Haroldo de Campos: poesía y lucidez

* Andrés Sánchez Robayna

La reciente concesión del Premio de Poesía y Ensayo Octavio Paz al poeta brasileño Haroldo de Campos (Sao Paulo, 1929) viene a poner en un primer plano de actualidad a un escritor que comienza a recibir un amplio reconocimiento internacional por la singularidad de su aventura creadora y por el extraordinario alcance de sus propuestas críticas. No deja de ser significativo que ese reconocimiento se produzca en el momento en que se cumplen cincuenta años del inicio de su obra poética, acompañada siempre, de manera paralela, por la reflexión crítica, plasmada en una larga serie de libros que se han vuelto imprescindibles no sólo para interpretar los rumbos de la literatura iberoamericana contemporánea sino también, más ampliamente, para conocer el significado profundo de la modernidad literaria. Afirmó hace ya tiempo Emir Rodríguez Monegal que la obra de Haroldo de Campos es la de "uno de los mayores humanistas de la época moderna". Reconocimientos como el que se le ha concedido en México, o como el que representa la traducción de sus poemas y ensayos a las más diversas lenguas -en cuyos respectivos contextos culturales ha acabado ejerciendo siempre un poderoso influjo-, no hacen sino confirmar la opinión del llorado crítico uruguayo.

El jurado del Premio Octavio Paz ha reconocido en el brasileño "su trayectoria en la poesía, el ensayo y la traducción literaria, que han significado una aportación decisiva a la renovación de los lenguajes de la poesía contemporánea y del pensamiento crítico". El sucinto perfil que esas palabras dibujan es exacto. Tres han sido, en efecto, las vertientes de esta personalidad creadora, tres vertientes que tienen, sin embargo, su centro único, su candente carbón de convergencias, en la poesía: la obra poética propiamente dicha, la reflexión crítico-ensayística y la traducción.

La obra poética de Haroldo de Campos se inició a finales de los años 40 con Auto do Posseso, editado en 1950, que inauguraba una rara escritura "oracular" de signo neobarroco. No tardaría en llegar, sin embargo, una actitud de radical compromiso con la modernidad y sus expresiones más vivas: la creación de la poesía concreta, movimiento que tuvo un doble origen (Suiza-Brasil) y que es considerado hoy como el último gran movimiento de vanguardia del siglo XX. El grupo Noigandres-Invençao -formado, entre otros, por Augusto de Campos, Décio Pignatari y Haroldo de Campos- llevó a cabo una de las búsquedas más arriesgadas en el interior de los lenguajes de la contemporaneidad, una búsqueda en la que se daban la mano el ideograma y los poetas provenzales, Maiakovski y Pound, Mallarmé y Joyce, a todos los cuales el grupo brasileño tradujo al portugués con admirable sentido creador. La aventura del concretismo tuvo varias etapas, y su influjo internacional fue muy considerable. Cada uno de los poetas, sin embargo, acabó siguiendo su propio rumbo.

La publicación de Xadrez de estrellas, en 1976, supuso la ordenación in un volume de la obra poética haroldiana, un libro a partir del cual el poeta ha abierto nuevos rumbos para su obra. Deben destacarse, en este sentido, tres libros: Galaxias (1984), A educaçao dos cinco sentidos (1985) y Crisantempo (1998). El primero, un largo conjunto de poemas en prosa, retoma el sentido de la experiencia y aventura de la imaginación fonológica sobre "correlatos" de viajes y otras experiencias personales. A educaçao dos cinco sentidos, por su parte, se propone dar la razón a Marx ("La educación de los cinco sentidos es el trabajo de toda la historia universal hasta ahora") en poemas de dibujo preciso e hiriente como una hoja de cuchillo. El muy reciente Crisantempo, que incluye un disco compacto en el que el poeta lee los poemas del libro, es a mi juicio una admirable síntesis de todas las vías de exploración que esta obra mantiene abiertas, una suerte de "cosmología" poética. El poeta se desnuda o se viste con los ropajes del Noh, tanto da. Lo que en verdad importa es la aventura verbal, que hace pensar en una sabiduría, en una lucidez llevada a su expresión más elevada.

De modo paralelo -en la línea del poeta-pensador característica de la mejor tradición occidental-, Haroldo de Campos ha venido publicando densos libros de crítica y teoría literaria, que han suscitado la admiración de distintos ensayistas y filósofos de nuestro tiempo, desde Umberto Eco hasta Jacques Derrrida. Imposible citar aquí todos esos libros. Recordaré tan sólo los titulados Metalinguagem, que ha conocido numerosas ediciones desde la primera de 1967, una rigurosa exploración de lenguajes críticos y creativos contemporáneos, desde la estética de Max Bense hasta la poética de Clarice Lispector; A operaçao do texto (1976), en el que se examinan las relaciones de la literatura y la historia, el texto como producción o el significado del Barroco; A arte no horizonte do provável (1969), que estudia desde la poética de lo aleatorio y lo precario hasta la significación de la vanguardia, o, en fin, Ideograma. Lógica, poesía, linguagem (1977, reedición ampliada en 1994), extraordinaria reflexión -a partir del conocido ensayo de E. Fenollosa sobre el carácter de la escritura china como medio poético- acerca de la "filosofía" del ideograma y sus posibilidades creadoras.

El libro de ensayos más reciente de Haroldo de Campos es O arcoiris branco, integrado por tres volúmenes, el primero de los cuales vio la luz en 1997, amplísimo abanico de estudios críticos sobre autores de lenguas muy diversas (alemán, chino, español, francés, italiano, hebreo, japonés, ruso, etc.), lenguas, todas ellas, estudiadas por Haroldo de Campos con inteletto d'amore, un aprendizaje que le ha permitido llevar a cabo una actividad de traducción sin paralelo, a mi ver, en la literatura contemporánea. En uno de sus ensayos más bellos, "Carta a Haroldo de Campos sobre la textura poética de Martín Codax" (1972), Roman Jakobson aludió a la "insuperable clarividencia" del poeta brasileño en lo que se refiere a las relaciones entre sonido y sentido, "agudeza" -añade el gran lingüista ruso- que se halla en la base de los "atrevidos experimentos poéticos y sugestivos hallazgos" del autor de Galaxias. Estamos ante una concepción de la traducción como "punto de mira" panóptico, como clave de bóveda del fenómeno poético y, en rigor, de la lectura en general.

Con sus compañeros de Noigandres-Inven-çao, Haroldo de Campos ha traducido los Cantares de Pound, el Finnegans Wake de Joyce o poemas de Maiakovski y otros poetas rusos. Ya en solitario, le debemos versiones del Coup de dés de Mallarmé, del Fausto de Goethe, del Paraíso de Dante, del Eclesiastés, de poetas chinos, alemanes, japoneses... Actualmente traduce La Ilíada. La palabra-clave de esta clase de tra-bajo es "transcreación". Con ella alude el poeta a la peculiar forma de traducción creativa que guía toda su tarea, una tarea de la que el lector tiene cumplida información en el ensayo de 1963 "De la traducción como creación y como crítica".

Es muy insuficiente aún, por desgracia, el conocimiento de la obra de Haroldo de Campos en español. Visitante asiduo de nuestros países (ha dictado cursos y lecturas en la Residencia de Estudiantes de Madrid y en otras ciudades españolas, y viaja con frecuencia a distintos países de Hispanoamérica), cuya literatura conoce ampliamente, de su obra poética han visto la luz entre nosotros tan sólo la antología Transideraciones (México, 1987), La educación de los cinco sentidos (Barcelona, 1990), Finis-mundo: el último viaje (Málaga, 1992) y Yugen. Cuaderno japonés (La Laguna, 1993), estos dos últimos en ediciones de reducido tiraje. En México ha visto la luz, por otra parte, la excelente panorámica Galaxia concreta, y en Lima las breves antologías De Noigandres I (1978) y Concretismo (1978). Una buena parte de los ensayos de Haroldo de Campos tiene traducción española, pero se halla dispersa en diferentes publicaciones y revistas. Urge conocer como se merece esta voz para quien la poesía, en los tiempos de la modernidad posutópica, es más que nunca una aurora de la conciencia.
* Andrés Sánchez Robayna (España, 1952). Poeta y ensayista español cuya obra poética ha sido recogida en Poemas 1970-1995 (México, 1997, Vuelta). Recientemente publicó el libro de ensayos La sombra del mundo (Valencia, 1999, Pre-Textos).