Te preguntas
Desde el cielo, un ángel
con cara de demonio
se asoma y te dice:
¡ama!
Desde el infierno, un demonio
con cara de ángel
te grita:
¡ama!
Dentro de ti, sus voces
se entrelazan
y resuenan:
¡ama!
Y en el fondo
de tu corazón,
ayer sombrío
y hoy radiante de sol,
una voz se oye:
¡ama!
Si, tú también lo oyes ahora
y te preguntas:
¿amo?
Piedad
La mirada penetra en el mármol puro
que canta un amor sin igual
y lleva en su resignación eterna
todo el dolor que anida en el mundo.
El espacio se encoge y el tiempo desaparece…
Sólo el mármol llora en silencio...
La naturaleza está muda, sólo la desesperación
persiste
cuando la muerte su tributo de vida está pidiendo.
La entera humanidad está perdida
por su inmensa y agobiante culpa.
Sólo la Virgen María reza
por nuestro perdón.
La hora del encuentro
La orilla pone freno a la libertad del mar,
toda la oscuridad contiene a la luz;
en la ribera inmóvil, la ola es su inquietud,
que deja tras de sí sólo el mundo por venir.
Todo te parece nada cuando buscas la inmortalidad,
en la muda desesperación el silencio es la palabra.
La infelicidad, contiene en sí misma felicidad,
cuando, tan humilde, abandonas este mundo.
La ilusión, sometida, esconde la verdad,
sólo para conocerla en el momento de partir.
Lo que ahora es pasajero, y que
se vuelve eterno a la hora del encuentro.
No vi
Pensé.
Ese es el error.
Y no vi
la simplicidad
del más allá.
Solo
Estoy mirando el mar
que parece infinito.
Estoy solo.
Las gaviotas
—pensamientos que brotan de mí—
reposan en la orilla.
A lo lejos, un punto
—pensamiento, aún inexpresado—
espera…
Las olas vienen y van,
grandes y pequeñas,
alegres y tristes.
Su canto, confuso murmullo,
me transporta
a su mundo encantado.
Un rato.
¡Hay tanta calma!
La misteriosa sinfonía se oye
desde dentro.
Y el mar está allí,
ilimitado.
Con olas
cuyo silencioso canto
es perfecto…
Mira en tu corazón
¿Dónde estoy yo, el que pregunta,
sin que toda la ciencia de este mundo
pueda responderme?
¡Mira en tu corazón!
Tú, el de hoy, estás allí
esperándote a ti mismo,
el de mañana, el de ayer…
No estarás solo
Se acerca el tiempo en que,
en la fortaleza de tu corazón,
seas verdaderamente libre.
Contemplarás imperturbable
tus diferentes imágenes
en espejos deformados
por el espacio y el tiempo.
Y comprenderás
que no eres
ninguna de ellas.
Estarás entonces Contigo
y nunca más
estarás solo.
A ti
Hasta hoy no me atreví
a ser en verdad
libre
porque no sabía
qué hacer
con mi libertad.
Ahora sé
que he de ofrecértela
a ti,
en completa sumisión.
Tiempo, ¿donde estás?
Me equivoqué
no dejando al amor
correr como un río…
Tiempo, ¿dónde estás?
¡Vuelve y déjame
expiar mi condena!
Lo imposible
No siempre estoy inspirado
para describir Tu grandeza
pero cuando lo estoy
sé que no puede ser descrita.
No siempre estoy inspirado
para representar Tu imagen
pero cuando lo estoy
sé que no se puede representar…
No siempre estoy inspirado
para cantar Tu gloria
pero cuando lo estoy
sé que no se puede cantar…
Te reconocí
Te reconocí
en la imagen de mi madre,
que me dio su sangre
para nacer,
su canto de cuna
para crecer,
y su vida
para comprender.
Te reconocí
en la imagen de mi hijo,
que me dio su candor
para volver a nacer,
sus sueños
para volver a encontrarme,
y su rebeldía,
para comprender.
Te reconocí
en la imagen de mi amigo,
que me dio su fuerza
para seguir adelante,
sus esperanzas
para cumplirlas juntos,
y su indiferencia
para comprender.
Sólo cuando
Te reconocí
en la imagen del maestro,
que me dio Tu sabiduría,
para conocerme yo mismo,
Tu amor
para comprender,
y Tu silencio,
para ser… |