. Demasiado para nuevos amigos. ¿Podría explicar estos poemas? En lo más mínimo. Dejé la enseñanza en las escuelas porque me parece criminal interpretar obras de arte. La crisis en mi carrera como profesor llegó, de hecho, cuando enfrenté a un público que me esperaba para que explicara Dubliners de James Joyce. Estaba acabado. Había leído el libro. Pero cuando abrí mi enorme boca, no salió ningún sonido. |
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