La Escuela Nacional de Danza [Clásica]
Esbozo de una comunidad en ciernes (1977-1978)
*Kena Bastien
La Escuela Nacional de Danza [Clásica],1 conocida también como Escuela Profesional de Danza y Escuela Nacional de Danza número 2,2 inicia sus labores el 3 de octubre de 1977, un poco a la gitana: desplazándose de un espacio prestado a otro, en espera de un local definitivo. Maestros y alumnos encontraron asilo para sus clases en la Academia de la Danza Mexicana, en la Escuela de Arte Teatral, en el escenario del Teatro de la Danza,3 y en "un salón ubicado entre la academia y la Sala Villaurrutia, que era... un zaguán largo, largo, largo, estrecho y alto".4

El tiempo apremiaba: el 16 de agosto las autoridades del inba habían dicho que con seguridad sabrían una semana después en qué lugar se ubicaría la nueva escuela5 y, sin embargo, reza una carta: "ya han pasado dos semanas y aún no tenemos una respuesta válida para calmar la inquietud de alumnos y padres de familia".6 El problema era crítico: habían iniciado las clases del ciclo escolar 1977-1978 y los niños... peregrinando.

Las actividades no empezaron a desarrollarse de manera estable sino a partir del 14 de noviembre,cuando las instalaciones de una casa ubicada en la calle de Morena 215 
—en los límites de la colonia Del Valle, a pocas cuadras del Viaducto Miguel Alemán— fueron concedidas para la nueva escuela de danza.7

Las instalaciones de Morena se fueron adaptando a las necesidades de la escuela entre apuros y carencias. Los trabajos de adaptación no habían concluido cuando alumnos y maestros ocuparon el lugar. Había fallas y averías en los sistemas de electricidad, plomería y albañilería, así como en canceles y vidrios,8 que tal vez habían podido eludir los funcionarios públicos anteriores, pero que resultaban insoslayables para aquel grupo de niños que, además, pasaban allí todo el día.9 Hasta en los salones de danza, recién adaptados, se habían hundido varias duelas con sólo dos semanas de uso.10 Del mobiliario ni se diga. Señala el maestro Tulio de la Rosa: "Yo me traje de mi casa todos los cojines... incluso los que estaban en uso, porque los niños no tenían dónde sentarse para estudiar la primaria y la secundaria. No teníamos nada".11

Los maestros no fueron los únicos en aportar; los alumnos —o mejor dicho sus padres— también hicieron donaciones.12

Poco a poco llegaron los remedios, mas no en su totalidad: la clave oficial de la escuela, por ejemplo, se obtuvo de la Secretaría de Educación Pública (sep) en febrero de 1978,13 pero a tres meses de finalizar aquel año escolar (1977-1978) todavía no recibían los vertedores para agua potable, las mesas y bancos para el laboratorio, los colchones para el gimnasio ni el botiquín de primeros auxilios,14 razón por la que renunciarían algunos maestros de escolaridad.

A esto se aunaba otra clase de problemas. La creación intempestiva de una escuela15 implicaba también mover el aparato burocrático de la sep, el cual es bastante pesado, de ahí que los maestros sufrieran innumerables irregularidades en el pago de sus sueldos.16

En estas circunstancias de carencia extrema, pero también de intenso entusiasmo —derivado de la exaltación por haber ganado no sólo una batalla, sino de paso una escuela— se reestructura la Unidad de Desarrollo Biopsicosocial, en octubre y noviembre de 1977, con el nombre de Área Biopsicosocial.17 Esta etapa inicia con dos integrantes nuevas: la psicóloga Adriana Luna Parra y la dietista María de la Paz Mendoza. Refugio Cortina Céspedes seguía al frente como coordinadora. Luna Parra, igual que las integrantes del primer grupo,18 había trabajado en el área psicopedagógica del Programa de Guarderías del imss.19 La dietista Mendoza, en cambio, se había formado en la Escuela de Dietética del Hospital Colonia y daba clases en la Escuela de Enfermería y Obstetricia del Instituto Politécnico Nacional (ipn).20 Las apoyaba en sus quehaceres la secretaria María de la Caridad Pérez.

Las nuevas circunstancias del Área Biopsicosocial eran distintas de las que privaban durante su primera etapa. Ya no se trataba de cuidar de un pequeño grupo de huérfanos que compartían las mismas condiciones de vida (o en dado caso la falta de ellas).21 Se trataba ahora de una escuela completa: alumnos, maestros y administrativos. Pero ésta era especial. Era el lugar donde se iban a aplicar todas las consignas de la danza clásica cubana establecidas en el convenio cultural con Cuba firmado en septiembre de 1975, en conjunto con el genio administrativo del director de Danza, ingeniero Salvador Vázquez Araujo, para impulsar —ahora sí que sin trabas— el ballet clásico en el país. De ahí que el Área Biopsicosocial juzgara prioritario replantear, si no es que hallar, incluso, su razón de ser.

Así, mientras el personal académico y administrativo sorteaba sus dificultades, el Área Biopsicosocial se dio a la tarea de indagar sobre su propio quehacer en relación con la escuela. Sus búsquedas y reflexiones culminaron en un objetivo:

Asesorar en la integración de una comunidad educativa que permita a sus alumnos un saludable desarrollo integral22 como individuos responsables de sí mismos y de su grupo social; que sean capaces de desenvolverse dentro del área académica y dentro de la danza de acuerdo a [sic] los objetivos que en estas [áreas] se planteen.23

Para cumplir con este designio, el Área Biopsicosocial desarrolló un plan de trabajo, el cual sacaría a la luz las situaciones de salud mental y física más urgentes de la comunidad, mismas que irían a ser típicas (¿o sería más apropiado decir crónicas?). El plan de trabajo constaba de tres actividades: apoyar en la elaboración de los objetivos de la Escuela Nacional de Danza, integrar a la comunidad de la escuela en torno al logro de esos objetivos y esbozar un perfil de la población escolar, o, en sus propias palabras, conocer a sus integrantes.24 El propósito detrás de estas tres actividades, íntimamente relacionadas entre sí, era dar cohesión y coherencia a la nueva institución y a la comunidad que la formaba, lo cual permitiría más adelante a las integrantes del área aplicar los conocimientos de sus correspondientes disciplinas (psicología, sociología y nutrición) en favor del desarrollo integral de las mismas. La idea era, en palabras de la coordinadora de la escolaridad, "...apoyar a los niños; que se fueran formando seres equilibrados y contentos con ellos mismos".25

Lo interesante de la propuesta del Área Biopsicosocial en cuanto a su primera tarea es que considerara que los objetivos debían salir del conjunto de la comunidad escolar, es decir, del grupo de trabajo (la dirección, los integrantes del Área Biopsicosocial, y el personal docente, administrativo y de intendencia), los estudiantes y los padres de familia,26 en lugar de que los impusiera uno solo de esos grupos. Esta postura tenía un fundamento lógico: si los objetivos emanaban de la comunidad, era factible que ésta buscara la manera de lograrlos debido a su identificación y compromiso personal con ellos.

El material a partir del cual se elaborarían los objetivos se habría de obtener de una junta de reflexión con los maestros, programada para diciembre (1977),27 en la cual se determinarían, entre otros factores, "las características físicas, psíquicas y sociales que entiende la comunidad educativa como indispensables para lograr un sano desarrollo integral del individuo",28 y de una asamblea general, planeada para enero de 1978.29 La asamblea tenía una doble función: por un lado, generar la información necesaria para elaborar los objetivos y, por el otro, empezar a integrar a la comunidad en torno al logro de los mismos.

Para la asamblea general se planeó una dinámica compleja: los participantes (la comunidad) llenarían, individualmente y en grupo, unas cédulas o encuestas30 en las que anotarían lo que esperaban de la escuela, de sus áreas (académica y artística) y de cada uno de sus grupos específicos (alumnos, dirección de la escuela, maestros, padres de familia e integrantes del Área Biopsicosocial). Después de esta labor de reflexión, expondrían ante los demás sus conclusiones, luego de lo cual los miembros de cada grupo específico se reunirían para elaborar una respuesta conjunta a lo que la comunidad había expresado de ellos.31 La información obtenida se analizaría en febrero y enseguida se redactarían los objetivos.

La finalidad general que se articuló con base en la información recabada fue la siguiente: "Formar bailarines profesionales con un desarrollo integral que se caracterice por su alta preparación técnico-académica y su espíritu de superación constante".32
 

 
 
En cuanto a los objetivos particulares, del área académica se esperaba que los alumnos egresaran con "un nivel adecuado para seguir una carrera universitaria"; que alcanzaran "un alto nivel cultural, con información histórica y social que les permita tener un marco de referencia del cual sean conscientes para poder proyectarse por medio de la danza", y que adquirieran los conocimientos que les permitieran cuidar y responsabilizarse de su salud y su figura.33 Los objetivos particulares del área artística iban dirigidos a "que los alumnos ...adquieran la motivación y la preparación técnico-artística que les permitan ser bailarines profesionales que impulsen la danza en México".34

Las características psicosociales que la comunidad consideró necesarias para el alumno fueron: "aceptación de sí mismo, capacidad de expresión, sensibilidad, compañerismo, capacidad de trabajar en grupo, disciplina, responsabilidad, creatividad, inquietud intelectual, deseos de superación, amor a la danza y capacidad de reflexión".35 En los documentos no
aparecen las características físicas de los alumnos solicitadas por el Área Biopsicosocial a los maestros.36

Tenemos, pues, que la prioridad de la escuela era la preparación técnica, impulsada por un afán de superación continua. Las metas secundarias eran satisfacer, en su caso, los requisitos académicos de las universidades para un posible ingreso en ellas; sembrar en los alumnos esa conciencia histórica y social que hiciera de ellos ciudadanos conscientes y creadores comprometidos; hacer de ellos seres maduros y responsables de su propio bienestar físico, y, finalmente, inculcarles la motivación para fomentar la danza en nuestro país. Sin lugar a dudas, quien egresara de esta escuela sería un ser integralmente desarrollado.

Estos objetivos, en sí mismos, esbozaban ya un perfil institucional y humano al cual aspirar. El cincel de los anhelos y las expectativas de la comunidad de Morena daba forma a un modelo ideal.

Para que los objetivos señalados arriba se cumplieran se requería de la participación de la comunidad completa, pues era imprescindible que todos se hicieran responsables de su cumplimiento o, en otras palabras, que "jalaran parejo" y en la misma dirección. Ésta era la segunda actividad del plan de trabajo del Área Biopsicosocial.

La tarea de integración iniciaba con la asamblea general y se iría afianzando por medio de entrevistas individuales, si se estimaban necesarias; de "reuniones periódicas para reforzar la actitud de corresponsabilidad", y, por último, brindando a los maestros "la oportunidad de superación profesional permanente para lograr una integración de actividades académicas y artísticas".37 Esta labor presentaba ya serias dificultades para el Área Biopsicosocial, aun cuando aparentemente en la asamblea cada grupo mostró buena voluntad aceptando como compromiso las propuestas de los participantes.38

La asamblea se llevó a cabo el 14 de enero de 1978.39 A ella asistieron sesenta por ciento de padres de familia, la mitad de los maestros40 y personal no docente y cuarenta y cinco por ciento de alumnos.41 Estas cifras hablan. Primero, de un grupo de personas profundamente comprometidas con la escuela: los padres de familia. Muchos de ellos habían participado en los movimientos a favor de una carrera especializada de danza clásica. Natural es que tomaran a pecho la ocasión de expresar lo que esperaban de ella ahora que su lucha había dado frutos. Su importancia era tal que la dirección de la escuela había implantado demostraciones abiertas de clases de técnica de danza clásica para padres de familia, una manera de demostrar que la escuela funcionaba y que había valido la pena el esfuerzo.42 Los maestros de danza, en cambio, sabían claramente qué esperar de su sueño hecho realidad. ¿Qué necesidad tenían de asistir a una asamblea si, además, ya habían ido a una junta de reflexión previa?43 Los profesores de la escolaridad, bueno, eran de la escolaridad precisamente, y quizá no tenían mayor interés en aquello de la danza. Pero los alumnos, ¿por qué tan pocos? ¿Acaso no habían luchado, también, por una carrera especializada?

Cabe suponer que la ausencia de estos últimos se debiera a que muchos niños estaban allí por imposición o interés de sus padres (tendencia que se repetirá de aquí en adelante, y que lleva implícita una falta de integración por parte del alumno con la escuela), o bien a que estaban ensayando (como también será la tendencia en adelante, lo cual refleja una falta de integración de los maestros en el quehacer de la institución). Sin embargo, lo ocurrido en la asamblea permite suponer que su ausencia era expresión de una inconformidad no verbalizada ante su situación particular como alumnos, o bien resultado de un simple temor de hablar ante quienes podían sentirse ofendidos, y ver afectadas, como en toda escuela, sus calificaciones subsiguientes.

Acudamos a la asamblea. Los participantes han llenado sus cédulas y ponderado las preguntas en torno a los grupos y las áreas que constituyen el nuevo plantel. Toca a ellos expresar lo que esperan del alumno. Se van poniendo de pie, uno a uno, compartiendo sus visiones y expectativas. Las integrantes del Área Biopsicosocial apuntan: "Aprovechamiento, entusiasmo, realización como bailarines profesionales, actitud de superación y empeño, alto nivel de preparación técnica, académica y cultural, responsabilidad y disciplina".44 Ahora se agrupan los alumnos y juntos elaboran su respuesta:
 

"[Aceptamos] el compromiso de responder a las normas de la Escuela Nacional de Danza para lograr lo anterior, pidiendo a cambio paciencia y actitud de orientación [y] no de crítica de [parte de] los maestros".45 Y con estas palabras, tan frescas y llanas, se develan años —¡qué digo: siglos!— de tradición docente en el ballet.

Paciencia y orientación (constructiva, desde luego, no de crítica)... A los ojos del Área Biopsicosocial, cuyas integrantes observaban las clases y habían revisado los cuestionarios, los maestros tenían del alumno un enfoque más bien técnico, y no consideraban la relación personal y afectiva con él.46 "Se hace notar —se vieron en la necesidad de aclarar— que el establecer un contacto afectivo con cada alumno no implica descuidar el cumplimiento de los objetivos mencionados y de las normas establecidas por la escuela".47 En mexicano: "lo cortés no quita lo valiente".

A los ojos de algunos alumnos, la situación no era tan sutil: "...llegaban y te pegaban, y te decían: `Abre, abre', con un palo, o te gritaban. Yo me acuerdo que me decían: `Eres una babosa'. Y tú asumías eso como una forma de que [así] es, y pues ni modo, me lo tengo que aguantar... si quiero ser bailarina..."48

Esto, que sin duda era una falta de integración entre alumnos y maestros, era también la expresión viva, por un lado, de una falta de capacitación docente, debido a la simple inexistencia de una formación pedagógica para maestros de danza (por tradición se ingresaba en el aula con la varita en la mano cuando concluía la carrera en el escenario), y, por el otro, de los intereses de ese grupo de maestros por lograr la inserción de la danza clásica mexicana en el escenario mundial, en el que hacían gala de excelencia las grandes escuelas del mundo, muy particularmente la de Cuba: afán y celo por superarse en virtuosismo y belleza expresiva.

Las integrantes del Área Biopsicosocial eran ajenas a este mundo de intereses y tradiciones. No que desaprobaran el esfuerzo y la disciplina; muy al contrario, comprendían que para alcanzar los niveles de perfección que pretendía la escuela se requerían rigor y ahínco.49 Pero, ¿eran éstos sinónimos forzosos de intolerancia, frialdad y chinchorrería?

Esta diferencia de perspectivas explica por qué, unos meses después, la dirección de la escuela consideró esta disidencia de opiniones como una falta de integración del Área Biopsicosocial "a las verdaderas necesidades de la escuela".50 Diferencia de perspectivas que se iría agudizando en el futuro.

A este panorama comunitario fragmentado por puntos de vista e intereses tan disímbolos se añadía la falta de integración entre el mismo alumnado:

En el transcurso del periodo escolar —informa el Área Biopsicosocial—... se detectó en la mayoría de los grupos problemas de integración entre los alumnos. Dichos problemas... tienen origen en diferentes fuentes, como son: distinto nivel socioeconómico, cultural, familiar y antecedentes escolares, sumándose a esto el hecho de convivir durante 11 horas diarias bajo una doble exigencia de cubrir el objetivo académico y el objetivo artístico.51

Pero también se debía —y esto lo ignoraban ellas— a que la comunidad de la escuela estaba compuesta en gran parte por el grupo disidente de la Academia de la Danza Mexicana, el cual desarrollaba sus actividades, por primera vez, en instalaciones propias y sin la tensión cotidiana de los enfrentamientos recientes, y a que la lucha que los alumnos habían entablado en la academia52 era un elemento de cohesión que los diferenciaba, o separaba, de los nuevos estudiantes, por lo que su sentido de apropiación era también distinto.

Ante el área de la escolaridad por lo menos no había tanta resistencia aún, aunque algunos maestros de danza bien habrían podido prescindir de ella. "Me decían —comenta la coordinadora de la escolaridad—, por ejemplo, que para qué ... teníamos matemáticas para los alumnos de danza".53
 

 
 

Frente a este panorama, el Área Biopsicosocial tenía una gran labor por delante. Faltaba ahora la tercera y última actividad de su plan de trabajo: conocer a los integrantes. Pero al decir "conocer", las colaboradoras de esa área estaban hablando de una aprehensión multidisciplinaria que permitiera el entendimiento y la visión global de aquella comunidad en ciernes. Este conocimiento se obtendría mediante la recabación de datos biológicos, psicológicos y sociales, obtenidos en entrevistas individuales, encuestas, exámenes físicos y médicos, y por la observación directa.54 De recabar los datos de personalidad y perfil psicológico55 se encargarían Adriana Luna Parra y una nueva psicóloga, Luz Amalia Gómez Gómez, quien se integró al área en febrero de 1978. La licenciada Gómez compartía la misma visión de Adriana Luna y Refugio Cortina, dado que venía, igual que ellas, del área psicopedagógica del Programa de Guarderías del imss. La contratación de otra psicóloga respondía a la cantidad de trabajo que implicaba esta actividad en la escuela, por lo que hacía falta apoyo, además de que las integrantes del área tenían otras actividades —que oscilaban entre las relaciones públicas y las propias de su especialidad— en la Dirección de Danza, a la que pertenecían.56

La elaboración del perfil nutricional estuvo a cargo de la dietista María de la Paz Mendoza, quien realizaría entrevistas y aplicaría encuestas57 a padres de familia y alumnos, con el fin de analizar los hábitos nutricionales de los mismos. Con base en los resultados, desarrollaría una serie de orientaciones para ambos grupos y haría los ajustes necesarios al programa alimenticio.58

La información biológica,59 referente al estado de salud de los alumnos, la brindaría el servicio médico del Centro Deportivo Olímpico Mexicano (cdom), con el que el inba había entablado relación casi dos años antes.60 Dos médicos del cdom —el doctor Rojas61 y el doctor Mario Olivares Hidalgo (†)— revisarían a diez alumnos tres veces a la semana, el primero por las mañanas y el segundo por las tardes. Estos exámenes se llevarían a cabo en la Dirección de Danza —que entonces tenía sus oficinas en la Academia de la Danza Mexicana (adm)—, entre el 22 de febrero y el 13 de marzo de 1978.62 Además de esta revisión se les harían un examen de laboratorio y una radiografía de tórax en las instalaciones del cdom, adonde los niños debían acudir, al igual que a la Dirección de Danza, en compañía de un maestro. Desafortunadamente, los informes del Área Biopsicosocial que sobrevivieron al tiempo y al celo destructivo de los custodios del archivo no reportan nada sobre los resultados de estos exámenes.

A esta última actividad —la tercera de su plan de trabajo— la bautizaron, llanamente, "elaboración de expedientes"63 (los cuales serían periódicamente actualizados) y planearon concluirla en cinco meses, de enero a mayo. Esta labor no se limitaba exclusivamente a los alumnos, aunque de ellos se recabaría el máximo de información: abrirían expedientes de maestros y administrativos, e incluirían a los padres de familia en los de sus hijos. El plan de trabajo del Área Biopsicosocial era, pues, integral, como lo era el Programa de Guarderías del imss del cual se derivaba, con una sola diferencia: en el último no había fragmentación; todos compartían los mismos intereses.

A la par de su trabajo de investigación, el Área Biopsicosocial atacaba el mal eterno de las instituciones dancísticas oficiales: la figura de sus alumnas. Dado que el sobrepeso había sido un problema recurrente en la adm,64 desde el principio se intentó prevenirlo en la Escuela Nacional de Danza [Clásica]. Esto se hizo con base en el Programa de Nutrición elaborado, desde 1975, por la nutricionista Victoria Guillén y que incluía, entre otros aspectos, las normas que debía cumplir el servicio alimenticio (comedor, alacena y cocina), planeado en aquella época para las instalaciones de la adm, pero no se pudo concretar debido a la escisión de la escuela. El Programa de Nutrición llegó a manos de la directora, Sylvia Ramírez, el 21 de noviembre de 1977, precedido por una carta de Refugio Cortina en la que limitaba el compromiso del Área Biopsicosocial a dicho servicio.65 El espacio asignado para ello fue el sótano de la escuela, donde se controlaría la ingesta calórica de un grupo de niños, en especial de sexo femenino, que a juzgar por la experiencia tenderían a engordar en la pubertad, aun cuando su cuerpo infantil fuera esbelto. Para fines de 1977 se habían elaborado ya largas listas de mobiliario66 y solicitado cotizaciones para la instalación de gas;67 nadie intuía que este segundo intento no se realizarían aquí tampoco: las autoridades del INBA tenían otros objetivos a futuro.
 

 
 
Mientras se planeaba el acondicionamiento del sótano los niños comían en la fonda Doña Lupita, una cocina económica ubicada a una calle de la escuela, adonde los maestros los llevaban en fila y por grupos.68 María de la Paz Mendoza elaboró menús para que doña Lupe los preparara. Sus órdenes, sin embargo, no siempre eran respetadas. Lupita guisaba rico, pero, como en todas las fondas, con mucha grasa. "Me dio trabajo hacerle entender que no íbamos a quitar hambre; íbamos a nutrir a los niños", dice María de la Paz. "Pero lo entendió a medias... si yo me descuidaba tantito les daba lo que quería."69

Para apreciar cabalmente las medidas que adoptó el Área Biopsicosocial en torno a la alimentación de los niños es importante comprender que los problemas de sobrepeso son, las más de las veces, resultado de una ingesta calórica inadecuada, consecuencia de los hábitos alimenticios familiares, hondamente enraizados en la cultura popular y a la vez estrechamente vinculados con las posibilidades socioeconómicas correspondientes a los niveles de ingresos, con lo cual no se descartan los casos de obesidad de índole genético o los de origen psicológico. Se optó, pues, siguiendo el programa de Victoria Guillén, entrar en ese ambiente extraescolar de la familia, con el fin de modificarlo, instruyendo a los padres de los alumnos. Esto era esencial, ya que los hijos tomaban dos de sus tres comidas en casa y la totalidad los fines de semana. Qué caso tenía controlar su ingesta en la escuela si luego "llegaban con los chicharrones, las papitas, todo lo que las mamás les compraban o les permitían comprar",70 o si lo perdido entre semana lo recuperaban de sábado a domingo. La instrucción a los alumnos también era importante, pues ellos podían ejercer cierto control sobre su propia ingesta si adquirían conciencia de lo que los beneficiaba.

Las pláticas de orientación a padres de familia se hicieron a fines de febrero y principios de marzo de 1978, con buena asistencia de su parte,71 y el ciclo de conferencias para alumnos tuvo lugar del 24 de abril al 12 de mayo.72 Llama la atención, sin embargo, que en los informes del área se reporten orientaciones nutricionales para maestros. ¿Qué implicación podían tener éstos con el asunto? Mucha: los maestros exigían de la dietista estrategias que violentaban el proceso de crecimiento de las niñas que estaban en plena etapa de desarrollo.73 Además, la influencia que ejercían los maestros sobre los alumnos y el poder con el que determinaban el futuro de los mismos de acuerdo con su figura eran ilimitados,74 sin advertir que la amenaza de perder la posibilidad de ser bailarina75 era terreno fértil para el cultivo de la anorexia y la bulimia. Finalmente, sucedía que los maestros se daban la libertad de sugerir a sus alumnos cambios en su alimentación, o ponían en entredicho los conocimientos y habilidades de la dietista.76 Es, pues, comprensible que María de la Paz Mendoza considerase urgente orientarlos: el ciclo de conferencias se programó para efectuarse del 24 al 26 de abril.77 "Muchos no asistían —concluye la dietista Mendoza—. Como que no les interesaba."78

La nutrición no era el único terreno en el que las integrantes del área consideraban que los maestros requerían fortalecer su entendimiento. Gran parte de la gama de problemas que quedaron registrados en sus informes y que hemos expuesto aquí pueden reducirse a una simple falta de información y de capacitación. De ahí que, entrada la primavera de 1978, el Área Biopsicosocial desarrollara algunas actividades orientadas hacia la capacitación de los maestros.
 

 
 
   
El 9 de mayo se ofreció una conferencia en relación con la adolescencia titulado "Problemas insolubles que impidan a los aspirantes ser aceptados en la escuela como alumnos aun llenando los requisitos de las pruebas físicas a cargo del Área Biopsicosocial ".79 El título de esta conferencia es significativa, ya que implicaba que era necesario aclarar a los maestros que aun cuando un aspirante llenara los requisitos de aptitudes físicas podían existir aspectos de otra índole que fueran poco favorables para el desarrollo de ese individuo como bailarín. Ese mismo mes, el área organizó un ciclo de conferencias sobre "Problemas de la salud mental en México" en el Teatro de la Danza.80 También se consideró la organización de cursos mediante los cuales el personal docente pudiera superarse profesionalmente y de manera continua, con el fin de apoyar al profesor en su integración a "las actividades académicas y artísticas".81

Por supuesto que no todo en la escuela era fragmentación; en el área dancística hubo avances significativos. La aplicación de la técnica cubana, a través de maestros que habían aprendido y unificado criterios de metodología gracias a la capacitación que habían recibido de los cubanos, se traslució en progresos que recibieron un reconocimiento nada despreciable.82

A fines de mayo de 1978 los miembros del Área Biopsicosocial tenían ya información amplia y suficiente sobre esa comunidad que se proponían conocer. La realidad que refleja su mirada no corresponde del todo al modelo ideal planteado en la asamblea —mismo que había que procurar—, aunque esbozaba el inicio de un perfil académico, psicológico, social, físico, estético y artístico muy particular, cuyos trazos irían calando hondo algunos y desdibujándose otros en los años por venir. A raíz de esto, su labor consistiría en implementar las herramientas necesarias para ayudar a corregir y luego asegurar, dentro de lo posible, que las personas que ingresaran de ahí en adelante (alumnos, maestros y administrativos) lo hicieran con el máximo de esas cualidades. La tarea que tenían por delante no sería fácil: a escasos nueve meses de aquel peregrinar inicial, la Escuela Nacional de Danza [Clásica] fue integrada en un proyecto mayor: el Sistema Nacional para la Enseñanza Profesional de la Danza, plantel de tres escuelas (clásica, contemporánea y folclórica) cuya diversidad y magnitud diversificarían y aumentarían a su vez las dificultades internas que el área había esbozado de esta pequeña escuela.• 

*Kena Bastien (ciudad de México, 1954) es investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón, del inba, donde realiza estudios en torno de la ciencia y la salud. Ha publicado ensayos, semblanzas y diversas traducciones. En junio de 1997 funda el Acervo de Danza y Salud en la Biblioteca de las Artes como base académica para futuros profesionales de la salud interesados en dicho arte.

Referencias

Todas las referencias de este texto provienen de fuentes inéditas.

Archivos

Archivo Muerto del Instituto Nacional de Bellas Artes.

Entrevistas (todas realizadas por la autora)

Fabiola Flores, México, D. F., 1º de noviembre de 1999.

Gloria Guerrero, México, D. F., 28 de febrero de 2000.

Adriana Luna Parra, México, D. F., 23 de marzo de 2000.

María de la Paz Mendoza, México, D. F., 6 de noviembre de 1996.

Tulio de la Rosa, México, D. F., 21 de octubre de 1996.

Notas

1Se emplean los corchetes porque no era aún su nombre oficial (tenía varios, como puede observarse en el primer párrafo), y para dejar claro que se trata de la actual Escuela Nacional de Danza Clásica. A fin de evitar confusiones con la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello, no se utilizarán siglas para esta escuela durante el periodo 1977-1978.

 2La cifra era para distinguirla de la ya existente Escuela Nacional de Danza [Nellie y Gloria Campobello].

 3Carta del ingeniero Ozuna Coronel, jefe del Departamento de Programación y Coordinación, al ingeniero Salvador Vázquez Araujo, México, D. F., 3 de octubre de 1977, Archivo Muerto del Instituto Nacional de Bellas Artes (en adelante aminba), caja 200/001, expediente "Danza, Dirección de".

 4Entrevista de la autora con el maestro Tulio Pérez de la Rosa, p. 3.

 5Carta del Colegio de Clásico al ingeniero Salvador Vázquez Araujo, 5 de septiembre de 1977, aminba, caja 200/001, expediente "Danza, Dirección de".

 6Ibid. Véase también Carta de Sylvia Ramírez al ingeniero Salvador Vázquez Araujo, México, D. F., 10 de septiembre de 1977, aminba, caja 200/001, expediente "Danza, Dirección de".

 7"Informe de actividades 1977-1982", México, D. F., documento de diecisiete páginas, aminba, caja 2221, expediente "Memorias Dirección de Danza (inba) 1982", p. 1.

 8Oficio end/núm. 48, de Sylvia Ramírez al arquitecto Ramiro González, director de Edificios de la sep, México, D. F., 1º de diciembre de 1977, aminba, caja 41, expediente "Correspondencia enviada. Varios 1977/78".

9Los alumnos ingresaban a las 7:30 horas y salían a las 19:30.

 10Oficio end/núm. 48.

 11Tulio Pérez de la Rosa, en entrevista citada, p. 3. Sabemos también, por el oficio núm. 66 del 13 de diciembre de 1977, que los pizarrones llegaron en noviembre y las sillas con paleta apenas el 13 de diciembre.

 12Cartas de agradecimiento, aminba, caja 41, expediente "Correspondencia enviada. Varios 1977/78".

 13Oficio dse-200/78, México, D. F., 16 de febrero de 1978, aminba, caja 41, expediente "Pérez de la Rosa Getulio/78".

 14Oficio end núm. 22, de los maestros Sylvia Ramírez y Getulio Pérez de la Rosa, documento de seis páginas, México, D. F., 16 de enero de 1978, aminba, caja 41, expediente "Dirección de Danza 1978".

 15A raíz de las pugnas que se suscitaron en la Academia de la Danza Mexicana a mediados de 1977 entre los maestros de danza clásica y los de contemporáneo respecto de la instauración de una carrera especializada de ballet, las autoridades del inba optaron por brindar a los primeros un espacio propio para ello. Entre el 1º y el 30 de septiembre los futuros directores y maestros de la nueva escuela revisaron los programas de estudio, elaboraron el plan de materias, organizaron el cuerpo docente, administrativo y de intendencia, y efectuaron los exámenes de admisión. Véanse "Informe de actividades 1977-1982...", p. 1., y Kena Bastien, "La adm: un reto a la reestructuración dancística nacional (1976-1977)", Cenidid José Limón, 2000, en proceso de publicación.

 16Oficio end núm. 22.

 17El Área Biopsicosocial es un organismo multidisciplinario interno, fundado en 1975 con el nombre de Unidad de Desarrollo Biopsicosocial. Su finalidad es brindar apoyo a la comunidad escolar dancística oficial del inba a través de cuatro áreas (medicina, nutrición, psicología y trabajo social). Su primera etapa corrió entre 1975 y 1977, año en el que se desintegró. Este capítulo comprende el inicio de su segunda etapa.

 18La Unidad de Desarrollo Biopsicosocial, conformada entre agosto de 1975 y principios de 1977 por la nutricionista Victoria Guillén Álvarez, la psicóloga Estela Rodríguez, la auxiliar en psicología Rosario Barrera, la coordinadora Refugio Cortina Céspedes y la secretaria Luz Eugenia Castro Uribe.

 19Currículum en expediente M-911, Servicios de personal, Instituto Nacional de Bellas Artes.

 20Currículum en expediente L-457, Servicios de personal, Instituto Nacional de Bellas Artes, y entrevista de la autora con María de la Paz Mendoza.

 21En 1975 el Departamento de Danza del inba, como parte de un proyecto de reestructuración nacional, seleccionó a un grupo de varones de dos orfanatorios de la ciudad para hacer de ellos bailarines. Véase Kena Bastien, "La danza de los orfelinos", Cenidid José Limón, 2000, en proceso de publicación.

 22Cursivas mías.

 23"Plan de trabajo del Área Biopsicosocial en relación a [sic] la Escuela Nacional de Danza", documento de seis páginas firmado por Refugio Cortina, Adriana Luna Parra y María de la Paz Mendoza, enviado al ingeniero Salvador Vázquez Araujo en diciembre de 1977, aminba, caja 41, expediente "Área Biopsicosocial 77/78", p. 2.

 24"Plan de trabajo del Área Biopsicosocial...", p. 3.

 25Entrevista de la autora con la maestra Gloria Guerrero, p. 4.

 26"Plan de trabajo del Área Biopsicosocial...", p. 2.

 27Ibid., p. 4. Como preparación para esta junta los maestros llenarían en casa un cuestionario cuyas preguntas se refieren al alumno, a la dirección de la escuela, al Área Biopsicosocial y a los padres de familia. No preguntan sobre los demás trabajadores que participarían en la asamblea general. Véase la "Cédula 1a", aminba, caja 41, expediente "Área Biopsicosocial 77/78".

 28Se trata de la cédula 2. En ella se pide la opinión sobre el área académica y artística. La finalidad era aglutinar y resumir la información obtenida en las cédulas 1a, 1b, 1c y 1d. aminba, caja 41, expediente "Área Biopsicosocial 77/78". Véase también "Plan de trabajo del Área Biopsicosocial...", p. 3.

 29"Primera asamblea de la Escuela Nacional de Danza", documento de una página, sin firma y sin fecha. En él se describen el objetivo general, los objetivos específicos y la metodología. aminba, caja 41, expediente "Área Biopsicosocial 77/78".

 30Cédulas 1a, 1b, 1c y 1d. Estas cédulas eran, respectivamente, para maestros (únicos que llenarían la suya en casa), padres de familia, alumnos y personal no docente. Las preguntas de cada cédula son similares a las expuestas en la nota 27. aminba, caja 41, expediente "Área Biopsicosocial 77/78".

 31"Primera asamblea..."

 32"Conclusiones de la primera asamblea de la Escuela Nacional de Danza", documento de cuatro páginas, sin fecha, aminba, caja 41, expediente "Área Biopsicosocial 77/78", p. 1.

 33Ibid., p. 2.

 34Op. cit.

 35Ibid., p. 3.

 36Tal vez no se describieron en la junta, porque los miembros del Área Biopsicosocial solicitan, en un documento posterior, que la dirección de la escuela los describa para que los alumnos sepan "lo que se espera de ellos". Véase "Sugerencias", documento de cuatro páginas, aminba, caja 41, expediente "Área Biopsicosocial 77/78", p. 3.

 37"Plan de trabajo del Área Biopsicosocial...", pp. 3-5.

 38Véase "Conclusiones de la primera asamblea...", pp. 2-4.

 39"Reporte de las actividades del Área Biopsicosocial, según lo programado en la junta del día 1-2-78", documento de dos páginas, sin fecha, aminba, caja 41, expediente "Área Biopsicosocial 77/78", p. 2.

 40El documento no hace distinción entre los de escolaridad y los de especialidad.

 41"Conclusiones de la primera asamblea...", p. 1.

 42"Informe de actividades 1977-1982...", p. 2.

 43Esta falta de participación por parte de los profesores de danza fue incluso motivo de preocupación para la dirección de la escuela, misma que recalca en un informe la escasa asistencia de los docentes. Véase "Reporte...", pp. 1 y 2.

 44"Conclusiones de la primera asamblea...", p. 3.

 45Op. cit.
 46Op. cit.
 47"Sugerencias...", p. 3.
 48Entrevista de la autora con la maestra en comunicación y ex alumna de la Escuela Nacional de Danza [Clásica] Fabiola Flores, p. 5. Véanse también Gloria Guerrero y María de la Paz Mendoza, en entrevistas citadas. La mayoría de las integrantes del Área Biopsicosocial entrevistadas mencionan este aspecto de la docencia dancística. Si bien la Asociación Internacional de Psicología Educacional y Escolar determinó, en 1996, como prioridad el tema de la violencia en la educación, la violencia en la enseñanza de la danza ha sido poco —si acaso— estudiada, y a mi parecer es importante, ya que esclarecería las causas que comúnmente suelen adjudicársele (frustración, falta de capacitación, ideas erróneas en torno a la disciplina, etcétera). Sobre la violencia en la educación, véase Carmen Dagfal Barrera y Graciela Noemí Álvarez, "La irrupción de la violencia en la institución educativa", en Idea, revista de la Facultad de Ciencias Humanas de la unslp, núm. 24, pp. 75-83.
 49Véase entrevista de la autora con la psicóloga Adriana Luna Parra.
 50"Reporte de actividades...", p. 2
 51Anexo 2 del "Informe de actividades del Área Biopsicosocial..."
 52La Escuela Nacional de Danza [Clásica] se creó para dar cabida a las demandas del colegio de clásico de la adm de constituirse en especialidad y así zanjar los enfrentamientos entre clásicos y contemporáneos. Dichas demandas fueron respaldadas por los alumnos de la institución. Véase Kena Bastien, "La Academia de la Danza Mexicana..."
 53Gloria Guerrero, en entrevista citada, p. 10.
 54"Plan de trabajo del Área Biopsicosocial...", pp. 2-6.
 55Para la que diseñaron la "Cédula anexo 2a", aminba, caja 41, expediente "Área Biopsicosocial 77/78".
 56Véase Adriana Luna Parra, en entrevista citada.
 57Que se recabaría en la "Cédula anexo 2b", aminba, caja 41, expediente "Área Biopsicosocial 77/78".
 58"Plan de trabajo del Área Biopsicosocial ...", p.6.
 59"Cédula anexo 2c", aminba, caja 41, expediente "Área Biopsicosocial 77/78".
 60Véase Kena Bastien, "La danza de los orfelinos", op. cit.
 61"Servicios médicos", documento de una página, aminba, caja 41, expediente "Área Biopsicosocial 77/78". No se refieren el nombre ni el segundo apellido de este médico en el documento citado.
 62"Informe de actividades 1977-1982...", p. 3.
 63"Plan de trabajo del Área Biopsicosocial...", p. 4.
 64Véase Kena Bastien, "La Academia de la Danza Mexicana..."
65Carta de Refugio Cortina a Sylvia Ramírez, México, D. F., 21 de noviembre de 1977, aminba, caja 41, expediente "Mtro. Getulio Pérez... 1977".
 66"Lista de mobiliario", México, D. F., 18 de octubre de 1977, aminba, caja 41, expediente "Área Biopsicosocial 77/78".
 67"Cotización de Gas Rex", 26 de octubre de 1977, aminba, caja 41, expediente "Área Biopsicosocial 77/78". La empresa cotizó el proyecto en $9,820.00.
 68Tulio Pérez de la Rosa, en entrevista citada.
 69Entrevista de la autora con María de la Paz Mendoza. Esto valió para que, meses más tarde, no la contrataran para encargarse del comedor del snepd.
 70Ibid., p. 4.
 71"Reporte de actividades...", pp. 1-2.
 72"Informe de actividades...", p. 1.
 73María de la Paz Mendoza, en entrevista citada, p. 4.
 74A los niños que tenían problemas de sobrepeso se les daba de baja.
 75Sobre el significado familiar, social y escolar de ser bailarina, véase Fabiola Flores, en entrevista citada.
 76Gloria Guerrero, en entrevista citada, pp. 8-9.
 77"Informe de actividades 1977-1982", p. 4.
 78María de la Paz Mendoza, en entrevista citada, p. 4.
 79"Informe de actividades 1977-1982...", p. 1.
 80"Informe de actividades 1977-1982...", p. 4.
 81"Plan de trabajo del Área Biopsicosocial...", p. 3.
 82Nos referimos a la asistencia del presidente José López Portillo y su esposa el 1º de julio de 1978 a la función de fin de año de la escuela en el Teatro del Bosque. Véase "Informe de actividades 1977-1982...", p. 4.•