Una guía ejemplar

*Rodolfo Bucio

Muchos estudiosos coinciden en que la filosofía nace de la perplejidad. Al contemplar las cosas naturales y los eventos humanos, el filósofo intenta aprehenderlos con una segunda mirada, la que nace del asombro por indagar qué son o por qué son así. José Ortega y Gasset dijo que no había título más afortunado para un libro filosófico que el que Moisés Ben Maimón (más conocido por el helenizado Maimónides) le había puesto a uno suyo: Guía de los perplejos.

En la primera parte de El discurso del método Descartes escribió:

    ...la lectura de todos los buenos libros es como una conversación con los mejores ingenios de los pasados siglos que los han compuesto, y hasta una conversación estudiada en la que no nos descubren sino lo más selecto de sus pensamientos...1

Palabras justas para calificar y disfrutar a un clásico como éste. Veamos cuál es el diálogo presente.

Maimónides (Córdoba, 1135-El Cairo, 1204) es el filósofo judío más importante de la Edad Media. Así como Santo Tomás y Averroes representan (en el cristianismo e islamismo, respectivamente) el intento medieval de síntesis de la oposición entre fe y razón, el cordobés juega un papel similar en el judaísmo. Se le ha considerado un rabí de la misma preeminencia de Jehudá Haleví o Ibn Gabirol, incluso escribió —aunque en menor volumen— poesía como éstos.

Maimónides escribió en árabe Dalalat Al Harijin, o sea Guía de los perplejos (que algunos traducen como descarriados), para explicar (por entregas) a José Ben Yehudá, discípulo suyo, algunas dudas. O en sus palabras: "Vi que habías estudiado algo de estas cuestiones con otros maestros; pero estabas agitado y angustiado por diversas dudas..."2 El libro, entonces, está hecho para aquellos que han emprendido estudios filosóficos pero aún se encuentran perplejos.

Antes de su muerte, Maimónides pudo ver la versión al hebreo efectuada por su alumno Samuel Ibn Tibón —de la que alcanzó a corregir algunas partes—, con el título Moré Nebujim. Al mediar el siglo xiii Sem Tob Ben Yosef Ibn Falaquera en su Moré ha Moré (Guía de la Guía) intentó señalar y arreglar algunas de las fallas de Ibn Tibón. Hasta el siglo xv es vertido al español, gracias a la versión de Pedro de Toledo.
 

Aparte de su gran labor filosófica y religiosa (donde destacan su Comentario a la Mishná y la Mishné Torá, además de aportaciones a la Cábala), Maimónides fue un gran médico. Salió de España al ser invadida Córdoba por los almohades. Con su familia se instaló en Fez, Marruecos, y fue allí alumno de Judá Ibn Sason. Tras una nueva persecución, viajó a Palestina. En El Cairo, y gracias a su fama, fue el doctor de cabecera del sultán Saladino y de su visir, Alfadhel. Se dice que Ricardo Corazón de León le ofreció el puesto de médico real en Inglaterra.

En el siglo XIX Salomón Munk realizó la primera edición crítica de la Guía, traduciéndola del original árabe al francés (pues todas las otras venían del hebreo). Apareció publicada entre 1856 y 1866 y ha sido considerada desde entonces la mejor edición de este libro en idioma alguno. Casi cien años después, conmemorando el 750 aniversario de la muerte de Maimónides, la editorial argentina S. Sigal encargó a León Dujovne la traducción al español de la versión de Munk. Esos tres tomos aparecieron en Buenos Aires en 1950.
 

En México la primera edición, aunque incompleta, de la Guía la hizo la editorial Orión a mediados de los años sesenta. Quizá se debió más a un interés esotérico (suponiendo que allí había secretos cabalísticos), pues dicha editora es conocida sobre todo por sus afanes de distribuir libros de esa índole.3

 
 
Hasta 1984 encontramos una nueva traducción al español del libro clásico de Maimónides, ahora dado a la imprenta en Madrid por Editora Nacional, debida al empeño de David Gonzalo Maeso. Se trata de una versión con mucho de erudita. Sin ser una edición crítica, es lo que más se le parece en nuestra lengua.

Maeso asegura en su prólogo saber de la publicación preparada por Dujovne, pero desconocerla. Afirma:

    ...el publicista argentino León Dujovne, traductor de varios libros, dio a la estampa la que nos ocupa, con el mismo título... retraducción de la francesa de Munk... totalmente desconocida en España, y confesamos que, aun teniendo suficiente conocimiento de la misma, pese a las intensas gestiones realizadas por varios conductos, nos ha sido imposible conseguir un ejemplar.4

En su espléndido prólogo a esta nueva edición Angelina Muñiz-Huberman dice: "La Guía de los perplejos es una de esas obras que trascienden el ámbito particular para integrar los grandes valores de la humanidad, como puedan serlo La Ilíada, la Suma teológica, la Divina comedia o El Quijote."5 El elogio no es exagerado. El libro de Maimónides representa un monumento de la filosofía (y el pensamiento) de cualquier época.

La Guía está dividida en tres partes, que corresponden a los tomos de esta edición. En la primera Maimónides hace una exégesis de distintos términos que se han predicado de Dios por simple analogía. Expone la forma de atribución negativa. Y culmina hablando de algunos de los argumentos del calam. La segunda parte desarrolla distintas tesis peripatéticas (es decir, de los seguidores de Aristóteles). Señala las diferencias entre las inteligencias separadas (o ángeles), el intelecto activo universal y las esferas. Habla de las distintas posiciones acerca de la creación o no del mundo (inclinándose él por la creación ex-nihilo). Finalmente expone sobre las profecías y los profetas. La tercera parte comienza refiriéndose al Maasé Mercabá (o Relato del carro celestial), la visión del profeta Ezequiel. Después aborda el mal, la providencia y el libre albedrío. Y termina exponiendo algunas cuestiones misceláneas.

Como en la mayoría de los filósofos de la Edad Media, es evidente la influencia de Aristóteles. Baste recordar que se le solía llamar, en lugar de su nombre, sólo como El Filósofo. Pero Maimónides no se conforma con ese horizonte de pensamiento: también encontramos aquí ideas neoplatónicas, que posiblemente le llegaron a través de Filón, otro pensador judío.

El método de exposición maimonideano lo hermana con muchos otros filósofos anteriores y posteriores. Recordemos, por ejemplo, a Sócrates. En la obra platónica lo vemos discurrir de tal modo que lo primero que utiliza es un método lingüístico: indagar qué significa o qué entendemos por una determinada palabra o concepto. Si vamos al Teeteto, la pregunta apunta hacia la ciencia, o al amor en El banquete, y así por el estilo.

Maimónides, y eso lo resalta Angelina Muñiz-Huberman en el prólogo, desarrolla un análisis lingüístico. Tal vez se deba, también, a una influencia religiosa. Porque en el judaísmo, y es un aspecto relevante en la Cábala —y otros misticismos—, en Dios la palabra es simultánea al acto de crear, por tanto la lengua tiene un poder creativo, infinito. Así que Maimónides se preocupa, primero que todo, por establecer el significado de los conceptos.

Para llegar a saber el significado de las palabras recurre a las raíces de éstas. Y luego establece si tal término debe entenderse de manera literal o metafórica. Así, afirma —por ejemplo— que el lenguaje bíblico está, normalmente, lleno de alusiones que no deben entenderse —a riesgo de equivocarse— al pie de la letra.

Si Aristóteles es su referente remoto, el contemporáneo son los filósofos árabes, sobre todo los motecálimes, o sea los seguidores del calam, o escolástica islámica. Contra ellos discute Maimónides lo referente a la creación del mundo, la demostración de la existencia de Dios, la providencia y temas semejantes.

En el terreno teológico el cordobés es conocido como el filósofo de los atributos negativos. Afirma Maimónides que a veces es mejor seguir una ruta distinta para conocer. Así, para saber qué o quién es Dios, dice que no hay mejor forma de conocerlo que comenzar por predicar de Él aquello que no es. Así, por ejemplo, podemos decir que Dios no es mortal, no es finito, etcétera. Pero también es necesario decir que Dios no existe. ¿Por qué? Dado que Dios es una unidad, la existencia no es un atributo (o algo que le viene de fuera). Lo único que se puede decir de Dios son sus propias palabras (contenidas en Éxodo, III, 14): "Yo soy el que soy".

 
 
   
Esta forma de la predicación negativa se volvió célebre en algunos pensadores escolásticos posteriores, de las tres religiones. Recordemos en el cristianismo a Alberto Magno y a su discípulo más destacado, Tomás de Aquino. Y no sólo ésa es la influencia maimonideana. Sus ideas resuenan en muchos otros autores, como Spinoza, Leibniz o Hegel.

La presente edición de la Guía de los perplejos es un esfuerzo inédito en México. Nunca antes se había intentado publicar en nuestro país la totalidad de este importantísimo libro. Los estudiosos de la filosofía medieval y del pensamiento en general podrán ahora tener en sus manos esta obra fundamental, con una presentación adecuada y sobria. Al estar a punto de cumplirse 865 años del nacimiento de Maimónides, no hay mejor homenaje a su memoria.•

Maimónides, Guía de los perplejos. Tratado de teología y de filosofía, 3 vols., versión de León Dujovne, prólogo de Angelina Muñiz-Huberman, México, cnca (Cien del Mundo), 1993, 344, 280 y 360 pp.

*Rodolfo Bucio (ciudad de México, 1955) estudió filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue becario en narrativa del inba-Fonapas (1982-83) y del Centro Mexicano de Escritores (1985-86). Ha publicado los libros Las últimas aventuras de Platón, Diógenes y Freud (1982), Escalera al cielo (1982) y Geoda (2000).
Notas

1 René Descartes, Discurso del método. Meditaciones metafísicas, traduccción, notas y prólogo de Manuel García Morente, undécima edición, Madrid, Espasa-Calpe (Austral, 6), 1968, p. 31.

2 Maimónides, Guía de los perplejos. Tratado de teología y de filosofía, vol. I, versión de León Dujovne, prólogo de Angelina Muñiz-Huberman, México, cnca (Cien del Mundo), 1993, p. 40.

3 Esta edición no parece registrada en la bibliografía que Alicia Axelrod-Korenbot consigna en su libro Maimónides filósofo, México, unam, Facultad de Filosofía y Letras (Seminarios), 1981, 202 pp.

4 Maimónides, Guía de perplejos, edición preparada por David Gonzalo Maeso, Madrid, Editora Nacional (Clásicos para una Biblioteca Contemporánea, 27), 1983, p. 39.

5 Maimónides, Guía de los perplejos. Tratado de teología y de filosofía, vol. I, op. cit., p. 19.