El día se aclaró.
Cuando la lluvia no cesa de deslavar la madre tierra, es como si las
calles no parecieran tan mugrientas. Pero en cuanto se detiene la lluvia,
el agua acumulada en el camino inmediatamente se transforma en un charco
de color negruzco. ¡Chap!, ¡chap! Numerosas plantas de los
pies chapotean el agua continuamente.
—¡Mira! Una gota de lodo le salpicó el pie.
Qué pereza tener que lavar la ropa, preparar la comida. Qué
pereza tener que comer... ¡Sería mucho mejor si la gente nunca
tuviera la necesidad de alimentarse! Pero es de esta forma como el círculo
de la vida se mantiene. Hacer el mandado, preparar la comida y luego hacer
la digestión. Después de esto los alimentos se transforman
en mierda. La cual se usa para cultivar verduras, granos y luego otra vez
hacer el mandado... ¿Qué tanto en la vida de una persona
se desperdicia en todo esto?
Aquello que importa, ahora su estado de ánimo ya mejoró.
Este es nuevamente otro anochecer que da lugar a una nueva esperanza. ¿Por
qué ayer por la noche no vio en el autobús aquella conmovedora
cara? Es como si hubiera perdido una pintura muy apreciada. ¿Será
que hoy se podrá topar con ella en el autobús? Esa mujer
desconocida ya no es tan joven, su cara tampoco es tan bella. "Quién
dijo desconocida, hace poco más de un año me topaba casi
todos los días con ella en esta misma corrida de autobús".
—En verdad, esa cara da mucho que pensar, es meditativa, sonriente,
melancólica... Siempre llena de vida. Se asemeja al argumento de
un libro que cautiva, a una hermosa creación artística, es
una imagen viva, la gente no puede quitarle los ojos de encima.
—Cuando duerme, ¿será igual de cautivadora?
Con frecuencia se podría transformar un semblante vulgar en uno
bello y atractivo. Este es del tipo que sólo siendo un gran maestro
del arte se es capaz de atraparlo en toda su belleza. La belleza que fluye,
la belleza de la vida.
Él no es un gran maestro, inclusive ni siquiera es reconocido
como un auténtico pintor.
¡Qué absurdo! ¿Acaso es sólo porque no tiene
el talento necesario o no se esfuerza lo suficiente?
En principio, él debería o podría llegar a ser
un pintor talentoso. Sus ojos tienen la memoria de un talento innato que
no es fácil encontrar en la gente común.
¿Puede alguien saber cuál es la causa de todo esto?
Con excepción de los grandes maestros del arte, ¿podría
él fascinarse con esa cara?
Apoyado en su memoria visual ya le ha trazado innumerables bosquejos.
Esta mujer desconocida y al mismo tiempo encantadora, cada una de sus expresiones
está colgada sobre las paredes de su pequeña habitación,
desde muy diversos ángulos lo mira, lo observa.
Tal vez no debería eludir a la esposa del viejo Huang. El viejo
Huang ya no está más en este mun-do. Excepto él, ¿existe
alguien más que sepa y recuerde todos los bosquejos de las pinturas
en los que el viejo Huang concebía sus ideas artísticas asfixiadas
en el embrión justo antes de nacer?
—¡Toda esa entrega! ¡La mayor parte de los sueños
de mucha gente fracasaron, se hicieron pedazos! Si no hubiera sido así
es probable que hubiera una gran cantidad de Lie Weidan. ¡Yo
aún no creo que los chinos sean tan idiotas!
Desde los vasos sanguíneos de la gente brota la sangre que alimenta
a las moscas.
Ese pintorcillo talentoso, ese mercantilista que sólo le interesa
su posición, por esa pintura inesperadamente ganó prestigio
en las bellas artes dentro y fuera del país.
Para nada es el pintorcillo un gran maestro de las bellas artes, lo
que hace es alimentarse con la inspiración del talento de los grandes
maestros y de esta forma hace maravillas.
Debería ayudar a la esposa del viejo Huang. Sin embargo, ¿existe
alguien que pueda decir todo esto con claridad? Si él pudiera dar
su propio testimonio, por el contrario, es probable que eche a perder las
cosas. Es confiable la veracidad de esas palabras, pero por encontrarse
del lado opuesto su posición es privilegiada. Esa persona realmente
es afortunada. La Revolución Cultural tornó a la gran mayoría
en un desastre, pero para los demonios, ladrones, especuladores y tipos
astutos se convirtió en una gran oportunidad para destacar, la cual
no habían tenido durante mil años.
Para iniciar una empresa hay de todo, para alcanzar la gloria se puede
valer de todo. Con excepción de los sentimientos y sensaciones,
probablemente no hay nada que no se pueda robar, que no se pueda hurtar,
sólo se necesita un corazón ennegrecido y una mano caliente.
Obviamente este pleito no está ganado. Posiblemente aún
tiene un poco de miedo. Teme que no pueda conservar ni siquiera ese pequeño
rincón de su cuarto.
—¿Qué no hay alguien que pueda expresar esta parte sucia
de la pintura? No, además de las historietas cómicas la pintura
solamente puede expresar estados de ánimo e inspiraciones.
—No me veas tan indignada desde esa pared, ¿acaso nunca hiciste
justo algo en contra de tu voluntad? Claro que sí, no eres una súperhumana,
tampoco vives en el vacío, además la física ya lo
demostró, no existe el verdadero vacío. En verdad tú
y yo somos iguales. Bueno, mi sacerdotiza, ya me confesé.
—¿Tú también quieres solicitar que te transfieran
de trabajo? ¡Qué sabes hacer! ¡Qué puedes hacer!
¿Quién te necesita? Tú tampoco meditas. ¡Ts!,
¡ts!, ¡ts! Al viejo Shen le necesita mucha gente, pero sólo
a mí me da pena que se vaya.
La cara del director del departamento muestra un aspecto de quien malgasta
el dinero, hay que admitir la arrogancia de la gente con mala suerte. No
obstante el tono de su voz es firme, tanto que su cara se ve radiante.
Evidentemente el director no considera su petición como la de una
persona normal, además considera el asunto como una historia absurda
del Shan Hai Jing. En este libro, la tortuga negra puede hablar, los animales
salvajes se pueden transformar en seres humanos. La hija del emperador
también se puede casar con el emperador dragón que habita
en las profundidades de las aguas... toda la gente que ha escuchado o leído
esas historias muestra la sonrisa radiante como la del director.
Estudió pintura. No es muy claro por qué lo pusieron a
trabajar en el centro de artículos y materiales. Claro, ¿qué
sabe hacer? Además ¡qué puede hacer! Sólo en
ocasiones festivas como "el primer día del año", "el día
nacional" o "la fiesta de la primavera" se necesita escribir los caracteres
chinos con caligrafía de forma artística, la gente aún
piensa que él es un perpetuo egresado del Instituto Nacional de
las Bellas Artes. Estas oportunidades pueden ser tan escasas, inclusive
tan fugaces en esta tierra, que no esperan dejar alguna impresión
en la gente cuando ya han sido olvidadas.
Por supuesto, eso es una mofa, un juego, una verdadera ofensa. A pesar
de ser un hombre, no puede lamer su propia herida frente a otros. Levanta
la cara, ella desde la pared lo ve con simpatía. Su corazón
tiembla. Un hombre de cincuenta años no puede derramar lágrimas,
las lágrimas son asunto de mujeres.
—Gracias, mi ángel.
Esta mujer desconocida, a diferencia de sus familiares y amigos, lo
conoce y procura mucho más. Parece que ellos se han reconocido mutuamente
desde que existían, cada uno, como células individuales.
En verdad, ella es como su confesora, su ángel de la guarda.
¡No hay nada de él que no pueda saber o que le dé vergüenza
que lo sepa! Además, de ninguna manera se va a burlar, ni tampoco
va a chismear sobre su amargura con otra gente en sus ratos de ocio.
A más de un año, la contempla, la medita, la delinea.
En silencio conversan con el corazón, y esto ya se ha convertido
en una necesidad en su vida.
Pero ayer al anochecer no la vio durante el recorrido del autobús,
sus emociones se alteraron tanto que toda una noche se mostró apagado,
sintió el mundo demasiado grande, tan grande que no había
manera de conocerlo, además él era pequeño, tan pequeño
que el mundo no se percataba de él. ¡Qué solo estaba!
Cuando se iba a acostar se quitó los calcetines y mirando los
hoyos en el talón, su espíritu lánguido se fue mucho
tiempo, luego, de repente cayó en la cuenta de que cada uno de los
bosquejos no eran tan expresivos. Entre más los veía más
torpe se sentía, se enojó, saltó de la cama descalzo
y los arrancó todos. No quedó ningún residuo de ellos,
los rompió en pedacitos hasta que el piso quedó cubierto
de cada uno de los trozos de papeles rotos.
Por la mañana tendría que quemar sigilosamente los trozos
de papeles rotos del piso. Sigilosamente, sino la mujer revolucionaria,
parlanchina, de esa misma unidad lo mirará fijamente de una forma
grotesca: "¡Cuántos retratos de mujeres!"
Afortunadamente ninguno de los cuadros es un desnudo. De lo contrario,
sin lugar a duda lo reportaría a la junta vecinal, a la estación
de policía y a un organismo de seguridad pública por haberse
convertido en un delincuente. Después, no importa lo que haga, ni
a dónde vaya por todas partes habrá gente que lo esté
observando, gente que comprenda su conducta habitual por ese prejuicio
absurdo.
Debería comprar un par de calcetines.
Hacía ya tiempo que no le quedaba otra alternativa más
que usar una y otra vez los calcetines que ponía en la caja de cartón
debajo de la cama. Ahora, el sólo unir cada trozo con pegamento
tampoco va a solucionar el problema. Cada uno de sus calcetines tiene un
hoyo en el talón. Desde que regresó de corregirse, el talón
de su pie parece que se transformó en una lija. No importa qué
calcetines escoja, a todos les lima de inmediato un gran hoyo.
No existe ninguna otra situación que pueda explicar la amargura
del hombre solitario como la de los calcetines llenos de hoyos en la caja
de cartón bajo la cama. ¡Por supuesto, él podría
desposarse con una mujer que le remendara los calcetines!
—¿Qué me pasa? No me puedo imaginar que haya sido capaz
de caer en semejante lío, ¿en qué me he convertido?
Y ella, ¿dónde está ahora? Él había
comparado a esa muchacha con un sueño, un nocturno, al agua de un
lago.
—¡Yo no sé si vaya a ser una buena esposa! ¡No sé
preparar la comida, ni tampoco remendar calcetines!
—¡No, solamente quédate sentada allí, me permite
verte eternamente y con eso es suficiente, más vale usar calcetines
con un hoyo en el talón!... Un cándido delirio.
—¿No se irá a burlar la gente de que soy una esposa floja?
—¡No permitiré que nadie lo sepa!
Nunca jamás pude contemplarla eternamente, además tampoco
hay tiempo para pintarle un retrato. En esta ocasión, todo esto
debe ser algo extravagante como para una práctica de un graduado,
¿por qué de repente tuvo la inspiración de pintar
un cuadro con una muchacha y un muchacho de espaldas desnudos? Por estas
dos espaldas ingenuas y cándidas, incomprensiblemente se convirtió
en un derechista, ¡qué incivilizado e ignorante es! Un estudiante
de las bellas artes que pinta un cuadro con las espaldas desnudas provoca
esta clase de calamidades.
Se acostumbró a ponerse los calcetines con hoyos, pero la sensación
debe ser muy distinta si se tiene una esposa arrogante, que no sabe zurcir
calcetines, y que también se pone calcetines con hoyos. Sin embargo,
él ya no fantasea con esa clase de sueños. De acuerdo a la
doctrina de Marx que dice "si lo necesitas, adelante, si no, retírate",
su anhelada pasión hace mucho tiempo que se degeneró. Ya
había comprendido que en la vida las relaciones deben ser más
sencillas para que sean menos problemáticas.
Con todas sus fuerzas restregó con sus manos su flaca y pálida
cara, parecía como si en ella estuviera pegada una telaraña
que no se ve, entró a ese almacén que abría las veinticuatro
horas.
La vendedora de calcetines estaba platicando con otra persona. Probablemente
ellos ya habían visto la película La tempestad de la guerra
sino-japonesa.
—¿Quién es Li Hongzhang? Parecía como si a menudo
el escritor lo describiera de esta manera.
La vendedora de calcetines tenía una voz como la de una campanilla
de plata.
—Li Hongzhang es un traidor de China.
—No es de extrañar que cuando él aparece en escena empieza
la balacera.
—Camarada, quiero comprar unos calcetines.
No hubo quien le respondiera. En comparación a Li Hongzhang,
su papel evidentemente no tiene importancia.
—¡Ah, esas pueden ser balas de salva!
—¿Aun a los traidores se les puede disparar balas de salva?
Subió el tono de voz y una vez más dijo: "Quiero comprar
unos calcetines".
Con indiferencia la mujer pasó de frente, inclinó el cuerpo
con el brazo recargado en el mostrador de vidrio, le echó un vistazo
y rápidamente miró todo ese cuerpo desalineado y miserable.
Después, alzando los ojos, preguntó: "¿De qué
tipo de calcetines?"
Se parecía mucho a una princesa soberbia que ya había
sido pedida en matrimonio por unas cien personas. Ciertamente, sus rasgos
faciales eran como los de una princesa muy hermosa, un contorno muy definido,
la proporción de cada una de sus partes armonizaban perfectamente,
y a pesar de que él tenía muchas ganas de hablarle, ya tenía
cuarenta y cinco años, además no tenía la intención
de pedirla en matrimonio, por un momento toda ella podía quitarle
la careta que cubría su rostro. Así por supuesto, lo escupió
directamente en la cara.
Todas las mujeres son iguales, ¿qué diferencia van a tener?
—¡De color azul oscuro!
Detrás del mostrador alguien llamó: "¡Xiao Wang,
su llamada!"
—¡Pah!
Lanzó un par de color rojo.
Él sonrió con amargura.
¿Va o no a esperar que termine de llamar por teléfono
y cambiar los de color azul?
Ya eran las seis veinticinco de la tarde. Si esperaba más perdería
la oportunidad de tomar esa corrida de autobús. "Olvídalo,
haz trampa un día más".
Allí está ella. Porta un paraguas de plástico color
azul claro bajo el brazo. Por encima de su camisa amarilla lleva puesta
una chamarra de color grisáceo. Las mangas de la chamarra ya desgastadas.
No se sabe si era debido a que su economía no era muy holgada, además
tenían el mismo aspecto que él, desde hace mucho tiempo que
ya había perdido el interés por las cosas materiales. En
su bolsa de red se encontraban unos pescados cintas, también había
verduras. Dentro de otra bolsa de imitación piel había muchos
envoltorios de diferentes tamaños. Hasta encima había cinco
paquetes unidos con un sello, impresos los caracteres de una cierta farmacia
china. Alguien estaba enfermo, no sabía si era su esposo o probablemente
su hijo. Seguramente estaría muy cansada, una cara de apariencia
cansada y preocupada, ligeramente ofreciendo su cuerpo, se apoyaba en el
barandal de la parada del camión. Así de frágil, del
tipo de quien necesita la ayuda de la gente, pero que no piensa en pedirle
algo a alguien.
El camión llegó. Siempre está tan apretujado que
no se considera entre la vida o la muerte. Ella seguramente va a regresar
a casa angustiada. Él se va a dirigir al lado de ella, y con toda
su fuerza va a abrirse paso entre la multitud amontonada, para permitirle
que pueda descender del camión. "Cuidado, no vaya a ser descubierto
por ella".
El mango del paraguas de alguien le pinchó la costilla. No era
necesario voltear la cabeza, seguramente era el mango de un paraguas de
nailon de acero inoxidable, por eso dolía tanto. No tenía
las suficientes capas de grasa que sirvieran para amortiguar esta fuerza.
El pasajero que se sentaba frente a ellos se bajó del camión.
El lugar quedó vacío, ella levantó los ojos hacia
él, mientras que él leyó en su mirada éstas
palabras: "¿Se sienta usted?"
Él con la mirada le contestó: "No, por favor siéntese
usted".
La mujer dejó escapar ligeramente un suspiro, su cuerpo pasó
por un costado y con pesadez se dejó caer en el asiento. Desde su
axila dejó caer el paraguas. Él se ocupó de examinarla.
Sabía que ella seguramente le iba decir un enfático gracias.
Temía que hasta su corazón se fuera a contraer. Tenía
miedo de llegar a oír un sonido de campanilla de plata igual al
de la vendedora de calcetines. Así, pensando de esta manera, la
imagen a la que ya estaba acostumbrado era la de ser partido en pedazos
por el sonido de la campanilla de plata. Nuevamente se puso a pensar qué
tan solo se encontraba, sin un amigo a quien pudiera platicarle sobre las
cosas del corazón.
Escuchó una frase desalentadora, y también unas palabras
breves y rudas: "Gracias".
Agradecido deseó mirarla a los ojos. Por un momento no pudo despertar
de esa felicidad que no comprendía. Había una voz sonando
dentro de su corazón, cierto, eran esas palabras: "¡No, debería
ser yo quien le agradezca, no me desaire!"
La mujer le lanzó una mirada graciosa con unos ojos que, con
excepción de su propio mundo, no han visto nada más. Por
supuesto tampoco lo vieron a él.
No era necesario, además él no pensaba en conocerla, tampoco
pensaba en ella. Tan sólo pensaba pintar esa conmovedora cara. Por
otra parte ya estaba pintada en los cuadros colgados que cubrían
su pared.
Si en ese momento le hubiera dicho: "¿Podría pintarla?"
Perdería enseguida la oportunidad de meditar en ella y la posibilidad
de verla todos los días. Aun si ella no gritara a la policía,
su esposo probablemente le zamparía una bofetada. Así están
de distanciados el uno del otro. Es común que las cosas más
naturales y simples se puedan transformar en algo tan complicado.
A casi todos los coleccionistas les gusta que su colección sea
admirada por otros. Como si todos desearan su tesoro con el mismo afán
que él, y en momentos de felicidad hasta se lo regalaría
a su propio amigo. Puede ser que no haya absolutamente nadie que no le
guste que su propia esposa sea apreciada por otra gente.
Ya que las personas son la pieza de arte más apreciada en la
naturaleza, ¿hasta cuándo van a dejar de ver los hombres
a las mujeres o las mujeres a los hombres, únicamente como un prospecto
de matrimonio, y así transformarse en una pieza de arte para ser
apreciado para siempre?
Tampoco se sabe de quienes surgen las sucias intenciones, quien permite
que el interés que se produce de un hombre hacia una mujer o de
una mujer hacia un hombre se debe a que inmediatamente lo va a amar, lo
va a poseer. Sin embargo, tarde o temprano llegará el día
en que el género humano se va a liberar del yugo de toda la hipocresía,
se lave la mugre de miles de años que reside sobre nuestro propio
cuerpo, se recupere ese aspecto honesto y natural como cuando se empieza
a crear la vida. Pero el camino hacia ese estado es tan largo y tan lejano.
—¿Qué fue lo que dijo? ¡Gracias! ¿No fue
de esta forma?
Trata de imitar repetidamente en su corazón su manera de hablar,
su tono de voz. Desde esa voz es como si los sentimientos lo atraparan
aún más. Neurótico tallando su propio dedo se preparó
para pintar de nuevo un bosquejo después de su cena.
La mujer de la misma unidad chillaba desde su cuarto: "¿Qué
se ha quemado? ¡Qué pesti-lencia!"
Si no mal recuerda, en la física a este tipo de voz le llaman
ruido, es decir, cuando la voz producida por las frecuencias del objeto
no vibran regularmente.
Ella estaba vestida con un chaleco y calzoncillos floreados, chancleando
sus zapatos corrió a la cocina.
Esto es verdaderamente desenfrenado, un escándalo. Un pintor
no puede dibujar desnudos, pero no hay una sola persona que crea que esta
forma de vestir sólo es apta para exhibirla en la cama a su propio
marido, exhibiéndose frente a otro hombre desconocido es una ofensa
contra la moral.
¿No es extraño? Este tipo de situaciones están
tergiversadas.
La mujer abrió la ventana de la cocina de un golpe, le dirigió
una mirada irritada y levantó la ceja. Entonces, él se dio
cuenta que la carne molida dentro del sartén se había pegado.
De forma enigmática ella le dijo sonriendo: "Por estar pensando
se te quemó la comida". Sin importar su expresión alegre,
él sabía que ella seguramente consideró que él
pensaba en una esposa, pero aún podía pensar en alguna otra
razón.
Por supuesto que esa carne molida no se podía comer. Tomó
la sartén y lo lavó bajo el grifo del agua. Ella cerró
el grifo y dijo: "No lo eches en el fregadero, va a obstruir la cañería".
¿Tan grave? Ni siquiera queda un poco de residuos de la carne
molida. Nadie puede actuar libremente bajo sus narices.
No importa, podría comer fideos con soya. Llenó una cacerola
de acero con agua y después vació en el agua los últimos
tallarines que quedaban. No necesitó una tapadera para cubrirla;
sin embargo, preocupado, no dejaba de echarle un vistazo para rebosar los
tallarines cuando empezaran a hervir. Deseaba que no fuera a pasar lo de
siempre, que olvidara rápidamente las cosas que se cocían
sobre la estufa.
Si se quemaran de nuevo, por la noche no habría nada para comer.
Las flamas del gas bailaban tan vívidamente, se mostraban tan
tibias, justo se parecían a sus sentimientos de hoy por la noche.
Al entrar a su cuarto cerró la puerta. ¡Qué bueno!,
estaba solo. Se sentó frente al caballete, absorto en sus pensamientos.• |