SOBRE EN EL NOMBRE DE DIOS.
RELIGIÓN Y DEMOCRACIA EN MÉXICO
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Edmundo Jacobo Molina*

Leer la obra de Rodolfo Soriano, En el nombre de Dios. Religión y democracia en México me permite opinar, más allá de los lugares comunes, sobre una institución que, al igual que la universitaria, ha logrado sobrevivir a lo largo de los siglos a fuerza de presumir de sabiduría, cuidándose celosamente, convenciendo a la sociedad de su utilidad y construyendo normas para hablar con propiedad de ella y en su nombre. La fe como la razón, dirían los clásicos, son neutrales ante los intereses cotidianos, pero las instituciones que las custodian saben que mucho le deben al acontecer mundano y reproducen en su gobierno las prácticas de la sociedad de la que forman parte.

El libro de Rodolfo Soriano, coeditado por el Instituto Mora y el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, nos ilustra al respecto. Se trata de un esfuerzo significativo en la formación de un autor que es brillante egresado, en el campo de la sociología, de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Rodolfo, posteriormente, continuó sus estudios en el Instituto Mora, donde cursó la maestría en sociología política, y se graduó con un trabajo de análisis y seguimiento sobre la relación conflictiva entre la Iglesia y la política, bajo la dirección del doctor Ricardo Pozas Horcasitas. Sin duda alguna, se trata de un verdadero aporte en un campo más propicio al uso y al abuso de adjetivos que a la evaluación mesurada y científica.

Adelanto que el maestro Soriano se prodiga en la sistematización de fuentes poco conocidas, inéditas o de difícil acceso, como lo son las eclesiásticas, siendo uno de los rasgos distintivos de su quehacer intelectual, justamente el de la novedad documental y la originalidad en los enfoques interpretativos.

Este es un libro extraordinario, que contiene documentos y fotografías originales del sinarquismo. El trabajo se ordena alrededor de una preocupación fundamental, en palabras de Rodolfo Soriano: "Dar cuenta de los cambios que han permitido que una institución como la Iglesia adecue sus puntos de vista a propósito de la construcción de un régimen democrático." Y el autor lo logra, rastreando y desmontando el alcance del corpus normativo de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), así como su posicionamiento público frente a fenómenos del interés colectivo.

Se afirma, y con motivo, que este proceso de transformación estructural de la Iglesia mexicana encuentra su fundamento en distintos factores sustantivos:

1. La reconfiguración del ethos del catolicismo en el nivel planetario, a partir de las orientaciones litúrgicas y de pastoral social del Concilio Vaticano II.

2. La reforma al artículo 130 constitucional (1991) que reconoce la pluralidad de credos y de estructuras que dan vida y aliento a actores jurídicos de la realidad mexicana.

3. El consecuente restablecimiento de relaciones diplomáticas con el Vaticano.

4. El relevo generacional e ideológico ocurrido al frente de la propia CEM.

En este marco se inserta, desarrolla y convalida la hipótesis nuclear del estudio, consistente en que la propia CEM ha participado, de modo destacado, en la construcción de una cultura política de orientación democrática en México. Este postulado no resulta de menor importancia, dada la proclividad natural de buena parte de nuestros analistas a identificar a la élite de la Iglesia católica como un factor cohesivo del poder político dominante, marcado por el conservadurismo e, incluso, la reacción. A tal grado que, en múltiples ocasiones, suelen rescatarse única y exclusivamente aquellas expresiones o posiciones pastorales vinculadas con el trabajo de las comunidades eclesiales de base, por ejemplo, en démerito de otras manifestaciones que, en principio, también serían impulsoras del cambio democrático, el fortalecimiento de nuestras instituciones y, en general, eso que hemos dado en denominar "la transición".

Mérito indiscutible del volumen es el de proponer que el segmento dirigente de la Iglesia no es único ni indivisible, sino que, por el contrario, demuestra ser un conjunto plural e integrado, al mismo tiempo que requiere, para su plena comprensión, del recurso de los matices y de la renuncia a los fundamentalismos de todo signo.

Esta presentación de En el nombre de Dios. Religión y democracia en México, por su brevedad impide profundizar en su rica materia de análisis. Empero, valdría la pena enunciar, así sea someramente, los presupuestos del trabajo analizado, en torno de nueve planteamientos conceptuales, a saber:

1. La concepción del trabajo sociológico como "un empeño para comprender el sentido de la acción".

2. La convicción compartida de que "la religión es capaz de modificar pautas de conducta".

3. La sociedad entendida como sistema y ámbito de intercambio, cuyo propósito es la construcción de sentido.

4. El análisis del discurso de la CEM, concibiéndolo como una traducción de las luchas o los sistemas de dominación.

5. La polisemia del lenguaje religioso, basado en las reinterpretaciones de mensajes y prácticas incluyentes, que permite participar a todos los grupos.

6. La tesis de la doble operación paradójica que concibe a las élites religiosas como certificadoras del trabajo público de los políticos, así como estructuras de mediación entre la religión y la política.

7. El supuesto de que el discurso religioso como poder se sustenta en "actos de disertación" que si bien no son coercitivos, heterónomos y obligatorios como la norma jurídica positiva, sí fungen en calidad de "advertencias" que inducen comportamientos específicos o los inhiben.

8. La idea de que la interacción dinámica entre el contexto retórico, las representaciones sociales, las actitudes y valores socioculturales, y la accidentada historia de las relaciones Estado-Iglesia, desempeñan un papel crucial en la argumentación de los obispos mexicanos, en la percepción que tienen de sí mismos y en su capacidad para proponer y producir transformaciones en el contexto en el que actúan, y por último

9. La convicción del autor relativa a que los textos que integran el corpus documental de la CEM (mensajes, orientaciones pastorales y mensaje pastoral), analizados en el libro, son consistentes con los planteamientos generales de la doctrina social de la Iglesia.

Después de todo este breviario se podrá concluir cuán estimulante resulta el material del maestro Rodolfo Soriano, mismo que exige una lectura atenta y cuidadosa por su profundidad analítica y su rigor académico. Se trata de un trabajo pionero sobre la compleja relación Estado-Iglesia en México que, con seguridad, provocará nuevas reflexiones y se convertirá en un punto de referencia obligado.

Por último, en el nombre de Dios se han dicho muchas cosas y créanme que Rodolfo las dice bien y para bien.

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Soriano, Rodolfo, En el nombre de Dios. Religión y democracia en México, México, Instituto Mora/Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, 1999, 348 p.

* Edmundo Jacobo Molina (Hermosillo, Son., 1955). Filósofo, adscrito al Departamento de Economía, de la Universidad Autónoma Metropolitana -Azcapotzalco, en la cual se desempeña como profesor de tiempo completo desde 1981.