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*Henry de Montherlant
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Henry de Montherlant, ciudadano póstumo de la Roma de los césares, nació en París el 20 de abril de 1895 y se suicidó en la misma ciudad el 21 de septiembre de 1972. Su vida y su obra recorren este ciclo zodiacal y cósmico que preside el símbolo del Toro —animal trágico y lunar— y que cierra simbólicamente también con el equinoccio de otoño. En 1920 publicó su primera novela, El relevo de la mañana, y en 1922 El sueño —narración excepcional sobre las experiencias de la primera guerra mundial—, con la que comienza su trilogía sobre Alban Bricoule y que continuará en 1926 con Bestiarios, novela con la que conquistó el reconocimiento literario. Consolidó su prestigio con En las fuentes del deseo (1927), cuyas páginas desbordan lirismo y poesía. Desde 1925 se instaló definitivamente en París, pero viaja seguido a España —donde practica la tauromaquia y se vuelve amigo de Juan Belmonte—, a Italia y al norte de África. En Argelia escribe Rosa de arena (1932), novela anticolonialista que no publica en ese momento "para no perjudicar los intereses de Francia". Los solterones, novela aparecida en 1934, tuvo una extraordinaria acogida. Unas jovencitas que no encuentran a una amiga con la que se habían citado en una de sus conferencias le inspiran su tetralogía Las jóvenes (1936-1939). Entre 1940 y 1950 Henry de Montherlant se consagra sobre todo al teatro: La reina muerta (1942), El maestro de Santiago (1948), La ciudad cuyo príncipe es un niño (1951) y Port-Royal (1953). Mon-therlant se vuelve el "proveedor forzoso" de la Comédie-Française, aunque se le suele reprochar su clasicismo y su métrica arcaizante. Al finalizar la segunda guerra mundial su colaboración en periódicos y revistas aparecidas bajo la ocupación alemana le valió la prohibición de publicar durante un año. La fría recepción, en 1960, de su pieza teatral El cardenal de España,que contrastó con el enorme y sugerente éxito de su sexagenario Don Juan (1958), lo hizo regresar a la novela: El caos y la noche (1963) y Los jóvenes (1968), obra esta última que culmina el ciclo narrativo de Alban Bricoule. Sus ensayos, notas y diarios (El XIII César, Todos los fuegos se extinguen, El solsticio de junio) son testimonio irrecusable de su agudeza, su talento artístico y su noble ética romana, equidistante del estoicismo y de la problemática fe jansenista, y siempre en busca de una estética imperial y viril. Únicamente publicó, en 1934, un libro de poemas, Todavía un momento de dicha (Encore un instant de bonheur). |
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Faisant tinter leurs élytres d'azur,
Sans titre Sa nuque fait un petit creux. Elle est brûlante
C'est là que j'enfoncerais le poignard si je voulais
Mais je ne te tuerai pas, ma bien-aimée, je ne
—Je ne vous tuerai pas non plus, me dit ma
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Entintando sus plumas de azul celeste,
Sin título Su nuca forma un pequeño hueco. Es ardiente
Allí hundiría un puñal si la quisiera matar. Pero no te mataría, mi bien amada, no te mataría. —Yo tampoco lo haría, me dice mi bien amada. |
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I A un aspirant tué
Une étoile noire a lui
Variante au poème liminaire du "Chant Funèbre"* Là où fut ton cœur Il y a fête aujourd'hui Dans tes profondeurs. Messagères du silence
Tu en as fini que l'on te punisse
Ruissellement de son sacrifice,
Elle passera, la guerre, songe immense,
II Il dort, oh! il dort
Encor quelques jours, encor
III La sape Je sais le secret de n'avoir plus peur:
Ne te découvre pas.
Sans titre Mes obsessions, mes obsessions,
Identité "Pourrai-je te donner plus que je ne te donne?"
Mais tu ne comprends pas ou ne veux pas comprendre
Et cet infime peu que je n'aurai pas eu,
Ah! L'injuste matin, plus lourd que la soirée!
Mère nuit Il a fait aurore toute la nuit.
Sans titre C'est ici qu'il y a deux ans tu ne fus pas au
J'y reviens, je t'y cherche, je me confie à la
Oh! que la force de mon désir fasse sourdre ta
et j'irai à toi et je te dirai: "Comme tu m'as
La maison menacée Qu'elle vienne, qu'elle vienne, cette bien-aimée, dans la maison menacée, où le revolver a tapé, où le sang de l'homme a
Mes yeux, comme ceux des chevaux, regardent encore sur les côtés. Mes yeux brillent comme brillent les choses qui brillent pour la dernière fois. Asseyez-vous, bien-aimée, en bas, dans la salle-à-manger. Que je tienne entre mes doigts le lacet de votre soulier. Que je glisse un doigt entre votre soulier et
La bien-aimée est cela auprès de quoi l'on ne
Et si l'on meurt, qu'on y meure, puisque c'est
Qu'on y meure, avec les grands yeux fixes de
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I A un recluta muerto
Tienes una estrella negra
Variante a un poema liminar del "Canto fúnebre" donde estuvo tu corazón y hoy, de fiesta, tus profundidades son. Mensajeros del silencio
Has acabado con lo que te tortura,
Borbotones de su sacrificio, a mi sangre
La guerra, inmenso sueño,
II Él duerme, ¡sí!, él duerme
Todavía algunos días su corazón
III La zapa Sé el secreto para no tener miedo:
No te destapes.
Sin título Mis obsesiones, mis obsesiones,
Identidad "¿Te podría dar más de lo que no te doy?"
Pero no entiendes o no quieres entender
Y este pequeño instante que no habría tenido,
¡Ah! ¡La injusta mañana, más pesada que la
tarde!
Lo que tengo es idéntico a lo que no tengo.
Madre noche Se hizo aurora la noche entera.
Sin título Aquí es donde hace dos años no acudiste a nuestra
Yo regreso, te busco, confío en la demencia
¡Oh! que la fuerza de mi deseo suprima
e iré contigo y te diré: "¡Cuánto tiempo
La casa amenazada Que ella viene, que ella viene, la bien amada,
donde el revólver ha disparado, donde la sangre
Mis ojos, como los de los caballos, todavía
Mis ojos brillan como lo hacen las cosas
Siéntese, amada mía, allá abajo,
Tengo entre mis dedos la agujeta de su botín.
Deslizo un dedo entre su botín y su pie
La bien amada está cerca de lo que no muere.
Y si muere, que allí muera, pues está a su lado.
Que allí muera, con sus enormes ojos viendo
*Alude a su poema
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I J'ai su ce que vous m'étiez quand vous n'avez plus été là. Vous m'avez éteint l'avenir, Seigneur. Vous avez mis votre visage entre tout ce que j'aimais et moi. Je n'ai plus d'amitié pour mon père ni pour ma mère. Je suis si triste que je ne peux plus parler tant ma gorge se serre. Et c'est moi qui appelais l'amour! C'est moi qui les avais demandés, cette anxiété, cette faiblesse, ce doute, sur mon esprit et mon corps, cet dégoût des nobles choses qui étaient mon quotidien décor, cet abandon de toute requête, ce désarmement de toute haine, ce brisement de mes genoux… Pourrai-je marcher
Je voudrais appuyer le froid d'une fleur sur mes paupières. Les bêtes des bois ont fait cercle et me contemplent dans ma peine. Elles savent que je ne ferai plus de mal qu'a
et que, quoi qu'arrive, je ne pourrai que souffrir de vous. Que ne suis-je au fond d'un ruisseau qui me passerait sur le visage! Seigneur, mon petit Seigneur, malgré tout, malgré tout, il n'y a de fraîcheur que sous votre feuillage. Je vous serre dans le clos de ma bouche. Je vous serre sous les cils de mes yeux. J'ai mal de tenir tant à vous. J'ai mal du bien que je vous veux. Seigneur, mon petit Seigneur, qui avez empoisonné mes joies, mis vos pieds nus sur ma tête et de leur poussière fait ma couronne, donnez-moi seulement de me regarder une fois. Car par une fois, en tout un jour, vous n'avez mis votre regard sur moi, moi qui frémis, et qui me perds, et qui me meurs de ce que je
vous donne.
II Le visage de celui que j'aime n'a été vu que
Il est né par un jour de roses. Il a été créé
d'un
Le rose du rosa et le blanc du blanc sont logés
Sa peau méprise l'étoffe de soie et ses doigts
Ses jambes sont comme des ruisseaux. Ses ongles
L'odeur du jasmin est restée sur sa tempe. Sa
Sa langue a la couleur du vin. Sa peau a la
Moustique, verse-moi dans l'oreille une petite
III Il est parti, s'en est allé, s'est dissipé comme un Parfum, lui, tant de fois attendu, et cette fois attendu sans fin. Je reste comme du bois mort abandonné. Adieu, douce petite peau, fondante comme l'aine des chiens, face d'étoile, avivé par un regard humain… Toujours mon cœur retourne vers lui, comme le pigeon vers son pigeonnier à travers le ciel de l'absence, livide, d'où pleuvent des pierres. Et cette fois encore j'attends, avec la patience de la terre, et l'espoir de ceux qui ne sont pas nés. IV Celui à cause de qui on est triste parmi les
Celui à cause de qui on est triste parmi les
Le gémissement de mon réveil et les quatre
Celui par qui toute porte sera ouverte ou sera fermée.
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I Supe lo que me hizo cuando usted ni siquiera
Había extinguido el futuro, Señor. Había interpuesto su rostro entre todo lo que amaba y yo. Ya no tengo más afecto para mi padre ni para mi madre. Estoy tan triste que no puedo ni hablar porque mi garganta se cierra. ¡Y era yo quien invocaba el amor! Era yo quien se los pedía, esta ansiedad, esta debilidad, esta duda sobre mi espíritu y mi cuerpo, este gusto por las cosas nobles que constituían mi decoro cotidiano, este abandono ante cualquier demanda, este desarmarse de cualquier odio, esta fractura de mis rodillas… ¿Podría caminar si me levantara? Quisiera reposar el frío de una flor sobre mis párpados. Las bestias de los bosques me cercan y me contemplan con mi pena.
Saben bien que yo sólo me haría daño a mí
mismo,
¿Pues no soy acaso el fondo de un arroyo
Señor, mi pequeño Señor, a pesar de todo,
sólo frescura hay bajo su follaje. Lo aprisiono en el campo cerrado de mi boca. Lo dejo cautivo tras las pestañas de mis ojos. Padezco el mal de tener tanto de usted. Estoy mal
Señor, mi pequeño Señor, que ha emponzoñado
y puesto sus pies desnudos sobre mi cabeza, y que de su polvo ha hecho mi corona, obséquieme con una sola mirada. Pues ni una vez, en todo un día, ha posado su mirada en mí, yo que me estremezco y que me pierdo, y que muero por lo que usted hace.
II El rostro de aquel que amo sólo ha sido visto
No nació en un día de rosas. Fue creado
Lo rosa del rosa y lo blanco del blanco están alojados
Su piel se confunde con la estofa de seda
Sus piernas son como los arroyos. Sus uñas
El olor del jazmín descansa en su sien. Su cabeza es redonda como la cabeza del pardillo. Su lengua tiene el color del vino. Su piel,
Mosquito,* zúmbame al oído una pequeña
III Partió, se fue, se disipó como un perfume,
Me quedo como un leño muerto, abandonado. Adiós, pequeña piel dulce, blanda
Mi corazón, lívido, siempre regresa con él,
Y esta vez todavía espero, con la paciencia de la tierra, y la esperanza de los que no han nacido. IV Esto es la causa de que sea el más triste entre
Esto es la causa de que sea el más triste entre
El gemido de mi sueño y las cuatro plegarias
Y es también por lo que cualquier puerta será abierta
o será clausurada.•
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*Moustique (Mosquito) era un joven de catorce años que Montherlant conoció en las calles de Marsella. Fue su acompañante en sus viajes por el norte de África. A él está dedicada su novela póstuma homónima Moustique, que fue publicada por primera vez en 1986, aunque finalizó su redacción en 1929. (N. del t.) | ||||||||||
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