El cementerio marino
*Paul Valéry

Ambroise Paul Toussaint Jules Valéry nació en Sète, pequeño puerto francés del Mediterráneo, el 30 de octubre de 1871. Cursó estudios de derecho en Montpellier y más tarde se estableció en París. Allí entró en el círculo del poeta Stéphane Mallarmé, cuya influencia fue manifiesta sobre sus primeros poemas. Posteriormente, abandonó la poesía y se dedicó al estudio de temas científicos, en especial las matemáticas. Escribió ensayos y libretos de ballet.

A instancias de su amigo André Gide volvió a escribir poesía y en 1920 publica Álbum de versos antiguos. En 1922 aparece Charmes. En él se incluye la que sería su composición más conocida —y reconocida—, Le cimetière marin (El cementerio marino).

Valéry fue elegido miembro de la Academia Francesa en 1925 y murió en París el 20 de julio de 1945.

El cementerio marino, del cual presentamos este fragmento inicial, es un extraordinario ejemplo del rigor formal, la reflexión filosófica y la belleza más decantada del verso que, al unirse, crean esa rara e infrecuente experiencia estética llamada poesía.

Nuestra colección Cuadernos de la Memoria pronto publicará la versión completa de este poema, en una espléndida traducción al español realizada por la recientemente fallecida poeta argentina Ana Lia Schifis y con estudio y notas de Bernardo Ruiz.
 

Traducción de Ana Lia Schifis

Ce toit tranquille, ou marchent des colombes,

Entre les pins palpite, entre les tombes;

Midi le juste y compose de feux

La mer, la mer, toujours recommencée!

O récompense apres une pensée

Qu'un long regard sur le calme des dieux!

Quel pur travail de fins éclairs consume

Maint diamant d'imperceptible écume,

Et quelle paix semble ser concevoir!

Quand sur l'abime un soleil se repose,

Ouvrages purs d'une éternelle cause,

Le Temps scintille et le Songe est savoir.

Stable trésor, temple simple a Minerve,

Masse de calme, et visible réserve,

Eau sourcilleuse, Oeil qui gardes en toi

Tant de sommeil sous un voile de flamme,

O mom silence!… Edifice dans l'ame,

Mais comble d'or aux mille tuiles, Toit!

Temple du Temps, qu'un seul soupir résume,

A ce point pur je monte et m'accoutume,

Tout entouré de mon regard marin;

Et comme aux dieux mon offrande supreme,

La scintillation sereine seme

Sur l'altitude un dédain souverain.

Ese manso techo donde andan las palomas,

Entre pinos palpita, entre tumbas;

El justo mediodía hace allí fuegos

¡El mar, el mar, siempre vuelve sobre sí!

¡Qué recompensa después de un pensamiento

Una larga mirada sobre la calma de los dioses!

Qué puro trabajo de finos brillos consume

Tanto diamante de imperceptible espuma,

¡Y qué paz parece concebirse!

Cuando sobre el abismo un sol descansa,

Obras puras de una causa eterna,

Centellea el Tiempo y es Saber el sueño.

Estable tesoro, templo sencillo a Minerva,

Masa de calma y visible reserva,

Agua ensimismada, Ojo que guardas en ti

Tanto sueño bajo un velo de llama,

¡Oh mi silencio!… Edificio en el alma,

Pero cumbre de oro con mil tejas, ¡Techo!

Templo del Tiempo, que un solo suspiro resume,

A ese puro punto subo y me acostumbro,

Cercado por mi avizorar marino;

Y como para los dioses mi mayor ofrenda,

Cintiliar el fulgor sereno siembra

En la altura un desprecio soberano.

   
Comme le fruit se fond en jouissance,

Comme en délice il change son absence

Dans une bouche ou sa forme se meurt,

Je hume ici ma future fumée,

Et le ciel chante a láme consumée

Le changement des rives en rumeur.

Beau ciel, vrai ciel, regarde-moi qui change!

Apres tant d'orgueil, apres tant d'étrange

Oisiveté, mais pleine de pouvoir,

Je m'abandonne o ce brillant espace,

Sur les maisons des morts mon ombre passe

Qui m'apprivoise a son frele mouvoir.


Como el fruto en gozo se deshace,

Como en delicia cambia su ausencia

En una boca donde su forma muere,

Yo aspiro ahí mi devenir de humo,

Y el cielo canta al alma consumida

El cambio de la orilla en rumor.

¡Bello cielo, verdadero cielo, mírame cambiar!

Después de tanto orgullo y tanta extraña

Ociosidad, plena de poder,

Me abandono al brillante espacio,

Sobre las casas de los muertos mi sombra pasa

Y me somete a su frágil movimiento.